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Poemas de Myrna de Escobar
NIÑO MAJADERO
El sol en su isla palaciega se alza en el zénit
sus rayos se derriten en las miradas zurcidas de los transeúntes
y extrae la calma y acaba
el sosiego de los pájaros alebrestados de ira
por un poquito de agua,
un poco de sorgo en los campos,
para poder brindarle al mundo
una serenata aterciopelada,
justa y necesaria.
Y he aquí que acontece lo peor y se yergue el
apocalíptico sol en sus fronteras infernales,
se desparrama silente por el orbe como niño
divorciado de la luna enamorado del encanto
mientras lo invita a refrescarse un momento.
Anoche estuvo a punto de lograrlo, la luna
traviesa intentó quitarle el sombrero, mover
su tapete y rozar con su tibieza las gotitas de
su nuevo ajuar para la temporada y desvistió los árboles esperando ansiosa empaparle del vital rocío,
pero ésto no duro ni un minuto,
el astro ardiente en su idilio con las estrellas le dijo adiós a la luna y ésta,
ni lenta ni perezosa
selló aquel encuentro
hasta el nuevo eclipse.
EL ATEO
Cuando vives con un ateo
el otoño te llega de soplo
consume todo tu fuego
marchita la primavera
empiezas a morir.
ya nada es igual
te vuelves fría
susceptible,
inerte.
Sucumbes ante
un piso de cristal
y se te acaba el
calendario.
ENCANTO NATURAL
¡Qué encanto el de las flores!
dueñas del perfume
de nuestro tacto
de nuestros latidos
de nuestras horas bajas,
cómplices,
consuelo.
¡Qué suerte tienen los pájaros!
de inundar con sus voces
las tiernas horas del día
y de abonar con su trineo melodioso
la quietud del atardecer
¡Qué dicha incalculable la de los peces!
por poblar de colores el abismo acuoso
de la mar y sus riachuelos.
¡Benditos los oídos que se embriagan!
de la sutil belleza del campo sin vino
ni tabaco, sin escatimar tiempo ni dinero
y son como los pájaros cegados por el
encanto natural de una ruidosa carcajada.
MJ
Las necedades de la historia
mancharon su nombre
burlaron su sensibilidad
traspasaron su alma
robaron sus sueños
se adueñaron de su nombre.
Clavado con sarna
hoy yace indolente,
pero emancipado
en el corazón
de la historia
.
.
