Isaac Bigio
Politólogo economista e historiadior
Hoy se conmemora el 105 aniversario de cuando los bolcheviques tomaron el poder el 7 de noviembre de 1917 (25 de octubre en el calendario ruso). Esta revolución cambió por completo el curso de la historia mundial. En el Perú en 2021 se convirtió en el único país occidental en el cual un partido que se reclama marxista y leninista llegaba en este milenio al Gobierno por la vía electoral. Sin embargo, este acontecimiento viene siendo ignorado hasta por Perú Libre.
PL NO ES UN PL
Perú Libre (PL) se reclama como un Partido Leninista (PL). Sin embargo, entre ambos hay un gran cerro de diferencias.
Perú Libre acaba de cumplir 14 años, que fue el mismo tiempo que tenía entonces la fracción de Lenín cuando tomó el poder en Rusia 1917. En 1903, el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (que había sido fundado 5 años antes, en 1898) se fracturó entre un ala mayoritaria (bolchevique, mayoritaria en lengua rusa) y otra minoritaria (menchevique). Las diferencias se gestaron cuando Lenin exigía que los criterios para la militancia debieran ser de mayor selección y compromiso, frente a las reglas laxas de Martov. Luego estas se ampliaron al carácter de la revolución, pues ambos sectores querían derrocar al rey, pero los bolcheviques para dar paso a una «dictadura de obreros y campesinos» y los mencheviques para una liderada por la «burguesía democrática». Tras la revolución de febrero 1917 que depuso al zar, los mencheviques y socialistas revolucionarios hicieron un Gobierno provisional con sectores de la clase dominante, mientras que Lenín se opuso a entrar en este régimen y llamaba a que los consejos de obreros, campesinos y soldados («soviets») tomen todo el poder.
Esto finalmente se produjo el 7 de noviembre de 1917, con lo cual Lenin sostuvo que se había instaurado la «dictadura del proletariado», la cual requería expandirse al resto del mundo. Los bolcheviques se transformaron en el partido comunista, el cual en 1919 impulsó la Internacional Comunista.
El Dr. Cerrón nunca ha militado en el movimiento obrero y jamás ha mostrado algún interés en ser parte de los sindicatos, de sus marchas contra las leyes antilaborales o contra el golpismo, de la Asamblea Nacional de los Pueblos o de la CGTP (fundada por Mariátegui, a quien él reclama). Menos aún él está a favor de un gobierno o de un Estado de los trabajadores. Su movimiento se reclama del «pueblo» (un bloque de varias clases que va desde ricos propietarios hasta proletarios).
Lenin estructuró a su partido en torno a células que intervenían en las distintas empresas, que organizaban su trabajo mediante su propia prensa, tenían un régimen de amplia democracia interna, y todos sus parlamentarios estaban obligados a aprovechar la tribuna legislativa para agitar por una revolución (y también vivían con el sueldo de un obrero calificado, teniendo que entregar el resto de su dieta al partido).
PL, por el contrario, es una fuerza clientelista basada en comités zonales cuya meta central es competir en elecciones o buscar empleos en funciones públicas para su membrecía. En PL no hay democracia interna: todas las decisiones emanan de una cúpula huancaína. Cuando la vicepresidenta Dina Boluarte o la ministra Betssy Chávez aún eran miembros plenos del partido, el Dr. Cerrón llamó públicamente al Presidente para que saque a esas «traidoras» y votó junto con el fujimorismo para censurar al Gabinete donde ambas estaban.
En PL la línea no se produce colectivamente con una prensa (aunque sea virtual) y tras un debate interno colectivo, sino que surge del Twitter personal de su todopoderoso Secretario General. Los congresistas de PL quieren mantener esta parlamento golpista para seguir viviendo de las dietas y cuotas que este le da.
FRENTE ÚNICO.
Los bolcheviques tomaron el poder tras que algunas semanas antes participaron de un frente único con el Gobierno de los socialistas revolucionarios y mencheviques (quienes les habían encarcelado o perseguido) para movilizar a las masas contra el golpe de Kornilov, el comandante general de las FFAA.
PL nunca habla de frente único. Por lo opuesto, en vez de hacer acuerdos con el resto de las izquierdas y las organizaciones laborales y populares para sacar multitudes a las calles, el Dr. Cerrón considera que su principal enemigo no es la reacción, sino casi todo el resto de la izquierda (al cual denominan como «caviares», un epíteto creado por el fujimorismo para denigrar a sus críticos) e incluso aceptan la necesidad de hacer acuerdos con los fascistoides en contra de estos.
Lenin nunca fue ministerialista. Él se oponía a que sus fuerzas (o las de sus camaradas de otros países) pidiesen tener cargos dentro de gabinetes que mantuvieron a Estados capitalistas. PL se centra en siempre pedir más cupos para sus integrantes. Primero lograron que Castillo coloque a uno de los suyos como Premier. Luego se unieron a la ultraderecha para tumbarse al segundo Gabinete (el de Mirtha Vásquez) porque no estaba liderado por PL o no tuvo los 8 a 9 ministerios que Waldemar Cerrón le había pedido. Volvieron a hacer las paces con Castillo tras que este le entregó las carteras de salud y energía y minas. Empero, renunciaron a ser denominados como oficialistas y le pidieron a Castillo que se vaya del partido porque les redujeron sun cuota de 2 a 1 ministerio. Hoy siguen con Castillo quien les da el MINSA y más de un tercio de las prefecturas y subprefecturas.
PL tampoco habla de ir hacia una revolución contra el capitalismo, pues plantean mantener y reformar este, incluso aceptando seguir en un Gobierno que preserva la actual fuji-constitución, el neoliberalismo y la sumisión a EEUU.