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Caralvá
Intimissimun
Las historias de capturas acumulan hasta finales de abril 20,000, esas capturas suman quejas de familiares, esposas, hermanos, hijos etc. ellos claman al cielo, imploran en las calles, pronuncian nombres a voces, son gritos o lágrimas en los muros del “penalito”, es unánime el sufrimiento por la ausencia del ser querido.
Proclamar los Derechos Humanos se convierte en sospechoso, defender a terroristas, en un acto subversivo, en alineación delictiva, muy parecido a la apología del mal, lo cual se traduce en delito sin apelación. Sin embargo, los Derechos Humanos deben funcionar a favor de los prisioneros inocentes.
Hace un año el 1 de mayo de 2021 aconteció la suplantación de los Magistrados de la Suprema Corte y el Fiscal de la República en forma ilegal, a partir de ese evento han sucedido una cascada de acciones gubernamentales que arrasan con los principios constitucionales, la economía, la legalidad económica etc. un clima de suspense sin fin.
Días antes autoridades oficiales amenazaron con “capturar a las personas que se unan a las marchas” justo el Día Internacional del Trabajo (29ABR022 EDH), así el panorama en Estado de Excepción decretado el 27MAR022 suspendió los derechos a la libre asociación y reunión, a la defensa y la detención administrativa pasa de un plazo máximo de 3 días a 15 días, lo cual produce una condición increíble después de 1992 con los Acuerdos de Paz.
Esa advertencia se convirtió en una explosión de rechazo nacional e internacional, así se pronunció la ONU a través de su relator Clément Voule, la Iglesia Católica por medio del Cardenal Gregorio Rosa Chávez, los sindicatos, la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas y otros.
Esa objetividad es la resurrección de los años setenta y ochenta, un camino que golpea todo principio cristiano, político o humano; podría afirmar que es una regresión (democrática, ideológica, social, humanista o capitalista) es la concreción del tiempo pasado, de pronto emergen los atropellos autoritarios.
Llega el día 1 de mayo, las calles plagadas de historia donde uno soñó otra patria, donde inventamos versos invencibles, aquél fue el romanticismo extremo y juvenil de los veinte años.
La mañana rutinaria con policías estacionados en retenes que revisan autobuses y pasajeros, patrullas móviles, ambulancias congeladas en algunas cuadras distales, existe un clima de tensión ante las autoridades que ahora infunden temor general. Hubo un tiempo que la Fuerza Armada y la Policía se consideraban amigos, ahora han retornado al siglo pasado en apenas unos días.
Ahí estábamos de nuevo, saludando a los amigos y amigas, es una escala social por la justicia, banderas y cantos, rostros quemados por labranzas diarias, trabajadores disciplinados, la pléyade de familiares por los prisioneros políticos; todos prudentes ante un peligro que no solo es amenaza… como recuerdo aquellos años, uno es un libro impreso que lee su historia, de pronto las visiones sociales del futuro se confunden con el presente, esas leyendas rodean nuestros fantasmas instantáneos.
Hay temor real, ese temor es el conocimiento del daño que provoca la represión, cárcel, desaparición, secuestro, injusticia etc. no en vano el mármol graba nombres inolvidables junto al amor juvenil o el sueño social, hay temor en el siglo XXI, pero la apuesta sigue vigente por un mundo mejor.
Es poco lo que podemos hacer, la diferencia del siglo pasado y ahora, es la conciencia de la mortalidad, ese tiempo limitado que lucha día a día con la inmortalidad que nos abandona, pero en días como éste es el elixir de la eterna juventud y nos alienta vencer ese temor.
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