Washington/AFP
Sébastien Blanc
Exactamente un mes después de la matanza con un fusil de asalto en un liceo de Florida, decenas de miles de estudiantes estadounidenses abandonarán este miércoles brevemente sus salones de clase en homenaje a las víctimas, un acto que tiene también su perfil político.
La acción, bautizada «National School Walkout» (Paro escolar nacional), comenzará este miércoles a las 10H00 locales y durará 17 minutos, un minuto por cada una de las personas mortalmente heridas de bala el 14 de febrero en una secundaria de Parkland.
Los organizadores provienen de la Marcha de las Mujeres, un movimiento espontáneo que el 21 de enero de 2017 concentró a millones de manifestantes opuestos a la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
Aunque el objetivo es honrar la memoria de los jóvenes y educadores muertos en el liceo Marjory Stoneman Douglas, la interrupción de las clases busca lanzar un llamado a actuar contra la proliferación de armas de fuego en Estados Unidos.
Las medidas exigidas, reproducidas en las redes sociales bajo el hashtag #Enough (Basta), mencionan principalmente la prohibición de cargadores de repetición (un dispositivo que permite a los fusiles semiautomáticos disparar ráfagas) y de armas de asalto como el AR-15.
Nikolas Cruz, el autor confeso de la masacre en Parkland, utilizó uno de estos rifles. La fiscalía de Florida anunció este martes su intención de pedir la pena de muerte para él, por los 17 cargos de homicidio premeditado.
Asimismo, también el miércoles un tribunal de Florida le leerá los cargos a Cruz, de 19 años.
¿Pósters o marchas?
El movimiento «National School Walkout» se declara además firmemente opuesto a «toda legislación que lleve a fortificar las escuelas con más armas».
Precisamente ese camino emprendió el lunes el gobierno de Trump. La Casa Blanca presentó una serie de propuestas que no prevén ni prohibir los fusiles semiautomáticos ni elevar de 18 a 21 años la edad legal para adquirir esas armas.
En cambio, el gobierno de Trump prometió hacer las escuelas «tan seguras como los aeropuertos, los estadios o los edificios públicos», formando en el manejo de las armas a los educadores voluntarios y reforzando la presencia en el lugar de policías y guardias armados.
En Estados Unidos los ataques en las escuelas son un peligro que afecta a los alumnos de todas las edades, pero algunos padres y educadores afirman que abordar este tema sensible con una manifestación podría tener un efecto traumatizante para los más jóvenes.
Súbitamente la preparación del «National School Walkout» generó un intenso debate sobre la edad de los alumnos que deberían participar en él. Las formas de expresión a privilegiar (reuniones, marchas, pósters, debates) y el tenor de las consignas también fueron muy discutidos.
Finalmente se planteó el problema de si se autorizaría a los alumnos salir de sus liceos y si los padres habían dado su aprobación.
Tres días de suspensión
En el país de la Primera Enmienda de la Constitución, que consagra la libertad de expresión, la posición adoptada por un distrito escolar de Texas fue criticada por muchos: el inspector de la enseñanza local, Curtis Rhodes, prohibió toda manifestación durante los cursos y advirtió que todo alumno que viole esta orden será suspendido durante tres días.
Por otra parte, el superintendente de escuelas del condado de Broward, al que pertenece Parkland, apoyó el movimiento y «la determinación con la que (los estudiantes) convierten el duelo y la rabia en acción».
En una carta pública divulgada el martes, el superintendente Robert Runcie dijo que las protestas planeadas «son momentos de enseñanza, en los cuales los estudiantes pueden demostrar su derecho a ser escuchados garantizado en la Primera Enmienda».
También la Unión estadounidense por las libertades civiles (ACLU, por su sigla en inglés) estimó que los centros educativos deberían usar la movilización de los estudiantes contra las armas con un sentido pedagógico.
«Es lamentable que ciertas escuelas consideren (esas manifestaciones) como actos alborotos y que amenacen a los alumnos con sanciones disciplinarias», dijo Sarah Hinger, una abogada de la ACLU.
Cualquiera sea la amplitud del «National School Walkout», los estudiantes estadounidenses prevén reunirse el sábado 24 de marzo para la gran concentración contra las armas de fuego en Washington, así como en decenas de otras grandes ciudades del país.