César Ramírez
@caralvasalvador
Al momento de escribir esta reflexión 12/ENE/2021, aún están frescas las emotivas, violentas, furiosas y multitudinarias penetraciones al Capitolio de Washington, son actos terroristas de grupos armados y no son talibanes, ni asiáticos, ni africanos etc. no son de ninguna nación que Donald Trump calificó de Shithole Countries, son ciudadanos estadounidenses que atienden el llamado de su presidente psiquiátrico.
Con horror observé las escenas de esa incursión a la sede política de EE.UU, fue la violencia no el diálogo que prevaleció, aunque es admirable que la Policía y sus fuerzas no respondieran con fuego como es la costumbre en nuestras naciones latinoamericanas; estaba congelado en mi silla, las personas fallecidas son ridículas en comparación con asaltos similares en otras naciones, pero en algunos videos se puede observar la muerte de una mujer que invade una sala de máxima seguridad y una pistola apunta a una puerta, luego un estallido termina con su vida.
Se trata de aceptar o no el resultado electoral, aceptarlo desde Donald Trump y todo su partido, sus seguidores violentos, troles, gabinete de gobierno etc. que niega su condición minoritaria ante la mayoría que ejerció su decisión electoral, esa situación plantea una herida profunda a la credibilidad electoral, tal como ha sucedido en otras naciones, el problema es que no terminará pronto, sino que continuará por muchos años. ¿Será este el inicio fundacional de tribus armadas?, ¿el génesis de la fracturación de estados racistas?, ¿pedirán su salida de la Unión las facciones armadas? Esta respuesta la obtendremos en la toma de posesión del nuevo presidente Biden, así como las acciones de las facciones fanáticas de Trump, pero quién tiene la llave del futuro es el presidente derrotado en las urnas, no solo debe aceptar su destino perdedor, sino que debe asumir que en pocos días será el causante de una violencia infinita que puede poner en llamas a muchas ciudades y los nacionalismos surgirán a favor y en contra, porque el racismo, supremacismo, neofascismo, ultraderecha tiene una larga data.
Parece que el último presidente no es Donald Trump sino Obama, Trump al negar la democracia se niega como presidente, él terminó con la credibilidad de la alternancia presidencial un 6 de enero de 2021.
Ahora en esa nación de armas “a discreción entre sus ciudadanos”, con pandemia y fanáticos racistas, debe comprender que un solo hombre insano no puede ni debe destruir la democracia en EE. UU.
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