Entrevista con Miguel Fernández Martínez, viagra help corresponsal de Prensa Latina en Siria
Por Néstor Martínez
Editor Suplemento Perspectivas
Fotografías archivo de Miguel Fernández
Pensé que tendría con Miguel una entrevista fría, medical cialis ya que le envié las preguntas por correo electrónico, pero me equivoqué. Las respuestas transmiten ese calor del Periodismo comprometido que parece que tuviera enfrente a Miguel. Por ahora está en Siria, ya antes estuvo en El Salvador «entre julio de 2013 y marzo de 2014, cubriendo las elecciones presidenciales. Guardo muy buenos recuerdos del Pulgarcito centroamericano. Espero regresar pronto», dice. En ese periodo recorrió todos los departamentos del país, y por las notas que escribe desde Siria estoy seguro que está haciendo lo mismo allá.
La entrevista tiene tres aspectos: La situación de Siria vista, vivida y analizada por Miguel, la segunda es acerca de su trabajo como Periodista y un par sobre Latinoamérica y su natal Cuba.
– Siria es agredida desde hace años por dos frentes, la que patrocina occidente y la de los terroristas del Estado Islámico, sin embargo el gobierno sirio no cae, ¿cuál es la clave de la resistencia siria?
Primero, dejemos algo en claro. No existen dos frentes en Siria. La acción de los grupos terroristas Estado Islámico y al-Qaeda (en Siria se conoce como Frente al-Nusra) es parte de la agresión orquestada por la OTAN, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Israel, Turquía,
Jordania, Qatar, y Arabia Saudita, entre otros países, y que inició en 2011, para intentar derrocar al gobierno que preside Bashar al-Assad.
La estrategia contra Siria se diseñó en Washington, quien intentó llevar la “Primavera Árabe” hasta Damasco, organizando y manipulando manifestaciones “pacíficas” que dejaron varios policías muertos.
Existen pruebas que el embajador de Estados Unidos aquí en 2011, Robert Ford, estaba detrás de estas manifestaciones públicas, que terminaron convirtiéndose en violentas.
Querían repetir las experiencias vividas en Libia, Egipto, Túnez, Yemen, donde pudieron remover a los gobiernos de estos países a través de una maquinaria muy bien diseñada y dándole poder a la Hermandad Musulmana, una organización de larga data violenta en la región del Medio Oriente.
Pero para lograr su propósito necesitaban tener una fuerza militar que se enfrentara al ejército de al-Assad, y ahí estaba al-Qaeda, con fuertes bases en Libia e Iraq, que inmediatamente tomó control de la situación en el país.
A pesar de la creación de varias agrupaciones armadas que supuestamente representaban a partidos políticos de oposición, como el Ejército Libre Sirio, una estructura militar armada y financiada por Francia, el Frente al-Nusra, brazo armado de al-Qaeda en Siria, tomaría las riendas de la agresión, hasta que apareció el grupo Estado Islámico, una escisión de al-Qaeda que terminó convirtiéndose en una fuerza independiente.
Ambas organizaciones respondieron desde el primer momento a los intereses hegemónicos de las potencias occidentales para fragmentar a Siria y derrocar a al-Assad, que por muchos años se negó a doblegarse a las directrices imperiales para la región.
Pero si quedaban dudas del compromiso entre las bandas terroristas y el plan orquestado por la CIA, a fines de mayo se dio a conocer un documento recién desclasificado, que incluía un informe de la Defense Intelligency Agency (DIA), fechado el 12 de agosto de 2012 donde quedaba evidenciado que el grupo terrorista Estado Islámico fue creado por Estados Unidos con ayuda de Turquía, Israel y algunas monarquías del Golfo (Arabia Saudita y Qatar).
El documento desclasificado reconocía que los servicios de inteligencia estadounidenses previeron el surgimiento y desarrollo de un califato islámico regido por el EI en Iraq y Siria, considerándolo como un elemento estratégico en las políticas para el Oriente Medio.
Tú quieres saber ¿por qué no ha caído el gobierno de Bashar al-Assad? Y justo esa es la pregunta que se hacen todos los días en las oficinas de la CIA y del Departamento de Estado en Washington, después de invertir miles de millones de dólares en este proyecto agresivo y genocida que ya ha costado más de 230 mil muertos al pueblo sirio.
A pesar de una férrea campaña difamatoria organizada por los grandes medios de comunicación que tratan a diario de satanizar al gobierno de Damasco, este sigue contando con el apoyo del pueblo, que en unidades de milicias, se une al ejército nacional para enfrentar el embate de los grupos terroristas, integrados en más de un 50 por ciento por mercenarios extranjeros que vienen a incorporarse a la yihad islámica (guerra santa) alentada por los líderes religiosos extremistas.
¿Qué gobierno ilegitimo, sin apoyo popular hubiera podido soportar una agresión internacional como esta por más de cuatro años? ¿Qué gobierno impuesto hace esfuerzos por encontrar una solución política a la crisis que vive el país a pesar de enfrentar una guerra terrorista? ¿De dónde salen los soldados que integran el ejército que lucha en las trincheras?
