Por: Rolando Alvarenga
Por la voluntad de Dios e inspirado por Él, este mes de mayo cumplo 40 años de ejercicio periodístico luchando tenazmente por el bienestar de nuestros atletas y entrenadores. Cuatro décadas luchando periodísticamente porque los deportistas de este país tengan lo integralmente justo, para prepararse y rendir como Dios manda en todas sus competencias.
Y es que, a los atletas, hay que dignificarlos denunciando todo aquello que los empuje a la humillación, como no pagarles sus estímulos económicos estatales. Siempre he antepuesto, y lo seguiré haciendo, los intereses salvadoreños sobre los extranjeros. Específicamente, si una federación quiere traer un técnico extranjero y marginar a un nacional que ha demostrado tener capacidad. Es que, por mucha paja que se den, salvo contadas excepciones, este deporte nunca crecerá más allá de Centroamérica.
Ahora bien, este lunes –como se darán cuenta– no derramaré mi hígado en temas irritantes, pero reales. Hoy relataré en términos generales una síntesis de lo que han sido mis cuarenta años de trayectoria periodística.
En primer lugar, debo aclarar que no soy periodista graduado y nunca he tratado de sorprender a nadie con un título falso. ¡No lo necesito! Más bien, me considero un redactor natural y artesanal, que prefiere ser un periodista empírico con valentía para la denuncia, antes que un pomposo profesional del periodismo, pero sin huesos. Algo así como un gallo sin…
Cuarenta años que me han permitido ser testigo, en primer plano, de los grandes sucesos deportivos en este país y varias salidas a Centroamérica, Panamá y los Estados Unidos. También recibí algunos galardones que no me han hecho ni más buzo, ni más menso, entre ellos: “Periodista del Año de la FECARBOX”, afiliada al Concejo Mundial de Boxeo, en diciembre de 1993; “Redactor Olímpico 2006” y corresponsal de la Revista The Ring, editada en Miami y otros adornos.
Cuatro décadas en las que también he tenido la oportunidad de conocer y entrevistar a muchos campeones olímpicos y mundiales en las diferentes disciplinas. Experiencia que me ha permitido fortalecer los conocimientos periodísticos en la mayoría de deportes. Periodísticamente, mi filosofía en estos años ha sido: “Nadie torea al gato del bachi sin que se lleve una cornada”, “Te tengo en la mira, solo dame tiempecito para procesar tus trapitos al sol” y –la más importante– “Yo en tu equipo soy punta de lanza, pero en contra tuya, soy un cangrejo en el cuerpo”.
Considerándome justo, balanceando y atrevido a la hora de revelar las verdades amargas del deporte –incluso publicándolas con mi nombre y apellido– han sido cuarenta años sobreviviendo en una profesión ingrata, con las respectivas amenazas de muerte, malas palabras, malos deseos y hasta despidos. Una profesión tan ingrata que, cuando cumpliendo con tu deber escribes chuladas, eres “el periodistas más cachimbón”; pero, cuando denuncias, eres “el periodista más hijo de su…”. Por eso es que en mi caso nunca seré un periodista mediocre de escritorio y menos malinchista.
Finalmente, agradezco con eterna gratitud a Mario Méndez, ex octavo lugar del ranking Mundial de Boxeo CMB, por haber sido él quien, en 1977, me abrió las puertas del periodismo al presentarme con el bien recordado maestro Mauricio Saade Torres. También a los licenciados Raúl Beltrán Bonilla, Director de Deportes de YSKL “La Poderosa” por su apoyo de siempre; a Francisco Elías Valencia, director de Diario Co Latino, y a Manahen González, editor de Deportes de este valiosísimo diario del pueblo. ¡Gracias a Dios!
*Los conceptos vertidos en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quien los presenta.