Caralvá
Intimissimun
No puedo evitar algunas citas de artículos publicados hace años en Diario Co Latino, de nuevo las palabras permanecen, si fuesen errores deberíamos pedir perdón, pero si son aciertos la historia nos acompaña.
Era el año 2017 fatídica fecha, donde el presidente de Estados Unidos Donald Trump pronunció su célebre ofensa contra las naciones de Haití, El Salvador y 55 naciones africanas, que debe considerarse como una vergüenza para la humanidad, degrada a la nación norteamericana como nunca en su historia, le descalifica en su historia intelectual y conforma un antecedente moral condenable en su imagen mundial.
De nuevo reaparece la amenaza del fin del TPS, pérdida de la nacionalidad y con un decreto presidencial podría condenar a varias naciones a la extrema pobreza, a la separación familiar, al aumento de la violencia, no sorprendería la ingobernabilidad por la dificultad de asimilación de la fuerza de trabajo expulsada de Estados Unidos y el previsible deterioro de las condiciones sociales de cualquier Estado.
La comparación con la Alemania Nazi de los años treinta del siglo pasado es sorprendente, veamos algunos elementos generales: “1 La promulgación de extensas y severas restricciones legales a la existencia de los judíos en Alemania. 2 ataques físicos e incrementos de los verbales contra los judíos, tanto espontáneos por parte de alemanes corrientes como orquestados por las instituciones gubernamentales y del partido. 3 intensificación del antisemitismo en el seno de la sociedad. 4 transformación de los judíos en seres “socialmente muertos”. 4 un consenso de toda la sociedad sobre la necesidad de eliminar la influencia Judía de Alemania” Los Verdugos voluntarios de Hitler / Daniel Jonah Goldhagen – México: Ed. Santillana, 2005 – 752 p. en este ejercicio podríamos sustituir la palabra judío por emigrante: salvadoreño, haitiano, africanos, mexicanos “violadores y criminales”; además de alentar el nacionalismo estadounidense con la imagen nazi contra otros norteamericanos; ello fractura al pueblo norteamericano con el génesis de “nacionalidades en la unión estadounidense”; si bien este insulto es un agravio a la humanidad, también refleja el sentir y pensar de personajes rastreros, miserables o reaccionarios que celebran el insulto como arma contra el pueblo salvadoreño, tienen por bandera “Mi Lucha de Hitler” celebrando el asco nazi con éxtasis de holocausto.
La Historia nos ilustra sobre grandes peligros para las naciones, acontecimientos que deben comprenderse, de esa manera existe la predisposición a la acción serena y posible.
Un segundo período de Trump y los falsos valores (de otros tiempos)
“La historia se repite dos veces, primero como tragedia y después como farsa”, una frase famosa de Carlos Marx escrita en el Manifiesto Comunista y luego en el Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, Marx se refiere a Napoleón Bonaparte y la coincidencia con su sobrino Luis Bonaparte en 1852. En nuestra imaginación histórica del Siglo XXI, el vaticinio de preguerra, guerra y postguerra es una constante con posibilidades contra el mundo. Otras horrorosas coincidencias las encontramos en el libro: Memorias de Churchill, Ed.Orbis 1989 “la tesis esencial de Mein Kampf es sencilla. El hombre es un animal combativo, y, por tanto, la nación, comunidad de combatientes, ha de ser una unidad combativa. Todo organismo viviente que deja de luchar por existencia está condenado a la extinción. El país o la raza que deja de luchar está igualmente condenado. La capacidad bélica de una raza depende de su pureza. Por eso necesita eliminar las filtraciones extranjeras. La raza judía, a causa de su universalidad, es necesariamente pacifista e internacionalista. El pacifismo constituye un pecado mortal, ya que significa que la raza abandona la lucha por la existencia. Por tanto, el primer deber de todo país consiste en nacionalizar a las masas. En el caso del individuo, la inteligencia no es lo más importante, sino la voluntad y la determinación. Un individuo nacido para mandar vale más que incontables miles de naturalezas