Y que conste, aún quedan muchos asuntos pendientes por solucionar en el entramado democrático de este país, pero ahora, pueblo y gobierno cierran filas frente al invasor terrorista.
– ¿Qué papel juega el pueblo sirio en esta resistencia?
El pueblo sirio es la clave en este conflicto porque es el que más lo sufre, es quien combate, sea en las filas del ejército nacional, en las milicias populares o en los grupos de resistencia que se organizan en las localidades atacadas por los terroristas.
El ejemplo más inmediato que tengo es el de los kurdos, en el norte del país, que han escrito páginas gloriosas de resistencia frente a las bandas armadas del Estado Islámico, organizados en Unidades de Defensa Popular.
Sin el apoyo del pueblo, no se podía resistir más de cuatro años de guerra y sobre todo la presión internacional, el bloqueo comercial y financiero impuesto por Estados Unidos y Europa.
– ¿Cuánto pesa la religión en el conflicto sirio?
La religión y el sectarismo étnico han sido los principales elementos de manipulación de este conflicto.
Primero hay que reconocer que Siria es un país laico, donde impera el respeto a la diversidad religiosa y étnica. Este país árabe es cuna de dos de las más importantes religiones del mundo: el cristianismo y el Islam y por siglos convivieron cristianos y musulmanes en tierra común.
Lo mismo pasa con las etnias, aunque hay una mayoría de origen sunita, en Siria hay presencia de chiítas, alawitas, ismaelíes, asirios, drusos, kurdos, armenios y muchos otros grupos originarios, sin que hayan tenido que pelear para disfrutar la unidad del país.
Exacerbar esas diferencias era parte del plan orquestado por Occidente para fragmentar al país, quien pensó que conseguiría dividir al pueblo sirio, pero fracasó en su intento.
Hoy puedes ver en la misma trinchera a un cristiano y un musulmán, combatiendo codo a codo contra las bandas terroristas que intentan aplicar una visión distorsionada del libro sagrado del Corán.
Hay que tener en cuenta que el Islam tiene dos maneras de proyectarse en este conflicto. El Islam, como religión y acto de fe, y el Islam político, que busca afianzarse en el poder a partir de la imposición de reglas muchas veces manipuladas por los clérigos extremistas.
– ¿Cuál es tu apreciación sobre el pueblo sirio?
Una de las cosas que más disfruto aquí es a los sirios. Es un pueblo laborioso, humilde, emprendedor y sobre todo muy amistoso. Pero lo que más me impresiona es su capacidad de resistencia, su invariable decisión de derrotar al terrorismo, al precio que sea necesario.
Recuerdo que durante un recorrido por la provincia de Hama, en la aldea de Messyaf, visité a una familia que había perdido en la guerra a uno de sus integrantes.
Conversé con los padres del militar caído en combate, con uno de sus hermanos, su viuda y compartí con sus hijos pequeños, pero me sobrecogió la actitud de la madre, que me aseguraba estar orgullosa que su hijo muriera defendiendo a su Patria y que ya tres más de sus vástagos estaban en las filas del ejército para combatir a los terroristas.
Es un pueblo heroico, sin dudas. A consecuencia de la guerra hay casi 4 millones de refugiados y casi 7 millones de desplazados de las zonas de combate y a pesar de eso, siguen trabajando y contribuyendo a mantener el país.
– ¿Cuáles son los problemas de la prensa local?
Muchos. Ya hablamos de la campaña mediática emprendida por las grandes cadenas de la comunicación en el mundo contra Siria, difundiendo noticias falsas o distorsionando la realidad de lo que realmente sucede aquí.
A eso, únele que muchas de las señales satelitales de la televisión siria han sido bloqueadas para que el mensaje no llegue a otros lugares, y las pocas que quedan funcionando, muchas veces son interferidas inescrupulosamente, violando todos los acuerdos internacionales de comunicación.
Otro elemento a tomar en cuenta es el alto precio que ha pagado la prensa siria en este conflicto. Más de 33 periodistas asesinados por los extremistas islámicos o muertos durante acciones combativas, en cumplimiento de su deber periodístico.
Medio centenar de periodistas secuestrados por las bandas terroristas, heridos en combate, víctimas de atentados terroristas. Pero de eso no hablan los grandes medios.
Solo les interesa cuando degollan a un periodista norteamericano o británico. Cuando cae un periodista sirio, es como si no existiera para la gran prensa.
Pero a pesar de eso, dan cobertura permanente a lo que sucede aquí, la televisión, los diarios, la agencia de prensa SANA, mantienen un ritmo informativo de todo lo que sucede en esta guerra
intervencionista,
– ¿Qué se siente despertar en Siria?
Nunca he pensado en algo más que salir a buscar noticias. El mismo ritmo que impone la guerra no te deja pensar en otra cosa. Hay mucho que decir todos los días y eso me obliga a despertar temprano y listo para informar.
