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2022: A LUCHAR POR  UN FUTURO MEJOR

Por: Licenciada Norma Guevara de Ramirios

Por la paz en el mundo, por la salud de todos, por oportunidades de vida digna, por la justicia y la democracia, por la consolidación de las revoluciones triunfantes, por consolidar los procesos de cambio, en fin, sobran los motivos para luchar unidos, ayer, hoy y mañana.

El 1 de enero Cuba cumplió 63 años de haber alcanzado una victoria contra un sistema opresivo, y lucha cada día contra todo intento de reversión alimentado por el imperialismo; ha logrado vencer obstáculos de toda índole y, los más recientes, el año pasado, en medio de las dificultades de un bloqueo criminal y los efectos de la pandemia en su economía, y aún en esas circunstancias ayudó a decenas de países  con su capacidad científica y humanista a vencer el Covid-19, inventó y desarrolló vacunas                                                                                                                                        y es ahora uno de los países con mayor cantidad de población vacunada.

Cuba sigue siendo un ejemplo para los pueblos y para las fuerzas revolucionarias y progresistas, su cultura y desarrollo político, junto a la solidaridad, son pilares que sustentan la revolución que ya alcanza, después de la República Popular China, la mayor edad de ser una revolución victoriosa.

En el continente, la lucha por  un sistema social, económico y político más justo, tiene en Venezuela, Bolivia, Nicaragua y México, ejemplos importantes, con circunstancias y  caminos propios, que enfrentan oposiciones internas, alimentadas desde fuerzas imperialistas y reaccionarias, incluso incomprensiones de sectores de la izquierda en el continente; pero siguen adelante.

Y  como la lucha social está lejos de ser un camino recto para todos, los avances y reveses muestran que otras naciones, a su manera, se han empeñado y se empeñan en alcanzar cambios profundos en favor de las mayorías; Paraguay, con Fernando Lugo; Ecuador fue eso en la década ganada del gobierno de la revolución ciudadana, con el liderazgo de Rafael Correa; Brasil, con el Partido de los Trabajadores, con Lula y Dilma; Argentina, con los Kirchner y, en nuestro El Salvador, con la década de los dos gobiernos del FMLN.

Ahora, en 2022, se espera que Honduras y Chile fortalezcan esa tendencia de avance para los pueblos de nuestra América.

Cuando los reveses son profundos, como el que vivimos en nuestro país, mayor tiene que ser el empeño que deban poner en juego las organizaciones que aspiran y creen que un mundo mejor es posible; que no hay contradicción entre la lucha por la defensa de los logros de pueblos hermanos y el esfuerzo requerido por el derecho de nuestro pueblo a conquistar una vida mejor para las mayorías.

Se requiere ahora darnos cuenta que en  el curso del año recién pasado, el gobierno autoritario, dictatorial, puso en marcha los cambios institucionales para afianzar poder político y riquezas para su grupo, mientras lanzó a la calle a miles y miles de empleados, destruyó el sistema judicial, hizo retroceder a la PNC y a las fuerzas armadas y, en ese contexto,                                                                                                                                              para lo que se prepara es para profundizar la represión.

Aun en ese contexto, se venció el miedo y gran parte del pueblo hizo suya la calle y diversas formas de protesta contra las medidas gubernamentales; ahora toca profundizar la organización, elevar la conciencia política de la mayor parte del pueblo y hacer retroceder el objetivo de la lucha reivindicativa y recuperar las instancias del estado salvadoreño.

Los partidos políticos están llamados a recuperar su rol constitucional y ser parte de este gran esfuerzo nacional, necesario para evitar que el país termine de hundirse.

Los objetivos que sean comunes deben ser el eje articulador ante la ausencia de un referente único o unitario debidamente identificable.

Es incorrecto el sectarismo, la exclusión en esta lucha de fuerzas diversas, como incorrecto es el ataque y descalificación a cualquiera que luche contra el régimen autoritario que tenemos. El tener opiniones diferentes de lo que ocurre en otros países no debe ser obstáculo para luchar unidos por nuestro país.

Sin duda el gobierno convertirá su maquinaria de propaganda y sus fuerzas represivas y el sistema judicial para detener la marcha del pueblo por recuperar al país, lo que es propio del neofascismo; por eso la experiencia internacional enseña que a ese tipo de regímenes se les enfrenta con  pueblo y unidad, ese es nuestro mayor desafío para 2022.

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