Por: Rolando Alvarenga
Información en poder de Diario Co Latino revela que, sorprendentemente y con el aval del INDES, las clases de tenis en las canchas del Polideportivo de Ciudad Merliot -para los aspirantes a iniciarse en
esta pomposa disciplina- tienen un costo oscilante entre 100 y 200 dólares mensuales.
Y lo sorprendente se debe a que, en El Salvador, el salario mínimo no supera los 300 dólares y porque el cobro se produce en un escenario público, cuyo funcionamiento se paga con los impuestos de los contribuyentes al Fisco.
Al respecto, un padre de familia contó: “Esta federación me quería cobrar 200 dólares mensuales y 25 por la matrícula de una nieta por tres clases a la semana, y además me pedían que llevara los implementos deportivos. La federación da por escrito este tipo de información, sosteniendo tener el aval del INDES. ¿Cómo van a popularizar este deporte o encontrar nuevas figuras? Por eso es que estos lugares se han convertido en verdaderos clubes privados y solo se ven enormes camionetas con ‘hijos de papi’ y hasta con placas diplomáticas, desnaturalizando por completo la función social que
deben cumplir”.
Pero eso no es todo, ante esta dura realidad y al no poder pagar esa suma de dinero, a los alumnos y alumnas de la Escuela de La Sábana, en los sectores aledaños al “Poli”, solo les queda mirar desde la malla ciclón cómo juegan los otros niños y niñas, cuyos padres sí tienen posibilidades económicas.
Y si el argumento del INDES es que el presupuesto estatal para el deporte no alcanza y por eso “hay que cobrar”, para generar ingresos propios; debería priorizar estos recursos hacia la esencia de la práctica deportiva para los pobres y no seguir desangrando a los atletas y sus grupos familiares.
En apego a su razón de ser, el INDES debe financiar el deporte para la niñez, adolescencia y juventud. Chicos y chicas que tienen sus ilusiones, aspiraciones y sueños deportivos.
Y hay que aclarar que los clubes privados son otro pisto, pues ahí cada quién se sirve con la cuchara más grande y cada quien acepta o no pagar cualquier tarifa por ir a votar el estrés o socializar; pero eso
ya no es deporte de desarrollo, es recreación.
En consecuencia, sería bueno que en un golpe de timón -que ganaría elogios para el Gobierno Central- el INDES congelara esta fea práctica, atentatoria a los intereses de los más pobres de los pobres, que ni siquiera reciben sus estímulos al día.
Finalmente, siempre he sido y seré del criterio que, salvo contadas excepciones a la regla, los grandes campeones y medallistas siempre surgirán de las cenizas de la pobreza. De allí donde el hambre es una buena motivación para trabajar duro y con disciplina en busca del estrellato.
Y el tenis local necesita con urgencia figuras de alto nivel, porque cuando uno de los dos Arévalos cuelgue la raqueta, quién sabe cómo le vaya a El Salvador en la Copa Davis. Y no se descarta solicitar, por la vía del Acceso a la Información Pública, los informes económicos oficiales de este tipo de federaciones, para ver con qué nos encontramos.