– ¿Cómo sobrevive un periodista en un país en guerra?
Igual que un ciudadano de a pie. Uso transporte público, camino por las calles, me vinculo a la gente, hago mis compras y estoy pendiente a todo lo que sucede en el país.
La diferencia está cuando sales a los frentes de combate y compartes con el soldado en sus trincheras, porque sabes que te estás exponiendo a lo impredecible, a lo inmediato. Pero no hay de otra. Donde está la noticia, hay que ir, a pesar de los riesgos.
– ¿Cuál es tu agenda de la cobertura periodística?
No prediseño una agenda. Todos los días reviso temprano los partes de guerra, me actualizo con los medios de prensa locales, leo los periódicos y rastreo las últimas informaciones que se publican en Internet.
Después salgo a la calle a pulsar la realidad. Lo mismo entrevisto a un ministro, a un político, a un opositor, a un militar o a un simple ciudadano de a pie. En esa amalgama es donde encuentro la verdad.
– ¿Qué has aprendido, como periodista, de tu vivencia en Siria?
Después de 30 años de profesión, estar como corresponsal en Siria me ha permitido revalorizar muchos conceptos, aprender nuevas formas de rastrear la información, pero sobre todo me ha dado una gran lección en el orden humano.
Es interesante que mi cobertura anterior, fuera en El Salvador, hace un par de años, un país latinoamericano que también sufrió una larga y cruenta guerra, financiada por el imperialismo yanqui.
A pesar de las diferencias, muchas veces encuentro puntos de contacto en la capacidad de los pueblos por sobreponerse a la crueldad de las guerras.
– ¿Qué es lo que más te ha impactado de Siria?
Ya te dije. Su capacidad de resistencia como pueblo. Pero también me ha impresionado mucho hasta donde llega el egoísmo, el afán de destruir, la avaricia y la falta de escrúpulos de muchos países que se llaman desarrollados y dicen defender los derechos humanos de sus poblaciones.
También debo reconocer que estar aquí me permite tener una experiencia invaluable, casi única, por acercarme a la cuna de las grandes civilizaciones.
Damasco es la ciudad habitada más antigua del mundo, hay casi 7 mil años de historia incrustados en las calles de esta ciudad, lo mismo disfrutas visitar la tumba de San Juan Bautista, o caminas dentro de la mezquita de los Omeyas, uno de los lugares sagrados de los
musulmanes, o te apoyas a descansar en una columna construida durante el Imperio Romano.
Cuando termine mi tarea, me llevaré como experiencias muchas historias que contar, por ejemplo, que desde la ventana de mi apartamento veo la colina donde supuestamente Caín mató a su hermano Abel, según las Sagradas Escrituras cristianas.
Son experiencias únicas e irrepetibles.
– ¿Qué te motivó viajar a Siria?
Vine aquí como corresponsal de la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina, para la cual me honro en trabajar, pero además, porque tendría la oportunidad de vivir el conflicto desde dentro y aportar de manera noticiosa, a que se conozca la verdad de lo que aquí sucede.
– ¿Cómo se ve Latinoamérica desde Siria?
Increíblemente, Siria es un país cercano a Latinoamérica. Primero, por su compromiso por muchos años con el Movimiento de Países No Alineados. También por una larga e histórica relación con la Revolución Cubana. Me sorprende cada vez que me presentan y dicen que soy cubano, como mencionan inmediatamente a Fidel Castro o al Ché Guevara, íconos de la resistencia revolucionaria del siglo XX.
La imagen y el recuerdo del extinto presidente venezolano Hugo Chávez dejó huellas imborrables en el pueblo sirio, quien fue muy cercano a estas tierras y contribuyó extraordinariamente a consolidar los lazos de amistad entre sirios y latinoamericanos.
– ¿Cuál es tu opinión sobre el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos?
Es, sin dudas un paso histórico. Más de medio siglo de hostilidad por parte de varias administraciones estadounidenses contra Cuba, de imponer un criminal bloqueo económico, comercial y financiero que todavía persiste; de una guerra silenciosa que ha costado más de tres mil muertos al pueblo cubano, puede empezar a cambiar a partir de ahora.
Pero prefiero no aventurarme a opinar. El presidente norteamericano Barack Obama reconoció que Estados Unidos fracasó en su política hostil contra Cuba, pero dejó claro que sus propósitos siguen siendo los mismos, aunque ahora cambiarán el proceder. Estados Unidos sigue soñando con derrumbar a la Revolución cubana. Esa sigue siendo su peor pesadilla.
– ¿Está Cuba preparada para resistir la embestida del capitalismo?
Cuba ha sido un ejemplo de resistencia, incluso en los peores momentos, cuando los amigos no apostaban a nuestra supervivencia como país, pero seguimos ahí, en el mismo centro del mar Caribe, con una Revolución vigorosa que se modifica a favor de su gente. Los pronósticos, será motivo para otra entrevista.
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