Licda. Norma Guevara de Ramirios
@guevara_tuiter
El próximo 16 de enero se cumplen 25 años de la firma de los Acuerdos de Paz, es por ley, Día Nacional de la Paz. Es que hace 25 años llegó la buena noticia al pueblo y al mundo que un cambio empezaba.
En su mensaje, el Comandante Schafik Hándal habló en representación del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN, dejando claro que los Acuerdos abrían un camino y el método de la concertación para encontrar y pactar soluciones, hizo referencia a los mecanismos y conductos participativos en la ejecución y supervisión del cumplimiento de los compromisos firmados y, en el final de aquél discurso memorable dijo: “Las partes en la negociación hemos terminado nuestro trabajo, desde ahora la Nación entera asume el protagonismo de su propia transformación” Viva la paz!, Viva El Salvador!, Viva México!”
En efecto, se requirió de organizar comisiones y equipos de trabajo para que cada uno de los Acuerdos se cumpliera. La desmovilización de estructuras de las fuerzas armadas y de la guerrilla requería crear programas para la reinserción de miles de personas a la vida civil, y fueron insuficientes los programas de becas, adquisición y asignación de tierras o en el caso de la FFAA, la indemnización a jefes militares. Las actuales exigencias de veteranos expresan la insuficiencia con la cual se asumió la reinserción. No obstante, debe reconocerse que la transformación de la Fuerza Armada en una Institución con una nueva doctrina y el desmontaje institucional de aparatos de represión se cumplió bien; como se cumplió a fondo, asimismo, la conversión del FMLN en partido político que dejó de usar armas para luchar por sus ideales.
Cada aspecto en este campo amerita ser conocido a cabalidad por la sociedad salvadoreña en su conjunto, pues de las renuncias y la forma de asumir la realidad que se deriva de los Acuerdos se puede aprender algo que hace mucha falta: capacidad de poner voluntad a los cambios justos y necesarios, es decir comprender, como decía Schafik, que el método de la concertación para pactar Acuerdos que resuelvan problemas que afecten a nuestra sociedad, es una lección que debemos aprobar para encarar los nuevos desafíos en nuestro querido país.
Crear un partido político fue algo nuevo que el FMLN debió hacer, venciendo las viejas resistencias que buscaban burlar ese particular Acuerdo, firmado el 16 de enero, pero igual sirvió para probar que se hacía uso de la ley para evidenciar los resabios de quienes en el recién surgido Tribunal Supremo Electoral intentaron impedir la creación del partido FMLN.
Los campesinos y cooperativistas recibieron aquel 16 de enero, la certeza que existía la obligación constitucional de poner fin a los latifundios, pues una de las más de 30 reformas a la Constitución le puso límite a la propiedad sobre la tierra en este país, – el de más pequeña extensión territorial en Centroamérica-; pero han debido esperar que el FMLN ganara la Presidencia de la República en marzo de 2009 (17 años después), para que los lotes que poseían, pasasen a ser propiedad legal de ellos. Esto nos enseña que no basta tener el Acuerdo, sino que muchos de esos Acuerdos requieren de voluntad desde el gobierno; por eso, hoy son decenas de miles de personas, hombres y mujeres, incluso de 90 años o más, quienes han recibido lo que tanto esperaron por décadas, ahora de manos de uno de los firmantes de los Acuerdos de Paz, el compañero Presidente Salvador Sánchez Cerén.
En cada uno de los puntos comprendidos en los históricos Acuerdos de Paz hay un proceso, y decenas, centenares o miles de personas participando para su cumplimiento; y más para el desarrollo o permanencia de sus beneficiosos alcances en el desarrollo social, político o económico, que en este año 25 deben ser reexaminados para conocer y aprender de la conducta requerida en un proceso de transformación profunda de nuestra sociedad. Y si esto es adjetivado negativamente por quienes quisieran el olvido de los sacrificios del pueblo para alcanzar un camino de cambio, más necesario se vuelve el conocer, el comprender y apropiarse de tales Acuerdos por quienes creemos en la importancia de una paz duradera, de un desarrollo social incluyente y sostenible; por quienes queremos que el tren de la justicia llegue rápido a nuestros cantones con agua, con luz, con seguridad, con educación y con salud para todas y todos.
Cuando los logros son del pueblo y por el pueblo, los sacrificios y esperas abundan, para todos los que hicieron posibles nuestros Acuerdos debe haber en nuestra memoria un reconocimiento a su sacrificio, a su heroísmo, a su madurez y generosidad, y a la vez, un compromiso de luchar para que esos logros perduren y se profundicen.