Madrid/dpa
Un revés paralelo de Stanislas Wawrinka a la línea, unhealthy clinic una derecha cruzada de Roberta Vinci tras una subida a la red y adiós a un año, online el 2015, sovaldi sale que pudo cambiar la historia del tenis.
El serbio Novak Djokovic y la estadounidense Serena Williams fueron los absolutos dominadores del deporte de la raqueta en los últimos 12 meses, pero se quedaron a un suspiro de completar el Grand Slam.
Djokovic conquistó Australia, Wimbledon y Estados Unidos, pero se vio superado en la final de Roland Garros por un festival de reveses del suizo Wawrinka. Williams, por su parte, mantuvo la expectación hasta el último instante: tras imponerse en Australia, Roland Garros y Wimbledon, perdió ante la italiana Vinci en las semifinales del US Open.
“Fue una temporada increíble. Llegué a todas las finales exceptuando Doha”, dijo Djokovic tras cerrar el año con 11 títulos en 15 finales, 21,5 millones de dólares en premios y un balance de 82 victorias y sólo seis derrotas.
Fue un año mágico para Djokovic, otro bocado del serbio en su lucha por poner su nombre a la altura de los Roger Federer y Rafael Nadal. Sin embargo, la fecha que tenía entre ceja y ceja, el 7 de junio, no fue como él esperaba.
Roland Garros era y es el único grande que le falta en su palmarés. Y 2015 parecía el año indicado para completar el “career” Grand Slam por su confianza y por los problemas que atravesaba Nadal, nueve veces campeón del torneo.
Tras arrollar a Nadal en cuartos y sufrir con Andy Murray en semifinales, Djokovic sucumbió por el título en la cancha Philippe Chatrier ante Wawrinka, que sorprendió con un 4-6, 6-4, 6-3 y 6-4 en tres horas y 12 minutos. “Estaba más nervioso que en ningún otro partido. Es la final de Roland Garros”, señaló el serbio tras el encuentro, su única derrota en 28 partidos de Grand Slam en 2015.
Con 28 años, y viendo la lenta (pero progresiva) cuesta abajo de Federer y Nadal, el serbio podría tener en 2016 una nueva oportunidad de intentar el asalto al Grand Slam, algo sólo conseguido en hombres por Rod Laver (1969) desde que el tenis se convirtió al profesionalismo. Y los números de los últimos años avalan su candidatura: desde 2011, Djokovic ganó nueve de los 20 Grand Slam que se jugaron.
“El hecho de haber perdido la final de Roland Garros le hará estar más hambriento que si hubiera ganado este año los cuatro grandes”, explicó el ex tenista Greg Rusedski a la cadena Sky. “Rafa Nadal no lo hizo nunca, Roger Federer tampoco. Tienes que echar la vista hasta Rod Laver para encontrar a uno que ganara los cuatro”.
En el tenis femenino existe un fenómeno más o menos similar con Serena Williams. Aunque la estadounidense tiene más altibajos en su juego, siempre aparece en las grandes ocasiones. A su enorme confianza se une además que hoy en día no hay una tenista capaz de hacerle sombra.
En 2015 sólo Vinci pudo frenarla en un grande, en las semifinales del US Open por 2-6, 6-4 y 6-3. Fue en la cancha Arthur Ashe, la misma en la que Williams ganó en 1999 su primer grande. Hace ya casi 16 años.
La derrota ante Vinci sepultó el intento de la estadounidense por emular el Grand Slam conseguido por la alemana Steffi Graf (1988) y la australiana Margaret Court (1970).
Williams, que acumula 69 títulos en su carrera, tiene ya 34 años, por lo que las posibilidades de ganar los cuatro grandes en una misma temporada cada vez son más reducidas.
“Es obvio, es algo que nunca logré”, señaló Williams en Nueva York. “No quiero presionarme por eso. Tengo que tener un buen año al principio, ganar Australia y ganar en Francia, donde sólo he ganado tres veces, así que será difícil”.
Si llega a Wimbledon 2016 con los dos primeros grandes bajo el brazo, sus posibilidades se multiplicarán, pues entre la hierba de Wimbledon y el cemento de Nueva York suma 12 títulos.
El calendario del tenis, que no da tregua, tendrá además en 2016 una cita más para Williams y Djokovic: lo Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Mientras la estadounidense cuenta ya con cuatro oros (tres de ellos en dobles), el serbio sólo pudo colgarse un bronce, en 2008. Una exigencia más en un 2016 lleno de estímulos para los números uno.