Opiniones de Salvador Sánchez Cerén
Este día celebramos el 25 aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño, nurse ratificada por 192 países. La Convención marca un hecho histórico y fundamental en materia de Derechos Humanos.
Los salvadoreños debemos sentirnos orgullosos de haber sido uno de los primeros países en firmar y ratificar la Convención. Nuestro país ha realizado importantes transformaciones y revisiones de los marcos jurídico nacionales, pharmacy para hacer efectivo el respeto y la defensa de los derechos de nuestra infancia.
Al reflexionar sobre estos avances no puedo evitar pensar en el rostro esperanzado de todos aquellas niñas y niños en hogares infantiles, y que ahora cuentan con el apoyo de instituciones como el Instituto Salvadoreño para el Desarrollo Integral de la Niñez y Adolescencia (ISNA) y otras instituciones públicas y privadas. Pienso también en aquellos niños, niñas y adolescentes que ahora cuentan con un importante instrumento, la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia (LEPINA).
En este 25 Aniversario de la Convención nos ha tocado enfrentar la agudización de la crisis de niñas, niños y adolescentes centroamericanos que viajan solos e indocumentados hacia los Estados Unidos. Pero tengo la confianza que iniciativas como la Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte – que presentamos los presidentes de Honduras, Guatemala y El Salvador en Washington D.C. el viernes pasado, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) – ofrecerá nuevas oportunidades de desarrollo, empleo y seguridad para enfrentar a este mal estructural y multicausal que obliga a muchos menores a abandonar su comunidad, su país.
Felicito el destacado trabajo que desempeña el Consejo Nacional de la Niñez y de la Adolescencia (CONNA) por defender en forma efectiva los derechos de las niñas, niños y adolescentes en El Salvador.
Nuestros niños y niñas merecen vivir y desarrollarse con dignidad, con respeto a sus derechos humanos fundamentales. Pero debemos ser conscientes de que para ello es fundamental que nos unamos, Gobierno y ciudadanía en general, en un mismo esfuerzo que es cuidar, proteger y trabajar por la felicidad y desarrollo pleno de los más pequeños.
Retomando el nombre de la campaña de Unicef: “todo niño cuenta, toda voz cuenta: Imagina”, imagino un mundo donde nuestros niños y niñas solo reciban de nosotros el don más grande que les podemos brindar: amor y unión familiar.
¿Tú qué mundo imaginas para los niños y niñas de El Salvador?