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UNES realiza encuentro para fortalecer la defensa de los Derechos Humanos y el medio ambiente

Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino

La Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES) se reunió con diversas organizaciones de defensoras de derechos humanos, quienes participaron en un encuentro de becarias y becarios, organizado junto a Brot für die Welt (Alemania), en el que se compartieron las “experiencias territoriales para la defensa de derechos y protección de la naturaleza”.

El encuentro permitió compartir ideas y conocimientos entre las personas defensoras, y se realizó un recorrido en algunos de los “sitios sagrados” que fueron previamente identificados por las comunidades indígenas de Sisimitepet y Pushtan, en Nahuizalco, departamento de Sonsonate.

En el lugar pudieron compartir en colectivo la experiencia organizativa y de resistencia ante la amenaza de una octava hidroeléctrica sobre el río Sensunapan o río Grande de Sonsonate. También compartieron sobre como hacerle frente a la crisis climática ambiental, y las amenazas a la naturaleza, y propusieron tejer redes comunitarias como alternativa para proteger los bienes comunes.

La situación sobre la resistencia del río Sensunapan, se extiende por más de 20 años, pues desde entonces, las comunidades indígenas han venido luchado por su protección y la de su cuenca. Todo en defensa del “abuelo río”, como le llaman las poblaciones de los cantones Sisimitep y Pushtan, quienes se verían impactados directamente al desviar el caudal de este importante cuerpo de agua, del cual se abastecen.

El río Sensunapan nace en el municipio de Juayúa, y hace su recorrido hasta la playa de Acajutla y El Limón. Antes de integrarse al océano Pacífico recorre una longitud de 16 kilómetros, que no sólo provee el recurso hídrico, sino también riego para sus cultivos, biodiversidad, pesca y resguarda los “sitios sagrados”, del Pueblo Indígena Nahua.

En cuanto a la defensa legal por el río, lamentaron la falta de voluntad del gobierno del Presidente Nayib Bukele, para crear una ley que fortalezca la acción que realizan las y los defensores del río Sensunapan. A esta lucha, se han unido organizaciones de defensa de derechos ambientales y humanos.

Mientras, la empresa Sensunapán, S.A de C.V., se encuentra a la espera que las medidas cautelares emitidas por la Cámara Ambiental de Santa Ana, como protección al patrimonio biológico y cultural, venzan para retomar el proyecto de edificación de la octava hidroeléctrica.

A los pobladores de los cantones Sisimitep y Pushtan les preocupa un informes del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), que en 2018 expresó la existencia de una disminución de 4 metros aproximadamenta del caudal del río Sensunapan, Y que su cuenca es la única que ha sido declarada con estrés hídrico.

Y que el “estrés hídrico” se debe a la doble demanda de agua que hay sobre la cuenca del Sensunapan, que llevó a las organizaciones comunitarias y sociales como la Mesa por la Sustentabilidad de los Territorios de Sonsonate (MESUTSO), la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES) y la Fundación para el Estudio y Aplicacióndel Derecho (FESPAD), a solicitar se declare al río Grande de Sonsonate o Sensunapan, como un “Bien Marterial e Inmaterial”.

El río Sensunapan, señalaron los defensores indígenas, es una fuente de vida para alrededor de 30 mil familias que residen entre los cantones de Pushtan, Sisimitepet, El Almendro y Loma del Muerto, en el municipio de Nahuizalco.

Y que junto a sus bienes naturales, también cuentan con “parajes o lugares naturales” que lo constituyen manantiales, cuevas, peñas, pozas y barrancos, que conforman todo ese territorio en conjunto. Y diversos hábitats como la Periquera que da refugio y alimento a pericos, loros, tecolotes, lechuzas y gavilanes. También está la Golindrinera, paraje con cuevas y peñas donde se resguardan las golondrinas.

Además de otros sitios que son sagrados o históricos como “La Yeya”, un lugar donde se resguardaron los “abuelos y abuelas” que huían de la Masacre de 1932, a fin de sobrevivir. Este lugar consta dos cuevas enormes que les sirvieron de refugio.

Las organizaciones indígenas señalaron que la declaratoria de “Bien Cultural” estaría a cargo del Ministerio de Cultura, y que junto al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), deberían acatar las órdenes de la Cámara Ambiental de Santa Ana, y pronunciarse sobre la protección de este bien natural, y no solo en su herencia simbólica, también por su aspecto biofísico que incluye su caudal y espacio físico.

Por lo anterior consideran que la construcción de la octava hidroeléctrica vendría a darle el “tiro de gracia” al río Sensunapan, al minar la fuerza de su caudal por completo,  orque ya su cauce aguas arriba está comprometido por las otro cinco hidroeléctricas que represan sus aguas.

Mientras, aguas abajo, las otras represas (6 y 7) se están quedando ya con el agua de la comunidad que estos asentamiento humanos utilizan para abastecer sus hogares en las comunidades.

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