Patricia Meza
@pmeza1
Hablar sobre Fidel Castro, uno de los más grandes líderes de siglo XX que marcó al mundo con su revolución y su lucha inquebrantable contra el imperialismos “yanqui”, no debe limitarse a su paso por Cuba, América Latina y el mundo, si no también al legado que deja después de su muerte y que trasciende a la inmortalidad, sobre todo porque esto significa su última batalla.
Castro, quien se ganó la admiración de muchos y el odio de otros, no solo fue un estadista, sino un militar y político revolucionario de pura sepa que trató siempre, después del gane de revolución en 1959, de heredar al pueblo cubano, uno de los mejores sistemas educativos del mundo, el acceso a la salud, una canasta básica, vivienda digna, formación artística y cultural, pero sobre todo a que cada cubano desarrollara y aplicara los principios de la revolución.
Y es que este líder cubano nacido un 13 de agosto de 1926 en Birán, Cuba y quien murió el 25 de noviembre de 2016, siempre defendió que si las personas tenían argumentos y moral, podían librar cualquier batalla, en cualquier parte y salir victoriosos.
Sus argumentos, su moral y su empeño de ver una Cuba libre lo llevó a realizar unas de las batallas más significativas en la América Latina, contra el gobierno de Fulgencio Batista en 1953 al atacar el cuartel Moncada, donde fue apresado y exiliado a México, pero seis años después regresó a bordo del yate Granma y junto a su ejército rebelde logró la ansiada revolución en el 59, decretándose en 1961 el Estado socialista.
Estados Unidos impuso su bloqueo a la isla y fue la Unión Soviética que se convirtió en el principal aliado de Castro, casi por 30 años.
Fidel entonces estuvo al mando de Cuba por 49 años y no fue hasta el 24 de febrero de 2008 que entregó a su hermano Raúl las riendas del país, ya que cinco días antes había anunciado que no aspiraría a Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe.
Para El Salvador, la figura de Fidel Castro siempre ha estado presente sobre todo cuando llamó a las cinco fuerzas insurgentes el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), Fuerzas Populares de Liberación (FPL), el Partido Comunista Salvadoreño (PCS), Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC) y la Resistencia Nacional (RN), a aglutinarse en un solo objetivo, constituyéndose en el 80 como el Frente Farabundo Martí Para la Liberación Nacional (FMLN).
Pero los aportes que Cuba ha dado al país no solo han sido en el orden político, sino también con la salud, principalmente con la operación Milagro y la educación al formar profesionales en medicina, en la ELAM.
El Comité de Solidaridad con Cuba de Antiguo Cuscatlán consciente de estos aportes y de que el legado de Castro continúa vigente, realizó una reflexión colectiva sobre la hipótesis: El impacto del paso de Fidel Castro a la inmortalidad fortalece la revolución cubana y da nuevo impulso a las izquierdas en América latina y el mundo.
La actividad contó con la participación del historiador y profesor de la UCA, Ricardo Ribera; Fernando Rojas, historiador cubano; Alfonso Goitia, presidente del Colegio de Profesionales de Ciencias Económicas (COLPROCE; Godofredo Echeverría, moderador y miembros activos de los comités de solidaridad con Cuba de Antiguo Cuscatlán, Zacamil, Mejicanos, San Salvador, San Marcos, Ayutuxtepeque, Santa Tecla entre otro.
Rojas señaló que Fidel dejó importantes aportes a la humanidad, uno de ellos fue el internacionalismo; así como el análisis del sujeto revolucionario a través del concepto de pueblo, desde una perspectiva amplia en el que incluye a los obreros, los braceros, los agricultores, a los maestros y profesores.
Y destacó que Fidel fue capaz de hacer una ruptura de los dogmas existentes, como la supuesta imposibilidad de una revolución socialista a 90 millas de Estados Unidos, y el de hacer una revolución contra un ejército, lo cual fue muy útil para procesos de lucha centroamericanos, detalló Rojas.
Añadió como otros aportes fundamentales de Fidel la idea del papel de la cultura y la educación en la liberación y su condición de principal crítico de la Revolución.
También se refirió a la empatía generada de Fidel con el mundo entero y esto se ve en las redes sociales, ojalá que no aparezca una transnacional queriendo comercializar a Castro, afirmó.
Para Rojas, el planteamiento fundamental de la hipótesis de la actividad tiene que ver a como pensamos que se podría fortalecer la revolución cubana y como la muerte de Fidel da impulso.
En esto último se refiere a que no es la muerte del líder, sino como cada uno toma una actitud para seguir el camino de Fidel, con responsabilidad.
Por su parte, Goitia se refirió a la lucha que Castro tuvo que hacer para estabilizar la economía en Cuba, con las restricciones y limitantes que su pueblo aceptó.
En este siglo la economía cubana se abre y aunque el bloqueo continúa, la estrategia cubana permite inversiones y se ven mejoras en generación de empleos, se abren pequeñas empresas y todo está regulado para evitar distorsiones que perjudiquen el desarrollo del socialismo, afirmó.
Ribera agregó que Cuba ha sabido llevar el proceso revolucionario a través de Fidel, que es un ejemplo de muchas cosas y donde hay aspectos de la nación cubana que requieren seguir siendo investigados.
Para Ribera, el aporte revolucionario de Fidel y su liderazgo supieron conducir a la isla cubana y a ese pueblo en función de mantenerse, desarrollarse y ser ejemplo para los países de América Latina.
Ribera fue el primero en participar, luego que el moderador introdujera los elementos históricos y de contexto sobre la temática planteada para la reflexión. El legado de Fidel es importante para la América Latina y los procesos de integración de la región, que buscan esos nuevos modelos de desarrollo económicos y sociales. La actividad cerró con la participación de los asistentes, que expusieron sus dudas y comentarios, dejando claro que hay un compromiso de seguir el ejemplo y la guía de Fidel para avanzar en el proceso de cambios en su país y en la región sobre la base de la solidaria y la lucha por alcanzar la justicia social, política y en todos los ámbitos en la región. Y también para que el legado de Fidel trascienda con su concepto de revolución.
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