Luis Arnoldo Colato Hernández
Educador
Más 29 ECOS familiares cerrados, extensos recortes a salud, más despidos, aumentando exponencialmente la deuda a la UES, a los transportistas, más varias unidades de FOSALUD que han sido calendarizadas para su pronto cierre.
En sentido opuesto, el régimen sigue adquiriendo créditos, supuestamente para el bienestar público, sin que ello sea reflejado en mejorar las condiciones de los salvadoreños, lo que vemos en el creciente desempleo, con un 42,5% de la población desempleada, apenas el 11,8% empleada formalmente, el 60% de la PEA empleada informalmente [BCR/2024], con apenas un mínimo histórico en 2022, consecuente con el boom referenciado textil de China, además de las remesas, que en cuanto concluyó ese mismo año, volvió nuestro país a caer a sus mínimos históricos.
En este escenario, el régimen, que se presenta indefectiblemente como el que resuelve, exponiéndose narrativamente, paternalmente, es todo lo contrario, y lo anterior es apenas una máscara dirigida a las relaciones públicas, cuando en realidad y como todos sabemos, el caudillo, en torno al cual ha reducido a girar a todo el estado, se ha conformado como el aspirante a oligarca de turno, sustentada en las armas del ejército, la desinformación y la amenaza de siempre: “…sin mi regresarán los…”.
Y es que son varias las condiciones que confluyen para asegurarlo en el poder: el agotamiento del modelo político de democracia de mercado, el descrédito de la partidocracia, la inseguridad rampante, la pobreza imperante, etcétera.
El cansancio llano del pueblo que vio transcurrir tres décadas desperdiciadas por la partidocracia, sin avances ni progresos reales.
En ese escenario aparece este vendehumos que ofrece el cielo y la tierra, lo potable y hasta lo imposible, que, con la novedad y juventud, pero sin oferta real, arrasa con quinta columna incluida, asegurando mejores días con mucha prosperidad.
Habiendo asumido el cargo alega que el escenario no lo respalda, pues según este carece de los recursos porque se le niegan sistemáticamente desde el primer órgano, lo que soluciona con aquel autogolpe.
De entonces a la fecha ha supuesto el desmontaje de la completa institucionalidad, como la anulación de los derechos y libertades ciudadanas bajo el supuesto de reprimir la delincuencia, mientras al mismo tiempo alega que se ha vencido a la delincuencia, que sin embargo continúa operando.
Con la justificación de combatir la inseguridad, el régimen nos impone el estado de excepción, que por extensión ha supuesto la negación de toda información sobre la gestión pública, por lo que simplemente no sabemos porque no podemos acceder, del estado objetivo del erario público.
Así, sin reconocer su fracaso como gestión, los recortes a lo social se agravan, apostando solo al beneficio de pocos, con el dinero de todos.
La justificación para educación es volver más eficiente la inversión, que es falso, pues hacerlo supone formar integralmente, financiar con el 7% a educación, generando las condiciones para que esta en su momento se incorpore a la producción.
Pero eso es soñar por encima de las posibilidades de esta partidocracia.