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30 de julio: Alma mater, mater resistentia, mater rebellia

Rafael Paz Narváez
Profesor e investigador, Universidad de El Salvador  

La Universidad de El Salvador ha sido gravemente afectada por las políticas y acciones del gobierno actual en los últimos cuatro años. El incumplimiento reiterado en la entrega de edificios, la imposición prolongada de clases en línea, el desfinanciamiento negligente del presupuesto universitario y los ataques a la institucionalidad universitaria mediante la agresión perniciosa de “troles” e “influencers” han creado una crisis que demanda atención, acciones y soluciones en favor de la nación salvadoreña y su pueblo.

De hecho, la Universidad de El Salvador es la principal instancia de oportunidad para que las personas jóvenes de los sectores populares y las capas medias mejoren sus condiciones de vida mediante una formación profesional universitaria. La propuesta de ley de educación superior presentada por el ministro de educación del actual gobierno de facto anularía de hecho la existencia misma de la Universidad de El Salvador y privaría de esas oportunidades a miles de jóvenes.

En los próximos días de julio, se debe garantizar que la demanda de docentes y estudiantes por el retorno a clases presenciales se haga realidad. A la fecha, el gobierno de El Salvador no ha cumplido con la entrega de los edificios de las Facultades de Ingeniería y Arquitectura, Ciencias y Humanidades, y Ciencias Naturales y Matemáticas. La demanda de docentes y estudiantes por clases presenciales en la Universidad de El Salvador es justa e imprescindible para restablecer la calidad de la educación superior en el país.

Es vergonzosa la complacencia de algunos profesionales universitarios frente a las acciones gubernamentales contra la Universidad de El Salvador. La ausencia de una postura firme en defensa de la presencialidad y la autonomía universitaria ha permitido que las medidas perjudiciales se prolonguen. Esa complicidad se disfraza de cobarde resignación cuando se dice que quienes ejercen resistencia buscan el martirio.

La comunidad universitaria de la UES exige un retorno a la presencialidad no solo como una necesidad educativa, sino como un acto de defensa de la autonomía y calidad de la educación pública. Es imperativo que el gobierno de El Salvador cumpla con sus compromisos y deje de obstaculizar el desarrollo académico y personal de miles de estudiantes y docentes que buscan una formación integral en un ambiente adecuado.

El 30 de julio de 1975 es una fecha memorable en la Universidad de El Salvador. Se conmemora el valor de quienes enfrentaron la tiranía y el oprobio de los gobiernos militarizados que plagaron el siglo XX desde 1931 hasta 1979. No es necesario repetir la historia. No necesitamos más mártires, ni cobardes, ni asesinos. Sí necesitamos una educación pública de calidad, sí necesitamos retornar a clases presenciales, sí necesitamos que los estudiantes universitarios injustamente apresados sean liberados y retomen sus estudios.

El próximo martes 30 de julio de 2024, la comunidad universitaria y el pueblo salvadoreño que le acompaña en estos años difíciles conmemorará con una marcha el valor de vivir. Acompañemos a la Fuerza Estudiantil Salvadoreña en su invitación a este propósito.

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