Por Pedro Antonio Salamanca
Un año más para revisar el devenir histórico del ejercicio profesional de los auditores salvadoreños y particularmente el desempeño de los auditores gubernamentales, pharm buy cialis que este próximo 31 de agosto, malady celebraremos por vigésima sexta vez, el “Día del Auditor Gubernamental”, pero que dos años más tarde, por iniciativa nuestra ante la Asamblea Legislativa, la Comisión de Cultura, que dirigía el recordado Dr. Héctor Silva, y luego que fuimos consultados, por medio del DL. No. 43, emitido el 26 de agosto de 1991, fue declarado el 31 de agosto de cada año, como “DIA DEL AUDITOR SALVADOREÑO; acontecimiento jurídico que reconoce e incluye a todos los profesionales que ejercen la auditoria en El Salvador, sin importar la naturaleza de la empresa o institución donde labora, si es auditor interno o externo, si es dependiente o independiente, si es auditor informático, fiscal, forense, mercantil o espacial; lo importante es que sea un profesional que ejerza la auditoria en El Salvador.
¿Cuál fue la verdadera razón de pensar en una celebración como esta? Sin duda, la necesidad de hacer valer el ejercicio de la auditoria en el sector público, porque quienes hasta entonces hacíamos labor de fiscalizadores, haciendo control previo, legalista, a control remoto, desde una sede central denominada Corte de Cuentas de la República, fuimos entrenados para ejercer la auditoria, pero este concepto y labor, para entonces no gozaba del reconocimiento y aceptación al interior de la institución; se requería mayor difusión y apoyo político para que se creara la estructura administrativa adecuada, incluido el marco jurídico necesario para su puesta en marcha; si no pregúntese usted, porqué un proyecto de ley elaborado en 1988, fue aprobado hasta el 31 de agosto de 1995.
Por esas razones, quienes habíamos formado la Asociación de Auditores Gubernamentales de El Salvador,1987, pretendíamos difundir, convencer, llamar la atención, martillar, sobre la necesidad de cambiar el viejo sistema de fiscalización por la práctica de la auditoria, por eso hacíamos esfuerzos para involucrar a los profesionales de otras gremiales, empresarios y políticos para que influyeran en los centros de decisión para que la auditoria fuera instaurada como herramienta principal del control gubernamental.
Es así, que surge la idea, y este servidor el principal responsable, de pensar en un día de celebración del ejercicio de la auditoria, para que se reconociera esa labor, destacar sus bondades, logros y desafíos en el control de la corrupción en el gobierno; y bien, ¡lo logramos!; durante muchos años, el 31 de agosto, lo celebramos con temas enfocados a esa temática; hicimos partícipes a profesionales, funcionarios y políticos; reconocimos el mérito de algunos profesionales, para ello instituimos el premio “Auditor Gubernamental del Año”, entregado ese mismo día; pero también durante muchos años, fue una celebración en familia, a pesar de que lo difundimos en campos pagados, conferencias, y eventos de toda naturaleza. Pero siempre, toda acción que nace para bien, y pensando en el bien común, como es el lema de nuestra Asociación, al final rinde sus frutos.
Hoy día, sin modestia alguna, admitimos y nos regocijamos de que aquella noble idea, de auto celebrarnos para alcanzar propósitos superiores y estratégicos, sea ahora, una celebración que además de ser legalmente establecida, es reconocida por organismos de tanto prestigio e incidencia en la vida nacional como son la Corte de Cuentas de la República, el Consejo de Vigilancia de la Profesión de la Contaduría pública y Auditoria; que también lo celebren gremiales de profesionales, auditores internos e independientes, y hayan fijado en el calendario cultural del país, la fecha 31 de agosto de cada año, como “Día del Auditor Salvadoreño”.
Siempre creímos que la auditoria y quienes la ejercen, merecen un justo reconocimiento por la sociedad y de las instituciones o empresas donde prestan sus servicios; por eso nos unimos al beneplácito de los auditores que celebran y aplaudimos aquellos que sus méritos serán justipreciados y galardonados este día, y por el bien de la profesión, su ejemplo, sirva de estímulo a todos los auditores y auditoras para engrandecer esta noble labor.
Por tanto, con mucho orgullo y sentimientos de alegría, las más sinceras felicitaciones a los hombres y mujeres profesionales en el ¡¡¡Día del Auditor Salvadoreño!!!