Gloria Silvia Orellana
@SilviaCoLatino
José Mauro Arévalo Villatoro, productor de audiovisuales de la Secretaría de Cultura de la Presidencia (SECULTURA) se prepara para la presentación de un nuevo documental titulado “Las Oscuras Manos del Olvido”, que introducirá a los asistentes a un viaje en retrospectiva al contexto previo del conflicto armado y el fratricidio de la década de los años ochenta.
Con un hilo de conducción de un narrador, Mauro Arévalo se adentra en el secuestro, violación y asesinato de las hermanas de la orden Maryknoll, Maura Ckarke, Ita Ford, la hermana Ursulina, Dorothy Kazel y la misionera laica Jean Donovan, en la zona de los Nonualcos, La Paz. De estos aspectos y otros habló con Diario Co Latino.
-Las Oscuras Manos del Olvido. ¿Por qué?
Porque es una analogía de alguna manera a la realidad que tenemos en El Salvador. Una herencia que no podemos dejar atrás y es precisamente lo que ocurre aquí, pasa a nuestro alrededor. Que es precisamente olvidar la realidad que hemos pasado o lo que vivimos actualmente.
Una de las cosas que dicen de los salvadoreños es que olvidamos fácilmente y ahí estamos reciclando a líderes o políticos. Porque no tenemos memoria y ahí esa oscura cosa -que algunos dicen- que hasta es natural en nosotros es un pensamiento, una actividad macabra que logra la dominación desde los poderes hegemónicos.
– ¿Como idiosincrasia adquirida desde 1932?
Son ambas cosas, es decir, cuando miras fotos de 1929 a 1935, la pregunta que surge es ¿por qué los indígenas nuestros vestían como españoles, o sea, camisa manga larga, un sombrero y pantalón de vestir?, no era la vestimenta indígena. Y claro, quién iba a querer parecerse a un indígena si el equivalente era el asesinato.
Entonces, todos esos comportamientos, se vienen los gobiernos militares y toda la represión que hubo en esas décadas y eso sin contar lo que pasó antes de 1932, que hay pocos registros tangibles.
Y desde esas fechas a la actualidad, no hemos defendido la identidad de nuestra cultura. Y se ha construido un silencio donde estar calladito significa no sufrir ninguna situación violenta.
– ¿Por qué las religiosas estadounidenses?
Porque es uno de los 80 mil casos de asesinatos ocurridos en El
Salvador que están en la impunidad. Segundo porque es un tema olvidado en el país, pese a tener elementos importantes que generan una vinculación entre realidades de los gobiernos de El Salvador y Estados Unidos, que estaban de acuerdo en ese momento en 1980.
Ya teníamos la ayuda militar y económica de los Estados Unidos -dime- a quién se le ocurriría mandar a matar a ciudadanas estadounidenses cuando El Salvador era el país aliado y al principal que le financiaban la guerra.
– ¿Quieres decir que el gobierno de Ronald Reagan estuvo involucrado?
Estados Unidos es parte también de encubrimiento y al final de cuentas en el documental descubrimos que encubrieron a las autoridades salvadoreñas con el asesinato de las religiosas. El Salvador tenía asesores estadounidenses en todo el país, militares, civiles y otros, entonces eso fue tremendamente planeado por el gobierno salvadoreño, no fue una decisión propia de esos guardias y fue orquestado desde los Estados Unidos. Recordemos, en la calle al aeropuerto había un peaje y curiosamente todos los carros que venían saliendo del aeropuerto fueron parados y solo el carro de ellas dejaron pasar, luego las agarraron en el camino y las llevaron a ese lugar para violarlas y asesinarlas. Que era una de las estrategias de guerra, quitarle a la población los medios de subsistencia, porque ellas como monjas y extranjeras podían llevar alimentos y medicinas a la gente.
– ¿Qué encontrará la gente en el documental?
La historia tal cual es. Nos hemos acompañado de investigadores, periodistas y otros profesionales para narrar los hechos y traer toda esa realidad, todo ese contexto social y político desde la década de los setenta, la preguerra y el conflicto. Y coincidió que a 37 años de este grave hecho, presentaremos el documental a la memoria de ellas, como acto de justicia.