@arpassv
Parece una broma, sovaldi pero no lo es: los representantes de la Asociación Nacional de la Empresa Priva (ANEP) proponen un aumento de once centavos de dólar diarios al salario mínimo, medicine es decir: 3.3 dólares al mes.
Como lo hacen cada vez que se plantea incrementar el salario mínimo, los personeros de la gremial empresarial alegan que se arriesga la sostenibilidad de las empresas y se oponen a aumentarlo o proponen aumentos miserables que avergüenzan a cualquier empresario mínimamente decente.
La indigna propuesta de aumento salarial de ANEP tiene dos motivaciones: la actitud explotadora que históricamente han tenido las élites empresariales y su posición política contra el actual gobierno.
La actitud explotadora aprovecha al máximo la mano de obra, sin pagar los salarios que corresponden. Esta es una posición éticamente injusta y empresarialmente anquilosada porque, mientras la corriente moderna de hacer negocios descarta competir con salarios bajos, la gran empresa salvadoreña basa su rentabilidad en los salarios de hambre (y en la evasión tributaria).
Y la postura antigobierno consiste en que ANEP no concede ningún logro al Ejecutivo; y sabe que aumentar significativamente el salario mínimo generaría aceptación popular al gobierno del FMLN y afectaría la pretensión del oligárquico partido ARENA de retomar el poder en el año 2019.
Por esto mismo ANEP bloquea la reforma fiscal progresiva, el financiamiento de la seguridad pública, la reforma al sistema de pensiones, la ley de agua, la democratización de las comunicaciones y otras necesidades urgentes de país.
Volviendo al salario mínimo, más allá de las críticas a la propuesta de ANEP (incluida la ocurrencia del alcalde capitalino Nayib Bukele de ofrecer un aumento de $ 0.11 centavos a las dietas del concejal arenero Edwin Zamora), los sectores vinculados y afines a la izquierda gobernante deberían presionar más y movilizarse contra la inmoral postura empresarial.
En tal sentido, urge promover una reforma legal que garantice salarios dignos para la gente trabajadora y que los aumentos no dependan de la voluntad de representantes empresariales y sindicalistas vendidos en el Consejo Nacional del Salario Mínimo.
NOTA: ANEP y sus acólitos (FUSADES, FUNDE, Aliados por la Democracia y demás paladines del acceso a la información, transparencia y rendición de cuentas) también se oponen a que los debates del Consejo Nacional del Salario Mínimo sean públicos.