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16 de Junio

Iosu Perales

El próximo 16 de junio el FMLN, llevará a cabo la elección de nuevas autoridades partidarias. Es una buena decisión, no porque las actuales no lo hayan hecho bien, sino porque en cualquier organización humana es bueno rotar responsabilidades, limitar los mandatos y hacer cambios generacionales. Sin embargo, hay que tener cuidado. Los planteamientos que ponen todo el peso en el cambio de personas tienden a perder de vista el fondo del problema. Estamos viviendo una excesiva personalización de la política, como si el cambio de personas produjera efectos mágicos y los problemas tuvieran siempre sus causas en las cualidades personales de las y los dirigentes. Me preocuparía que la elección de personas y la competencia interna que conlleva, opacara o dejara a un lado las reflexiones y debates que el partido necesita hacer.

En ocasiones pareciera que la izquierda, oscila entre la idea de que son las masas las que hacen historia y la contraria que identifica a los grandes líderes como los artífices de las transformaciones sociales. Esto se debe a que vivimos un tiempo en que lo mediático, se ha apropiado de la política y lo que cuenta no es tanto la coherencia ideológica como el talante que subraya los rasgos personales del líder, su capacidad de seducción política. Nos encontramos ante la banalización de la política a escala mundial.

Es cierto, que muchas veces los cambios de personas en puestos directivos son indispensables, pero ni todos los problemas políticos de un partido están causados por la continuidad de unas personas en los cargos, ni cabe pensar que las soluciones deben esperarse de que se vayan. Los cambios de fondo deben venir de diagnósticos certeros del estado de los partidos, de su relación con las instituciones y con la sociedad, de sus capacidades para elaborar propuestas viables y al mismo tiempo revolucionarias. Si los cambios de personas son importantes, también lo es un cambio de mentalidades, para posicionar a los partidos de acuerdo con las nuevas realidades de nuestras sociedades.

¡Atención! El movimiento de personas no asegura novedad e innovación, cuando se mantienen actitudes de fondo y políticas ya agotadas. Cuando faltan proyectos e ideas nuevas para avanzar hacia una mayoría social, las personas tienden a ocupar el primer plano, afirmando su propio perfil, incluso frente al de su partido. Cuando eso ocurre toda la fuerza del nuevo liderazgo, se pone en hacerse notar en lugar de empujar al partido hacia una reflexión y debate que permita a todo el colectivo, militantes y simpatizantes: el empoderarse. No deberíamos caer en la trampa de sustituir la acción política por lo simbólico. Y es que la solidez de la política, no está en la solemnidad de las escenificaciones sino en la autenticidad con que se renuevan proyectos e ideas.

Es por todo esto, que creo que el 16 de junio debería ser un marco de conclusiones de debates ya celebrados en todo el partido. El espacio en que el FMLN, renueva su compromiso con el pueblo tras haber analizado su lugar en la sociedad, sus puntos fuertes y los débiles, sus riesgos y sus oportunidades. El escenario en el que se haga público su plan para lograr una nueva mayoría para un nuevo país.

Hoy la política, también la de las izquierdas tiene un déficit de estrategia. Se vive al día, improvisando, dando respuestas a las presiones que vienen de medios de comunicación, de las críticas y acusaciones de los rivales.  Con frecuencia la agenda política viene del exterior a la vida de los partidos. Pareciera que no está bien visto el estudio de realidades y problemas complejos, la dedicación de tiempo para trabajar un horizonte de país y de sociedad. Responder a la pregunta: ¿qué sociedad queremos? supone poner en marcha recursos intelectuales e ideológicos, pero casi siempre lo que hay son respuestas facilonas: enunciados. Y si la interrogante es: ¿cuál es nuestra estrategia para lograrlo? la respuesta es con frecuencia el silencio. Sin embargo, es necesario levantar la vista por encima del detalle o la ocupación de lo urgente, de forma que superemos las luces cortas mediante las luces largas. Solo si recuperamos la capacidad estratégica estaremos en condiciones de cumplimentar nuestra razón de ser, que no es otra que dar esperanzas fundadas a la gente.

Estamos viviendo un nuevo tiempo que nos obligar a refrescar nuestra mirada hacia el país y hacia el mundo y sus nuevos problemas. Nos obliga asimismo a revisar algunos supuestos, desde los cuales hemos entendido la palabra izquierda. Hemos de reforzar las ideas de izquierda, precisamente, siendo autocríticos y profundizando en lo que significan en el siglo XXI. Estamos en el fin de una época y nos pongamos como nos pongamos, la política que transcurre a gran velocidad y sustituye a propuestas, agendas y personas, por otras, nos invita a ponernos al día en la esfera del discurso, definiendo mejor los sectores sociales a los que nos dirigimos, y aprendiendo el uso de las nuevas tecnologías en la comunicación hacia el pueblo y en la competencia electoral. Por todo esto, si tomamos en serio la idea de que la política tiene la misión de civilizar el futuro, podremos acordar que debemos poner los medios para desarrollar una política inteligente y reflexiva a la altura de lo que nos demanda la sociedad. Por eso me gustaría que el 16 de junio, se elija a quien se elija para cargos de responsabilidad en el partido, nuestro FMLN salga fortalecido y unido en torno a una política prometedora, adaptada a los nuevos tiempos, incisiva, atrevida y a la vez realista. Una política que sea reconocible por las bases y por las mayorías sociales, inspirada en nuestros valores históricos. Es el momento de dar un gran empujón a la creación de un gran bloque histórico, por el cambio nacional; recuperando el prestigio de la política y la supremacía de la democracia participativa.

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