Redacción Nacionales
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“Yo a él le pido de corazón que nos dé la paz, que cuide a nuestro país y que ruegue en el cielo por él. Yo le tengo una gran fe y todo lo que le pido, me lo hace milagro”, relató entre lágrimas, Flor de María de Funes, una feligrés que llegó a la Catedral Metropolitana de San Salvador, este domingo para honrar el natalicio de monseñor Romero.
Los católicos honraron el natalicio del Santo, monseñor Óscar Arnulfo Romero, ya que Romero como Santo ha cumplido milagros de los fieles creyentes en la palabra de Dios que él predicó antes de los 80s.
Fue un 15 de agosto de 1917 que Romero inició su camino para desafiar al sistema salvadoreño y luchar por los más pobres y necesitados de derechos humanos.
La misa en honor al natalicio de Romero fue presidida por el arzobispo de San Salvador, monseñor José Luis Escobar Alas, quien dijo que hace 104 años nació San Oscar Arnulfo Romero, “un hombre de Dios, un hombre amante de María santísima como siempre lo fue, desde pequeño, devoto con nuestra Señora de La Paz”.
Agregó que Romero fue “un hombre justo, que luchó por la justicia, los valores de la sociedad, la verdad, el derecho y el bien, en defensa de los más pobres y desposeídos hasta dar su vida por ello”, comentó Alas.
El arzobispo de San Salvador dijo que fue la fe, quien impulsó a San Romero a luchar por lo antes mencionado, en medio de persecución y difamación en su contra. “Ser la voz de los sin voz”, fue el compromiso de San Romero, y que se ganó el cariño de todo un país, hasta ser “un peligro” contra los gobernantes de ese entonces, hasta el punto de que, un 24 de marzo de 1980, fue asesinado por los escuadrones de la muerte, en la capilla de la Divina Providencia en la colonia Miramonte en San Salvador, justamente mientras ofrecía un misa de cabo de año.
Para los feligreses, Óscar Romero fue un santo, incluso, antes que lo proclamaran Santo por Roma, en octubre de 2018, tal fue el caso de Luis Alvarado, quien afirmó que desde muy temprana edad le adoraba cuando llegaba a la Catedral Metropolitana, tanto así que hasta en la actualidad le sigue adorando y pidiendo el milagro de salvación, ya que padece de convulsiones.
“Yo le pido a Romero que me sane y yo sé que pronto él lo hará, porque él me escucha todos los días, yo lo sé”, testificó Luis Alvarado.
Alvarado dijo que Romero luchó por la gente pobre y por la verdad, para que los salvadoreños tuvieran la paz que tanto anhelaban, ya que, en la época de los 50s, 60s, 70s y 80s se vivía una situación muy crítica en el país.