Santoago / Xinhua

Por Valentina Bastías Atias

La Iniciativa de la Franja y la Ruta es «trascendental» para América Latina, afirmó el oficial de Asuntos Económicos de la División de Recursos Naturales e Infraestructura de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Gabriel Pérez.

«Es una Iniciativa trascendental. Muchas de las autoridades de la región lo ven lejano, como si no nos atañera, pero es muy importante dar seguimiento a este proyecto, ver sus implicancias y oportunidades, de forma de integrarse a esta nueva ruta comercial y de transporte», dijo Pérez en una entrevista con Xinhua.

El funcionario aseguró que ha habido un impulso al comercio a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, una plataforma de cooperación internacional propuesta por China en 2013.

A lo largo de los cinco años de su lanzamiento, la Iniciativa de la Franja y la Ruta ha pasado paulatinamente de concepto a acciones y de perspectivas a la realidad, convirtiéndose en el producto público más popular a nivel global con amplio reconocimiento de todos los países del mundo, incluidos los de la región latinoamericana, considerada como la «extensión natural» de la Ruta Marítima de la Seda del Siglo XXI.

En la II Reunión Ministerial del Foro China-CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), celebrada a principios de este año en la capital de Chile, Santiago, se aprobó una declaración especial sobre la iniciativa de la Franja y la Ruta.

Las estadísticas comprueban que «el mercado asiático, y en particular el chino, tiene gran relevancia para los países de Latinoamérica, ya que China es uno de los mercados con mayor dinamismo y hacia dónde se orientan gran parte de las exportaciones y proyecciones de crecimiento futuro», sostuvo Pérez en la sede de la CEPAL en Santiago.

Las inversiones chinas cumplen un rol dinamizador e interesante en Latinoamérica, con foco en la integración de servicios e infraestructuras, agregó, respecto de las ventajas que conlleva la entrada de las empresas chinas a la región.

«Lo principal ha sido extraer el ‘know how’ de cómo operan los servicios, se da valor agregado, se manejan los grandes volúmenes de información y se integran con inteligencia logística que apoye el desarrollo de la región», recalcó.

Según los datos de las aduanas chinas, China y América Latina y el Caribe registraron unos volúmenes comerciales de unos 260.000 millones de dólares en 2017, un ascenso interanual del 18,8 por ciento. China es un destino importante de los productos a granel de la región latinoamericana y caribeña y está importando cada vez más productos agrícolas e industriales de la región, lo que ha mejorado la estructura del comercio entre ambas partes.

Además, de acuerdo con el Ministerio de Comercio de China, las inversiones directas del país asiático en América Latina y el Caribe han superado los 200.000 millones de dólares y la región se ha convertido en el segundo mayor destino de las inversiones chinas en ultramar.

América Latina busca hoy promover el progreso industrial, las tecnologías y el desarrollo sustentable de su economía, por lo que la introducción de nuevos actores y modalidades de crecimiento suscitan gran interés.

Las proyecciones de los expertos apuntan que entre 2011 y 2040, la demanda total de inversión en infraestructuras de la región superará los 13 billones de dólares.

«La infraestructura tiene un rol fundamental en el desarrollo de los países. Así lo ha reconocido la Agenda 2030 de las Naciones Unidas y varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible tienen directa vinculación con la promoción de la infraestructura», subrayó Pérez.

Añadió que la preocupación en la región por la conectividad «ha tenido un fuerte cambio en los últimos años», pasando de la provisión de infraestructuras a servicios integrales, con foco en las soluciones logísticas y necesidades que presenta el cliente en materia de transporte de carga o prestaciones portuarias.

Pérez destacó que la conectividad entre América Latina y Asia-Pacífico pasa por vías marítimas, que tienen el desafío de «adaptar sus instalaciones portuarias, el manejo de grandes cantidades de contenedores», además de gestionar la distribución del transporte y estas mismas cargas al interior del territorio.

En esta línea, la introducción de nuevos modelos industriales y experiencias «resultan cruciales y de interés», destacó.

El desarrollo de la fibra óptica en la zona más austral del mundo, la construcción de carreteras y la introducción de buses eléctricos en el sistema de transporte urbano, son solo algunos de los proyectos que las firmas chinas mantienen en Chile, lo que le ha permitido al país sudamericano «adaptarse» y «compararse» con otras grandes naciones, añadió.

 

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