Alberto Romero de Urbiztondo
@aromero0568
El 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, un día de lucha de las mujeres por el derecho al voto, la igualdad salarial, el acceso a la enseñanza, el divorcio, una vida libre de violencia o el control sobre su capacidad reproductiva y su sexualidad. En esta lucha, las mujeres han encontrado frecuentemente, oposición en las jerarquías religiosas, que en alianza con sectores políticos conservadores, pretenden mantener a las mujeres en posiciones de sumisión, dentro del hogar.
Producto de la frágil laicidad del Estado salvadoreño, se han aprobado leyes como la prohibición absoluta del aborto, incluso cuando está en riesgo la vida de la mujer gestante. Manuela fue una víctima de esta legislación y los prejuicios de algunos prestadores de servicios de salud y justicia. Era una mujer campesina de 33 años, analfabeta, con dos hijos de 7 y 9 años, cuyo marido los había abandonado, que enfrentó un embarazo y un parto precipitado en su casa, generándole una gran hemorragia y la muerte del producto en gestación. Fue acusada de aborto y finalmente condenada a 30 años por homicidio agravado, basado en prejuicios y sin evidencia de que hubiera realizado ninguna acción para provocar intencionalmente daño a la criatura. Murió privada de libertad y esposada a la cama del Hospital, por un cáncer que no le detectaron oportunamente ni tuvo el tratamiento necesario.
Al no encontrar en El Salvador justicia para reivindicar su inocencia y el reconocimiento del Estado de la violación de sus derechos, sus hijos y familia buscaron justicia en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, donde se verá su caso los días 10 y 11 de marzo.
Nuestro país debe consolidar el carácter laico del Estado para que leyes, políticas públicas y justicia se elaboren en base a criterios médico-científicos y los derechos de toda la ciudadanía y no en base a creencias y códigos de conducta de una religión especifica o de un servidor público. La efectiva laicidad del Estado, es una condición necesaria, aunque no suficiente, para seguir avanzando en el reconocimiento y garantía de los derechos de las mujeres.