subordinadas. Sólo la fuerza puede asegurar la supervivencia de la raza y esto impone la necesidad de organizarse militarmente. La raza ha de luchar, ya que la que descansa degenera y perece. Si la raza alemana se hubiera unido a tiempo habría sido ya dueña del globo. El Reich debía congregar en su seno a todos los alemanes dispersos por Europa. Una raza derrotada puede salvarse recobrando su confianza en su misma. Sobre todo se ha de enseñar al ejército a creer en su invencibilidad. Para restaurar a la nación alemana hay que convencer al pueblo de la posibilidad de recuperar la libertad por fuerza las armas. El principio aristocrático es fundamentalmente sólido. El intelectualismo es indeseable. El objetivo final de la educación se reduce a hacer alemanes capaces de convertirse en soldados con un mínimo de ejercitamiento. Los mayores trastornos de la historia habrían sido inconcebibles de no mediar la fuerza impulsora de las pasiones histéricas y fanáticas. Nada hubiera conseguido las virtudes burguesas de la paz y el orden. El Mundo se dirige hacia un gran movimiento, y el nuevo Estado alemán debe proveer a que la raza se prepare para la última y mayor de las decisiones históricas. La política extranjera no ha de tener escrúpulos. La tarea de la diplomacia no consiste en procurar que una nación se derrumbe heroicamente sino en que prospere y sobreviva. Inglaterra e Italia son las dos únicas aliadas posibles de Alemania. Ningún país debe aliarse con otros cobardes y pacifistas, regidos por marxistas y demócratas” pág. 65-66 Memorias…
El temor nazi
“… es verdad que los alemanes estaban sedientos de sangre y de destrucción. Tienen miedo – le expliqué- tienen miedo de todo y todos; matan destruyen por miedo. No es que teman a la muerte: ningún alemán -hombre, mujer o niño- teme a la muerte. Ni siquiera tiene miedo a sufrir. En cierto modo puede decirse que aman el dolor, pero tiene miedo de todo lo vivo, de todo lo que es vivo aparte de ellos, y también de todo lo distinto de ellos. El mal de que adolecen es misterioso. Tienen miedo sobre todo de los seres débiles, de los desvalidos, de los enfermos, de las mujeres, de los niños. Tienen miedo de los viejos. Su miedo ha despertado siempre en mí, una profunda piedad. Si Europa tuviera piedad de ellos, quizá los alemanes sanarían de su espantosa dolencia. – ¿Entonces, son feroces, entonces, es cierto que matan a la gente sin piedad alguna? – me interrumpió Munthe golpeando con impaciencia el suelo con el bastón. – Sí, es cierto. Matan a los desvalidos, cuelgan a los hebreos de los árboles en las plazas de los pueblos, los queman vivos dentro de sus casas como si fueran ratas, fusilan a los campesinos y a los obreros en los patios de los koljoses y de los establecimientos. Les he visto reír, comer, dormir, a la sombra de cadáveres pendiendo de las ramas de los árboles…. ” Kapput /Cursio Malaparte – México: Ed. Diana, 1958 pág 17.
¿Es en realidad el temor a la diferencia el causante del odio hacia las minorías en Estados Unidos?
Pues aunque parezca increíble… si, en pocos días contemplamos con estupor el llamado de una sola persona contra las migraciones, religiones, nacionalidades, injerencia en terceras naciones y amenazas económicas que de la noche a la mañana se convierten en políticas de Estado, ello significa un salto de poder en la nación más democrática del mundo, donde jamás hubo un golpe de Estado, ni dictadura militar, tampoco una revolución por una reforma agraria o fraudes electorales persistentes, aunque éste último factor ahora se encuentra en duda. El temor se contagia, de pronto las falsedades se convierten en verdades, el estigma de las proclamas se vuelve visible en las personas, y se justifica el mal en escalas increíbles, una sola persona es el profeta del desastre, con una fuerza terrible convertida en “política de Estado”, como Hitler.
A pesar de todo el miedo no debe paralizar nuestra voluntad por un mundo mejor. amazon.com/author/csarcaralv
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Cordialmente
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