Todavía no estamos en la flor de la edad, solo que treinta años es mucho tiempo. Tratándose de un movimiento, puede no ser mucho y una nada en comparación a los 4 mil quinientos millones de años que tiene la tierra, Si tomamos en cuenta que el Homo Sapiens se ha desarrolla desde hace unos cuarenta mil años, o mejor si recordamos una parte de la letra de un Tango, “20 años no es nada”, 30 años sería una nada y media. De estas nadas estamos hechos. Unir voluntades entre seres que la mayor parte de su tiempo duermen o peor aún, la historia relatada por el poder ha sido una historia de violencias y matanzas que bien pueden evitarse.
¿Qué hemos avanzado en treinta años? bastante. Un avance fundamental, en la permanencia de unir voluntades, ha sido, elaborar un discurso que reúne lo mejor del pensamiento que asume soluciones posibles. Un ejemplo es la definición de cultura, otros son: SurEditores, los congresos, Palabra en el mundo, posicionarnos de la tecnología moderna de comunicación, la Sopa Sur (con un monumento conmemorativo), los encuentros de la fraternidad y ahora La revista SUR, hacia adelante se nos abren nuevos espacios si continuamos desarrollando nuestro potencial creador.
Una cosa es ser artistas pretendiendo copar un espacio para expresar nuestro arte y otra es serlo con una perspectiva de cambio. La más colosal de las aventuras creativas ha surgido de nosotros, producir una revolución cultural, es decir, un cambio del comportamiento humano, priorizando la solución pacífica de los conflictos, la solidaridad humana por encima de la ganancia (que nos tiene hoy en una encrucijada de ser o perecer), desarrollar el potencial creador de cada persona, pasando por el nuestro, no es un asunto de ser mejores artistas, es también ser mejores seres humanos y proyectar humanidad hacia toda la sociedad.
“Para cambiar lo que hay, se necesita conocer lo que hay, saber cómo funciona, […] una valoración de lo que somos, imaginación para lograr lo que queremos ser y que sea el Sur quien explique el Sur (pág. 14 del Libro Rojo). Es aquí donde la palabra Sur adquiere una connotación ideológica nueva. Primero se la dieron ellos con cierta cuota de desprecio. Ahora se las podemos dar nosotros con una enorme cuota de sabiduría y audacia (pag. 15 del Libro Rojo). Este Sur debe asumirse no como noción geográfica, sino cómo una noción ideológica que nos permita descubrir los velos que ocultan las verdades (pág. 16 del Libro Rojo). Para lograr este simple, pero profundo cambio, se requiere ser libres. Nadie que espere ganar algo es libre ni tampoco es libre nadie que tenga algo que perder. Una vez alcanzada esta claridad de nada personal que perder ni ganar, es que se vuelve interesante el mundo, pues se asume la irrenunciable meta del cambio como una forma de ser y hacer. Cómo una respuesta cultural desde y para la cultura del nuevo género humano (pág. 18 del Libro Rojo)”.
Pues para definirnos se requiere algo más que una fecha, un compromiso asumido desde hace ya 30 años.
Desde todos los discursos se emiten juicios valorativos de su propio discurso, este no es nuestro caso, simplemente decimos que la humanidad toda necesita priorizar lo que funciona para todos, y a todas luces la actual forma de relacionarnos no funciona para todos.
Hace treinta años, en una fecha imposible de situar exactamente algunos soñadores se reunieron en La Habana, en pleno periodo especial, donde lo fundamental era comer algo cada día, firmamos un acuerdo, la idea era hacer una revista con dos consejos editoriales, logramos un número, el segundo quedó en la imprenta, cambiaron las reglas del juego. En un congreso definimos una fecha, arbitraria, y en otro definimos otra fecha, finalmente ha quedado como fecha definitiva del inicio de lo que ahora conocemos como Movimiento Proyecto Cultural Sur: el 24 de abril.
La proposición de la Comisión de Apoyo Fraternal es conmemorar los treinta años todo el resto del año 2021. Cada abril 24 cada núcleo Sur lo conmemora a su manera. Tendríamos nueve oportunidades de valorar lo mucho avanzado y proyectarnos hacia adelante. A esta proposición le agregamos la otra de realizar Encuentros de la Fraternidad, es decir, pasar de una tradición surgida en México a eventos que se realicen en otros puntos del planeta. Los encuentros consisten en eventos, sea para conocernos los distintos “Sures” de cada país.