Dr. Víctor M. Valle
Hace 72 años, el 14 de diciembre de 1948, a mis 7 años, desde mi casa tecleña entre la 4ª calle Poniente y la avenida San Martín, a media tarde vi movimiento de soldados, por cierto uno de ellos descalzo con un fusil más largo que su estatura. Un soldado calzado, a quien le decían sargento, con cara colorada como de ebrio frecuente gritó: “A todo aquel que asome la nariz después de las 7 de la noche me le pegan un tiro en la cabeza”. Mi padre dijo: “Habrá ley marcial”.
Mi padre, el informado de la casa, comentó: “Dicen que hay un golpe de Estado y que don Manuel está en él. Por eso los soldados han venido a cuidar su casa”. Esa casa estaba a media cuadra de la nuestra.
Don Manuel, casado con doña Maruca Castellanos, tecleña de cepa alta, era el teniente-coronel Manuel de J. Córdova que después supimos, para orgullo del barrio, era el miembro del Consejo de Gobierno Revolucionario que, después de un alzamiento militar, derrocó el gobierno del general Salvador Castaneda Castro para iniciar un gobierno que duró de 1948 a 1960 y llamaron pomposamente la Revolución del 48.
El Consejo de Gobierno Revolucionario quedó integrado por tres militares, el citado teniente-coronel Córdova y los mayores Oscar Bolaños y Óscar Osorio (que al momento del golpe estaba exiliado en México) y dos civiles, ambos abogados: el doctor Humberto Costa y el doctor in fieri (así se le decía a quienes estaban a punto de graduarse) Reynaldo Galindo Pohl.
En un forcejeo político, Osorio maniobró para que en menos de un mes después del golpe, a principios de enero 1949, el teniente-coronel Córdova fuera renunciado del Consejo y enviado como Agregado Militar a Estados Unidos. Se fue don Manuel y los vecinos de mi barrio nos quedamos sin un quinto de presidente.
Lo mismo pasó con el mayor Humberto P Villalta, prestigioso militar de credenciales democráticas progresistas y antiguo conspirador contra la dictadura de Martínez quien fue nombrado jefe de la Fuerzas Armada por el Consejo de Gobierno. Él fue enviado como Agregado Militar a México donde años después murió, junto a un agregado militar soviético, en un extraño accidente de tránsito.
El Consejo de Gobierno pasó de Pentarquía a Tetrarquía. Ese mismo año se fundó el Partido Revolucionario de Unificación Democrática (PRUD), instrumento del régimen oligárquico-militar de 1949 a 1960. Osorio y sus adeptos se inspiraron en el Partido Revolucionario Institucional de México, donde Osorio estuvo exiliado tres años, antes del golpe. En el PRUD ya se comenzaron a ver figuras de o cercanas a la oligarquía como el ingeniero Atilio García Prieto, uno de los fundadores.
Antes de finalizar 1949 renunciaron al Consejo el Mayor Oscar Osorio y el Dr. Galindo Pohl, pues “otros campos reclamaban el concurso de sus modestos esfuerzos”. Osorio quedó como poder detrás del trono y fue ungido candidato presidencial del PRUD para que gobernara de 1950 a 1956. La Tetrarquía se hizo dúo formado por el mayor Oscar Bolaños y el Dr. Humberto Costa, para dirigir el Gobierno y entregárselo a Osorio el 14 de septiembre de 1950. Y la cadena de gobiernos militares -comenzada en 1931- continuó.
Con audacia propagandística, los golpistas se auto-llamaban “La Revolución del 48”, lo cual era fácilmente asociado, con “La Revolución del 48”, o sea la combativa insurrección popular que ocurrió en París en febrero de 1848 y sacó del poder al rey Luis Felipe I para iniciar la llamada Segunda República Francesa y enterrar para siempre la monarquía. En ese año 48 del siglo XIX Marx y Engels lanzaban el célebre Manifiesto Comunista.
El Gobierno surgido del cuartelazo del 14 de diciembre derrocó al general Salvador Castaneda Castro, apodado “mica polveada”, uno de los generales del martinato. Los mayores metieron a la cárcel a los Generales, incluyendo al expresidente Castaneda Castro y al general Mauro Espínola Castro, alto jefe militar, y los acusó de corrupción, falta de probidad y enriquecimiento ilícito. Estuvieron en la Penitenciará dos años.
Lo demás es historia conocida. Osorio y colaboradores emitieron la Constitución de 1950, introdujeron algunas reformas sociales, consolidaron el desarrollo del Seguro Social, culminaron la construcción de la primera represa hidroeléctrica, construyeron la carretera del litoral y el Boulevard del Ejército y varios turicentros vistosos, y le daban a los trabajadores, los primeros de mayo, presentaciones con bailarinas eróticas (“Las Dolly Sisters”), traídas en avión expreso de Cuba, cuando, como dice la derecha, “Cubita la bella era feliz”.
A la altura de 1952, Osorio y compañía volvieron a sus andanzas y desataron una famosa represión política que mandó al exilio a muchos opositores izquierdistas, entre ellos al dirigente obrero Salvador Cayetano Carpio y al estudiante universitario Schafik Hándal
Esta represión cayó como balde de agua fría en algunos sectores izquierdistas que, al principio, se entusiasmaron con Osorio y sus cercanos pues creyeron el cuento de “la revolución del 48”.
Unos se fueron de la izquierda como el abogado Julio Fausto Fernández que se quedó como alto funcionario de los gobiernos del PRUD. Otro, como Jorge Arias Gómez que, muy joven fue nombrado por el Consejo de Gobierno colaborador de la Procuraduría General de la República, se desencantó y dejó su empleo, para continuar su vida de revolucionario y acumuló mucho prestigio como intelectual de izquierda hasta su muerte a los 79 años en el 2002.
Sean estas líneas una evocación de una “revolución del 48” que no fue revolución social, aunque hizo intentos de desarrollar al país conservando la impronta de un régimen anti-democrático que duró varios decenios y colapsó, esperamos para nunca volver, con los Acuerdos de Paz de 1992.