Licenciada Norma Guevara de Ramirios
La riqueza se crea con el trabajo de una clase mayoritaria, la que aporta más y recibe menos, y para decirlo a los cuatro vientos, tiene un día: EL Día de la Solidaridad Internacional de las y los Trabajadores.
El Día en cuestión tiene su historia, ligado a luchas de generaciones anteriores en el seno de la sociedad capitalista, a sufrimiento, a persecuciones, pero también a conquistas; las mayores conquistas se dan donde los pueblos lograron un cambio de régimen político.
Aquí, en nuestro país, los trabajadores también han librado su batalla contra la explotación, la exclusión, la represión y también han obtenido esas luchas importantes conquistas en distintos planos.
Forjaron, en el pasado, poderosas organizaciones obreras, artesanas, campesinas, de maestros, de profesionales, de pobladores; organizaciones políticas y, con ellas, se ha escrito la historia del movimiento laboral salvadoreño, con sus mártires, con sus héroes, con sus golpes y con sus victorias.
En El Salvador de hoy, las y los trabajadores enfrentan la pesada carga del desempleo, de los bajos salarios y bajas pensiones, de la carestía creciente de los alimentos y de todo lo fundamental para su vida, a lo que se une pérdidas de conquistas que se expresaban en programas estatales de apoyo a la familia, a los adultos mayores, a las mujeres, a los jóvenes, a los maestros y al personal de salud.
Es que hemos transitado de una democracia imperfecta a una dictadura mimetizada, por haber sido elegidos el presidente y sus diputados con el voto popular obtenido con engaños: se presentaron como redentores, críticos de gobiernos anteriores para llegar al gobierno y hacer los mayores retrocesos.
Toca a las generaciones de hoy celebrar este Primero de Mayo, día de las y los trabajadores, haciendo el respectivo balance de su situación y de la situación general del país, que está en una verdadera debacle democrática.
En casi tres años de gobierno, el pueblo más necesitado ha perdido, en primer lugar, la libertad: ahora priva el temor en muchos, temor de hablar, temor de proclamar su opción política, temor a caminar libremente, incluso las gremiales que en otro tiempo proclamaban con fuerza sus problemas y sus reclamos a gobiernos anteriores, como los transportistas, muchas organizaciones de empleados, ahora callan frente a los desmanes del gobierno dictatorial.
Ahora muchos comentan, en privado, el temor a la reelección presidencial, prohibida por la Constitución pero autorizada por magistrados de la Sala de lo Constitucional, nombrada ilegalmente con el golpe del Legislativo el primero de mayo del año pasado.
Muchos ven los retrocesos, los reprueban, pero callan.
Los miles de despidos en el gobierno central, en la asamblea legislativa, en las alcaldías, sin el menor respeto por normas legales y constitucionales, simplemente se ha dejado pasar, en silencio y buscando por parte de las victimas, la emigración o la reconversión en el mercado informal.
Se perdieron programas que ayudaban al productor, al niño, al joven, a las mujeres y, en cambio, se debe consumir propaganda y odio, persecución política.
Por eso, a las organizaciones de trabajadores que a pesar de esta pesadilla, de la cual la suspensión de derechos y libertades constitucionales ha sido una de las más recientes, y en medio de ella se han atrevido a convocar para marchar el 1 de mayo, se le debe reconocer su mérito.
Marchar ahora por tantas cosas que reclamar requiere valor. Valor para desafiar la dictadura y hacerle ver a la legislatura servil todo lo que ha causado de daño al pueblo.
Esa Asamblea Legislativa oficialista, que ha dejado a toda la sociedad sin estado de derecho, sin jueces imparciales, sin magistrados independientes, y que ha reforzado el poder policial y militar al punto tal que la comunicación oficial de la PNC, junto al anuncio de las capturas, anuncia los años de condena de las personas detenidas.
Por ello el planteamiento es luchar contra la reelección y el fraude, que le permitirían al gobierno reproducirse y consolidar el dominio dictatorial, a la par de luchar por la defensa de los derechos humanos, del estado de derecho, contra el alto costo de la vida, los bajos salarios.
Ojalá que las banderas de los reclamos de las organizaciones y sectores que marchen este primero de mayo, permitan el acercamiento necesario y se establezca la plataforma común para enfrentar el problema más común que afecta a toda la sociedad, la dictadura.
Saludos a todos y todas las trabajadoras y trabajadores, a las que en el hogar trabajan sin ser reconocidas, a quienes venden de todo para ganarse la vida, y a los que conservan su empleo. Saludos y a marchar.