Tahalí a las espaldas
Carlos Girón S.
Nuestro pueblo honesto y trabajador está en estos momentos muy despierto y presto a acudir a las urnas electorales el próximo domingo 4 de marzo para cumplir con un compromiso muy serio: votar con sabiduría para defender a nuestra Patria sagrada del peligro de que caiga en las garras de sus enemigos acérrimos, arrebujados a la sombra de los nefastos partidos de derecha. Este deber honroso lo cumplirá votando masivamente por las planillas de candidatos a diputados de la Asamblea Legislativa y concejos municipales en todo el país, que se amparan bajo la bandera de la esperanza y el progreso: la del FMLN.
El pueblo votará abrumadoramente por esta bandera porque está consciente de que es la manera segura de defender y afianzar las grandes obras realizadas por el presente Gobierno de ese partido en beneficio de las grandes mayorías de los habitantes en nuestro territorio. Tales obras se extienden a lo largo y ancho de este territorio, sin dejar –nunca más, como lo han hecho los gobiernos anteriores—marginados a los sectores más necesitados.
El domingo 4 de marzo el pueblo rechazará airadamente a los partidos que (y disculpen los lectores el lenguaje fuerte que se hace necesario emplear en estos casos, tratándose de la Patria sagrada) han sido guarida de ladrones de todo calibre, evasores de impuestos, lavadores de dinero; jueces veniales, vendidos, prevaricadores; fiscales medrosos y plegadizos a intereses mezquinos; magistrados perversos y apátridas aliados y defensores de los primeros.
La población consciente sabe la importancia que tiene el que la Asamblea Legislativa esté predominantemente en poder de legisladores progresistas, humanitarios, visionarios y laboriosos (como los del Frente), que respalden las iniciativas y proyectos del Poder Ejecutivo, siempre pensando en favorecer los intereses del pueblo.
El soberano debe mandar a jubilarse ya a esos candidatos a diputados y alcaldes que por enésima vez quieren mantenerse en el tiovivo, quienes por su senectud no pueden aportar la menor idea constructiva y progresista para una legislación moderna. El electorado debe cerrarles definitivamente las puertas del Congreso a los que hoy están allí y sus entendederas no les dan ya para pensar nada por ellos mismos, debido a lo cual se rodean de una cohorte de decenas de asesores (¡85!), todos pagados con los dineros del soberano. También los que han cobrado “sobresueldos” y siguen allí tan campantes y rampantes devengando inmerecidamente otros sueldos y canonjías.
Debe conjurar también el pueblo el otro peligro de que, si no se copan las curules con diputados patriotas y progresistas, como son los del FMLN, se pudieran reelegir a los actuales 4 jinetes del Apocalipsis en la Sala (in)Constitucional –que han demostrado ser enemigos jurados del pueblo, como sus mecenas–, o elegir otros de la misma calaña.
Por eso, los electores sensatos, avisados, están desde ya escobas en ristre para echar a la basura a toda la escoria política, que tanta pudrición le ha ocasionado a la Patria y sus habitantes. Sabe que hay que echarla para conjurar el peligro de que todos los logros, las obras que han modernizado en muchas maneras a El Salvador, los destruyan y lo arrastren hacia atrás.
En esa fecha del 4 de marzo próximo nuestro pueblo digno y honorable rubricará con su voto la expresión más noble de su reconocimiento y agradecimiento a los miembros del actual Gobierno y al partido del progreso que ellos representan. En esa fecha no habrá el menor espacio para las ingratitudes y las traiciones, votando por planillas de apátridas.
Igual acción deberán hacer los electores tratándose de los candidatos a ediles y concejos municipales en todo el territorio nacional, principalmente en la capital y otros del área del Gran Salvador, rechazando con fuerza a los que son compinches de las pandillas y han hecho pactos con ellas para atraer sus votos en elecciones pasadas.
Con su acción de votar inteligentemente en estas elecciones del 4 de marzo próximo, el electorado debe también preparar el terreno y tenerlo bien abonado para el nuevo jefe del Ejecutivo que resulte victorioso con la misma bandera del FMLN, en las siguientes elecciones presidenciales. Con un Congreso afín y aliado, su gestión sería mucho más productiva y provechosa para las grandes mayorías de salvadoreños.
Por eso el soberano no debe descuidarse, no debe dormirse ni dejarse embaucar con las vacuas promesas de los candidatos de los partidos derechistas.
Por todas las razones anteriores, el soberano no puede darse el lujo de equivocarse desperdiciando su voto al darlo a sus enemigos. Sería un error monumental, histórico. Fatal. Un harakiri.
Pero confiemos. Con su sabiduría, nuestro pueblo sabrá afianzar la victoria épica de los candidatos del FMLN este 4 de marzo y la de las venideras elecciones presidenciales.