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La sangre derramada florece

Rosmeri Alfaro
Josué Parada
@DiarioColatino

Antorcha en mano, acompañados del sonido del caracol y abrigados por el sereno de la noche, la Comunidad Indígena de Izalco recordó, con una peregrinación, la lucha de los hombres y mujeres que reclamaron sus tierras ante la represión Martinista y que fueron masacrados hace 85 años.

Han transcurrido más de ocho décadas desde que miles de indígenas de diferentes municipios del occidente del país fueron masacrados por exigir sus derechos, sin embargo, los indígenas aún recuerdan con dolor el daño social y cultural que la masacre causó.

“Esa sangre que se encargó de bañar nuestras tierras, hoy más que nunca florece. Derribaron los árboles, pero no pensaron en que las raíces estaban vivas y que algún día tenían que brotar de nuevo, esa es una muestra de la Alcaldía del Común”, dijo Rafael Latin alcalde del Común, quien expresó que a 85 años de ese “vil asesinato”, la lucha por la dignificación de los pueblos originarios continúa.

El etnocidio de 1932 fue una de las mayores represiones contra las poblaciones originarias por parte de las fuerzas militares del General Maximiliano Hernández Martínez, entonces presidente de la República, trayendo consigo efectos que se extendieron décadas posteriores, como la marginación y exclusión.

Con vela en mano, y cobijada por el sonido del caracol, Juana Tepata, junto a sus dos hijas participó en la peregrinación del sábado anterior. La caminata visitó tres de las fosas comunes donde reposan los restos de los indígenas asesinados: El Rosal, La Violeta y El Llanito. Ahí se encendieron velas que iluminaron un altar en señal de respeto y recuerdo a los tatas y nanas.

Para Juana, de 65 años, es importante no olvidar la vida de sus ancestros, por ello, aseguró, asiste con sus hijas para transmitir el amor a la “raza indígena” y las enseñanzas que su “tata” Félix Turush le inculcó desde que tenía 7 años de edad.

Ayer, con el cielo opaco y cubierto por el gris de las nubes que evocaban tristeza en el ambiente, misma tristeza de aquel jueves 22 de enero de 1932, que vio como la sangre de miles de campesinos se derramaba en la tierra izalqueña, la comunidad indígena realizó una ceremonia ancestral en memoria de los mártires, como parte de las actividades conmemorativas del domingo.

El etnocidio no fue por un levantamiento

“He venido porque a pesar que no estaba para ese entonces, me da vergüenza lo que hicieron”, expresó el presidente de la Autoridad de Aviación Civil, René López, quien considera que el etnocidio del 32 no fue un levantamiento como quieren hacerlo creer, sino una masacre de personas que reclamaban tierras.

Para el coronel en retiro, la Fuerza Armada lo que ha hecho es proteger los intereses del capital. “Estamos acá para reconocer los grandes errores de la Fuerza Armada de ese entonces. Los mismos que estaban como militares defendían sus propios intereses por eso se dio este acontecimiento donde masacraron más de 25 mil indígenas para proteger su capital y a la vez quitarles las pocas tierras que tenían”, manifestó.

“Ha sido vergonzoso como la fuerza armada se prestó para cometer este etnocidio aprovechándose de las armas y viendo que la población estaba inocente. A pesar de que fueron un instrumento se prestaron para eso, ellos pudieron haber dicho que no lo hacían porque masacrarían a personas que no tenían armas”, agregó.

El militar pidió perdón a todas las víctimas y enfatizó en que debe existir reconciliación y un análisis de los hechos para que no se vuelvan a cometer.

En lugares como Tacuba, Nahuizalco y Caluco también hubo represión militar.

“Cada año el mes de enero honramos la memoria de nuestros abuelos que ofrendaron sus vidas por exigir el respeto a sus derechos y garantizar la vida de sus descendientes”, indicó el Movimiento de Unificación Indígena de Nahuizalco (MUINA), que también conmemoró el 85 aniversario del genocidio de los pueblos originarios.

El movimiento expuso que a 25 años de los Acuerdos de Paz falta lograr una verdadera justicia ante la mala aplicación de las leyes las cuales no permiten el cumplimiento de los mismos acuerdos.

Tras un cuarto de siglo de finalizada la guerra civil en El Salvador, el MUINA pidió al ejecutivo ser coherente con el reconocimiento de los pueblos originarios iniciando un proceso de reparación de las víctimas de la masacre de 1932.

La Secretaría de Cultura de la Presidencia desarrolla programas de revitalización de los pueblos indígenas con el fin de mantener viva la memoria histórica, así lo afirmó César Pineda, director nacional de las casas de la cultura. Sin embargo, aseguró, falta mucho por hacer para resarcir a estas comunidades.

Al respecto la Procuraduría General de los Derechos Humanos afirmó que trabaja para que se reconozca la cultura de los pueblos originarios y porque se reafirme su identidad.

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