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2017, año preelectoral

La derecha política, empresarial y mediática ha mantenido una agenda desestabilizadora con dos claras líneas de acción, a saber: la primera, la desestabilización, en el marco de un “golpe suave”, como  los que dieron en Brasil, Argentina y Venezuela, con miras a derrumbar el Gobierno. Y, la segunda, mantener un proceso desestabilizador para debilitar al Gobierno y al partido FMLN con miras a las elecciones de 2018 y 2019.

Y dado que 2017 es un año pre electoral, creemos que la derecha política, empresarial y mediática profundizarán su accionar con miras a debilitar lo más que se pueda al Gobierno y al partido FMLN.

En el año que recién ha finalizado, la derecha mantuvo un sistemático boicot a las finanzas públicas, para ello se hizo acompañar de la Sala de lo Constitucional y todo el bloque de partidos de la derecha en la Asamblea Legislativa, liderada por el partido ARENA, que no solo, no le aprobaron 1,200 millones de dólares en bonos, sino que no le aprobaron el proyecto de ley del Presupuesto General de la Nación.

La falta de presupuesto, si bien no paraliza al Gobierno, en tanto que puede utilizar la misma cifra del presupuesto del año pasado, si afecta otros rubros importantes como lo es el presupuesto para la inversión pública, que es vital para el desarrollo y crecimiento económico, si le genera crisis sería con el sector público organizado, pues, no podrá contar con los recursos ni para el pago de escalafón de los empleados de la salud, que ganan menos de $1,500.

Varios sindicatos de empleados púbicos, por cierto, han anunciado “una huelga de brazos caídos” para principios de este año, no solo como medida para presionar por el escalafón, siguiendo el diseño del partido ARENA en el Congreso, de forma oportunista por cierto, pero que configura un panorama de protesta de grandes dimensiones porque implica la participación de tres sectores: empresa privada, partido ARENA y un sector de la clase trabajadora sindicalizada.

La coincidencia de intereses y la articulación en las acciones de esos tres sectores hace sospechar que la profundización de la lucha contra el Gobierno puede profundizarse.

También hace sospechar que esa articulación va más allá de una acción reivindicativa, con intensiones políticas de otra naturaleza.

El solo hecho de llamar a la protesta “huelga de brazos caídos” nos debe alertar que el propósito es de otro tipo.

Es decir, 2017 inicia con un panorama gris por las amenazas que tienen que ver con el año electoral, y con la continuidad de la desestabilización, que promueve la derecha desde el inicio del Gobierno del Presidente Salvador Sánchez Cerén.

A la derecha no le ha sido fácil profundizar ese proceso desestabilizador, gracias a que, el Gobierno tiene el acompañamiento de la militancia de un partido fuerte, que habrá que engrosarlo con más alianzas con los sectores populares para hacerle frente a cualquier imprevisto político.

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