Oscar Martínez
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Cuando fui correo nos íbamos por las veredas para llevar la información, sales luego fui radista y aprendí las claves para garantizar la información, hoy le pido permiso para entregarle este listado de bajas de 1989, que guardé por muchos años, hoy decida usted que hace porque yo ya no puedo seguir con esto que hace trizas mis lunas y soles.
La nota dice: si estás leyendo esta lista y no te encuentras en ella es que sigues con vida y quizá tu misión fue otra diferente a la mía.
La orden fue dada: Ustedes fueron las personas seleccionadas para cumplir la única misión -que no todas las personas pueden cumplir: ofrendar sus vidas por las tan nobles causas del pueblo salvadoreño, su emancipación como clase social trabajadora.
Cuando la noticia de su misión se sepa, que han cumplido con la consigna “Comandancia General Ordene”, estaremos en marchas de otras misiones, tan humanas como las suyas, tan meritorias y trascendentales como tantas otras que deberán cumplirse para que nuestra sociedad cambie y siga transformándose.
Sus miradas rebeldes, sus alientos de sudores usufructuados en las haciendas y fábricas, deberán mantenernos como animales políticos con apetitos de transformaciones sociales-políticas, conmemorando los ayeres, estudiando los ahora de vientos y heladas para enmendarnos con el mañana de nuevas realidades de convivencias libres de violencia, con igualdad y justicia social, habiendo superados este sistema devorador de vidas humanas y de naturaleza. Si al finalizar la lectura de la lista de nombres, no nos hemos producido, ni reproducido en esa relación figurada de nuestra infraestructura y superestructura de nuestra unidad materia-cuerpo, significa que nuestros corazones y nuestros caminares están tan enajenados que hemos perdido la capacidad de sentir el dolor y el placer convertido en una mercancía más y lo satisfacemos con un servicio del mercado, tan sagrado para muchos.
No obstante el imaginario sagrado de sus vidas y de sus muertes son tan reales y concretas, acaecido en un momento de la coyuntura histórica en su contexto, que aún no logramos dimensionar ese acto humano, como uno de los mayores actos de amor a esta humanidad -quizás- algún día, podremos comprender que su misión fue necesaria e impostergable en la perspectiva histórica de nuestra lucha por alcanzar la plena libertad de nuestras generaciones de oprimidos.
Pueden no ser todos los nombres, estar mal escritos; pero es todo, es lo que tenemos, la lista de 16 nombres de compañeras y 106 compañeros del Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos del PRTC que se quedaron para siempre con los ideales del PRTC en el año de 1989.
Tengan la plena libertad de leer la lista de 122 nombres de gente del PRTC: Carlos Alberto Aguirre Ayala, Antonio Alberto Alvarado, Jesús Alvarado Rivas, Elías Amaya Amaya, Rafael Antonio Amaya Díaz (hijo), José Domingo Amaya Iraheta, José Carlos Amaya Iraheta, José Fredy Amaya Iraheta, Miguel Ángel Amaya Rivas -Miguelito-, José Leonidas Amaya Rodríguez, Manuel Antonio Aparicio -Héctor de la O-, Elio Ayala -Sergio-, Manuel Ayala, Manuel Aparicio Ayala Espinoza, Victoriano Ayala Palacios, María Aracely Ayala Soriano -Verónica-, Emilio Antonio Ayala Lozano -Rutilio-, Claudio Manuel Benítez, José Ciriaco Cayetano, José Aníbal Carrillo, Juan Francisco Ceiba, Pedro Chévez, María de los Ángeles Díaz -Angelita-, Jaime Eduardo Díaz Márquez, Clelia Concepción Díaz Salazar -Luisa-, Reina Durán, Godofredo Durán Carrillo, Julián Durán Rodríguez, María Rita Flores, Isabel Flores Amaya, Pedro Flores Jovel –Moisés-, Rubén Flores Jovel, Dolores Mauricio Gómez -Juan Antonio- Rogelio Antonio Gómez, José Gómez, Ricardo Gómez, Carlos Gómez -Abraham-, Juan Antonio Gómez Abarca, Santos Gómez Durán, Víctor Manuel Gómez Durán, José Douglas González Portillo, Edgardo Guardado, José Santos Guevara, Leopoldo Guzmán, Daniel Hernández, Aparicio Sebastián Hernández, Pablo Hernández, Adrián Hernández, Kevin -hijo de Israel Maravilla-, Ana Marisol Joachin, Lorenzo Joachin, Antonio Leiva, Manuel Leiva, Fermín Misael Lobato Hernández, Norma Guadalupe Marroquín Hernández -Delmi-, Arturo Melgar, Francisco Melgar, Jacinto Melgar, Luis Melgar, Marcos melgar, Pedro Antonio Melgar Acosta, Antonio Mendoza Márquez, Oscar Basilio Mira Hernández -Juan-, Ricardo Miranda Flamenco -Esteban Ruiz-, Iván Molina, Alfonso Navarrete -Néstor Guevara-, María de los Ángeles Navidad, René Antonio Orellana, Rafael Pineda Hernández, Fredy Portillo, José René Portillo, José Rogelio Quinteros, Coralia Ramos, Tomas Ramos Del Cid, Candelario Ramos Sánchez, Julio Rivas -Joaquín-, Rivas -Pilencito-, Ulises Rivas -Lotario-, Pablo Rivas, Santiago Rivas -Martin-, Cruz Rivas Fuentes, José Adilso Rodas Abarca, Roberto Rodin Condel, José Catalino Rodríguez, José Mario Rodríguez, Francisco Antonio Rodríguez, Neftalí Rodríguez, Santos Marisol Rodríguez, Joaquín Rodríguez Díaz –Estarky-, Arnoldo Sánchez Henríquez, Catalina Saravia, José Santos Sarabia -Hércules-, Nicolás Saravia -Wilber-, Santos Saravia -Edwin-, Saravia –Ramón-, Nicolás Alberto Saravia Bonilla -Wilmer-, Santiago Savala, Celso Segovia, Serrano Bolaños, José Leonidas Urbina, Pedro Valdez -Moncho-, Pedro Valdez Meléndez, Jesús Valladares, Francisco Valladares, Alfonso Valladares, José Dolores Valladares, Julio César Valladares, Leoncio Valladares Barahona, Simón Vásquez, Leticia Vásquez, Santos Vásquez, José Luis Vásquez, Francisco Vásquez Cortes, José Antonio Vásquez Gaitán, -Américo-, -Alirio-, Oscar René Castro Benavides, José Dimas Rivas -Nelson-, Carlos Alfonso Valenzuela Carrillo, José Lorenzo Flores de Amaya, Francisco Osorio Valladares, Antonio Alvarado, simón Vásquez, Yolanda Edith Santos, Comandante Yuri, Daysi.
Ha finalizado la lectura y el monólogo silencioso recuerda las palabras del Comandante “se nos ha encomendado una misión de vida o muerte y queremos que levanten su puño izquierdo, toda aquella compañera y compañero que quiera de forma consciente y voluntaria participar en la misión encomendada; quizás, no regresemos” pero nuestras familias y las nuevas generaciones deberán estar en la obligación de hablar sobre esta gesta heroica del cumplimiento de esta misión.
Así, iniciaron a revisar y limpiar sus fusiles, a contar sus balas, minuciosamente estaban considerando lo que tenían y como deberían darle el mejor uso, los planes operativos, las indicaciones, las radios emitían señales en clave, las escuadras de avance, el movimiento estaba en marcha…
Hace tres días, se nos informó que en Citalá, Chalatenango nació el primer nieto de Yolanda Edith Santos, ella jamás lo conocerá; pero el nieto tendrá la oportunidad de conocer y dimensionar el compromiso de su abuela de haber entregado lo más apreciado de toda persona: su vida, en la gran Ofensiva militar, ¡Febe Elizabeth Vive… Hasta el tope y punto! Lanzada por el FMLN el 11 de noviembre de 1989.
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