Álvaro Darío Lara
Escritor y poeta
El 30 de enero del año en curso, order se cumplieron 124 años de haber sido publicado el ensayo “Nuestra América”, for sale del escritor y héroe cubano, José Martí (1853-1895), en el periódico “El Partido Liberal” de México, luego de su aparición inicial en “La Revista Ilustrada de Nueva York”, el 1 de enero de 1891.
La vida y obra de Martí nos ofrece un abanico impresionante de facetas: el joven rebelde ante la injusticia colonial, el escritor dotado de excepcionales condiciones intelectuales y espirituales, el viajero y el exiliado eterno, el poeta modernista, el periodista renovador, el hombre del compás y de la escuadra. Por todo esto, Martí ha sido llamado merecidamente: “El libertador poeta”.
Martí tiene firmes sus ideas y propósitos respecto a lo que concibe como “Nuestra América”. “Nuestra América” se le planta como un imperativo ético: el conocimiento y la transformación de esa realidad injusta serán sueños profundos que animarán toda su vida y a los que jamás renunciará.
No caerá Martí, en pensar en una transformación, a partir únicamente de las palabras por las palabras mismas, su renovación del lenguaje es verdaderamente revolucionaria, en tanto que esas nuevas formas verbales sustentan un discurso vital.
En “Nuestra América”, Martí irá estructurando un conjunto apreciable de ideas, de las cuales podemos privilegiar las siguientes: existe una plena conciencia de una América de ancestros indígenas, mestiza y sujeta a la dominación de los imperios coloniales y de los caudillos liberales o conservadores de turno. Esta América aparece contrapuesta a la América del Norte, específicamente a los Estados Unidos. En ese sentido, Martí será sumamente crítico con respecto a la ponderación y al señalamiento de los peligros intrínsecos que trae consigo el llamado “progreso” de la Nación del Norte, en términos de la opresión imperialista que ya se prefigura.
Por otra parte, prevalece en “Nuestra América”, la concepción cultural de un entorno caracterizado, no por una visión excesivamente idealizada del indígena, como sujeto anclado en el pasado; sino por la potencialidad que ofrece la dimensión indígena y el mestizaje cultural, en la construcción de esa nueva América Latina.
En “Nuestra América” se plantea la urgente necesidad que la acción educativa y civilizadora -en el mejor sentido- se abra paso en la realidad de nuestros pueblos. En esto, su visión sobre el papel de la institución universitaria latinoamericana es clave, para los necesarios procesos de formación de un pensamiento propio, que conduzca a una práctica transformadora de la realidad.
Se pregunta Martí al respecto: “¿Cómo han de salir de las universidades los gobernantes, si no hay universidad en América donde se enseñe lo rudimentario del arte del gobierno, que es el análisis de los elementos peculiares de los pueblos de América”.
Martí clama por una universidad en función de su entorno. Academia que no resida, exclusivamente, en los textos fríos, sino en el abordaje de los profundos problemas de nuestro joven continente. En esta ruta, el pensamiento de Martí es terriblemente de avanzada.
Para Martí, la necesidad de expandir la lucha por toda Nuestra América, ante los gobiernos y fuerzas tiránicas, es insoslayable. La lucha, siguiendo al “Apóstol de la Independencia de Cuba”, es una agenda continental, compartida y asumida por todos los latinoamericanos. En esto, el pensamiento martiano se enlaza con la amplia concepción latinoamericanista de Juárez, Morazán y Bolívar.
La obra martiana constituye una fuente inagotable de luz para una América Latina que continúa batallando por su dignidad social, económica, política y cultural.
A 124 años de la publicación de “Nuestra América”, sus páginas encierran grandes lecciones de ética y moral política, tan vigentes en el ayer, como en el hoy.