Isaac Bigio*
A esa cifra se ha reducido el número de opositores, que salió a las calles a rechazar el arresto del vicepresidente parlamentario.
150 es la cantidad tanto de manifestantes como de periodistas, que asistieron a la concentración que organizó Juan Guaidó el 11 de mayo, para protestar por la detención de su número dos Edwin Zambrano. Esto es lo que reporta Tom Philips, el corresponsal del Guardián en Caracas, quien estuvo allí y es siempre tan duro contra Maduro. The Guardian es el diario inglés, que más cubre Venezuela y el único contra el cual acaba de darse un piquete de chavistas en Londres, cuestionando su línea pro-opositora.
Guaidó, necesita presentar la imagen de que la Asamblea Nacional es el único cuerpo democrático y popular en Venezuela, por lo que el aprisionamiento de Zambrano, debió ser respondido con una gigantesca marcha, ya que él es el vicepresidente de dicha Asamblea y líder de Acción Democrática (el mayor partido opositor y también del único que ha gobernado Venezuela durante un tercio de siglo).
El hecho que cada vez menos gente ha venido concurriendo a las marchas convocadas por Guaidó, es algo que viene mermando ampliamente su autoridad y va dando alicientes al Gobierno, para ir tomando medidas contra los diputados que estuvieron en la asonada militar fracasada del 30 de abril. El Gobierno envió el 14 de mayo varios agentes al congreso, evitando que sesione dicha asamblea y ahora está preparando un cierre de ésta para dar paso a nuevas elecciones legislativas.
Ese mismo periodista británico ha detallado que en el 30 de abril, el plan era tomar una base aéreo-militar en el este de Caracas, para marchar con multitudes de personas y tropas hacia el Palacio de Miraflores. Empero, poca gente acudió a ese llamado y ninguna base militar fue tomada o se pasó al campo golpista.
Para el reportero del Guardian lo único que hoy impide a Maduro el poder capturar a Guaidó, es el temor a una grieta en su propio aparato militar y sobre todo, por la amenaza de EE. UU.
Algo interesante es que él no menciona la posibilidad de una reacción popular, ya que, al parecer, el capital político más importante que Guaidó ha tenido, lo ha ido dilapidando y hoy genera mucho rechazo con sus llamados a que hayan cada vez más sanciones económicas, contra los venezolanos y que se prepare una ocupación militar extranjera de su propio país. Varios periodistas hispanos que cubren en la TV a diario los sucesos de Venezuela, desde hace semanas han venido concluyendo que no habría mucha revuelta popular si se apresa a Guaidó, quien ya debería estar buscar salir del país o entrar a una embajada.
Philip, aduce que no es cualquier cosa que el jefe de la inteligencia venezolana haya desertado, que hay rumores de militares que puedan socavar a Maduro. A más de cuatro meses del estallido de la dualidad de poderes entre el poder ejecutivo y el legislativo, el poder armado se ha mantenido casi firme del lado del primero.
El primer obstáculo que tiene Maduro para arrestar a Guaidó, es que no quiere provocar un posible bombardeo estadounidense o una escalada que conduzca a ello. Ya abiertamente Guaidó viene coordinando con el Comando Sur de las Fuerzas Armadas Norteamericanas.
Sin embargo, mantener a Guaidó libre y agitando es algo de lo que viene sacando provecho Maduro, para demostrar cuán limitado apoyo popular tiene el hombre al que él acusa de ser un títere de Trump y para unir a sus fuerzas armadas, a su movimiento y al país tras su persona presentándose como el paladín, que encarna la defensa de la patria y la soberanía nacional.
A medida que Guaidó viene perdiendo capacidad de convocatoria, él ya no habla de tomar diariamente las calles o de hacer paros escalonados hacia la huelga general. Hoy lo único que le queda es provocar una intervención militar extranjera y por ello, en esa misma demostración lo que más se notó fue una gran bandera estadounidense y su discurso se centró más en hablarle a los gobernantes del exterior, que a sus propios compatriotas y en pedir miles de soldados extranjeros.
Para ello ahora acusa a Venezuela de ser un refugio del ELN demandando que Colombia, entre para combatirle y que EE. UU. deba “cooperar militarmente” con él para limpiar la supuesta “ocupación” militar de Cuba y Rusia.
Mientras tanto hay una crisis en el movimiento de Guaidó, pues gran parte de los que le siguen como exiliados en EE. UU. le piden que rompa con los partidos tradicionales y se enmarque para preparar una guerra civil, mientras que dentro de una oposición de derecha tan dividida, deben estar creciendo las voces que piden una salida más pragmática y negociada a fin de evitar la cárcel, para varios de sus integrantes y también de poder hacer que la actual crisis económica y social se profundice y de paso a una guerra prolongada.
A medida que Guaidó, va perdiendo terreno diversos sectores que buscan presionar a Maduro desde la izquierda van a querer aprovecharse del retroceso de la derecha, para demandar medidas contra diversas empresas privadas, el pago de la deuda externa o para mejorar las condiciones laborales y los salarios.
A estas alturas la “presidencia” paralela de Guaidó, ha demostrado no tener mayor peso dentro de Venezuela, que solamente es capaz de movilizar a 150 leales en una manifestación tan crucial y que lo único que la sostiene y alimenta es la Casa Blanca.
*Politólogo economista e historiador formado en la London School of Economics donde enseñó política venezolana y latinoamericana
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