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Ayer fue el Día Internacional de la Mujer, instaurado oficialmente por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 1975, para promover los derechos de las mujeres y la equidad de género. La primera propuesta de conmemoración se hizo en 1910, durante el Segundo Encuentro Internacional de Mujeres Socialistas.
Dos acontecimientos relevantes para el surgimiento de esta conmemoración son la muerte de 140 trabajadoras en Estados Unidos, en el incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York; y las huelgas de trabajadoras textiles de San Petesburgo, que sumaron a la gesta revolucionaria que terminó con la monarquía de Rusia.
En El Salvador las organizaciones de mujeres marcharon para exigir la despenalización del aborto cuando esté en riesgo la vida de la madre, sea inviable la vida del feto, cuando hubo violación sexual y en caso de trata de menores.
Esta propuesta está bloqueada en la Asamblea Legislativa por diputados/as conservadores.
También denunciaron la criminalización y detenciones arbitrarias de mujeres jóvenes, exigieron equidad en la participación política y demandaron cumplimiento de todos sus derechos. Además, en sintonía con las demandas de los demás movimientos populares, urgieron aprobar las leyes de agua y de soberanía alimentaria.
Para contribuir a la promoción de estas propuestas, la red informativa de ARPAS organizó el radio-foro “Las Mujeres Paramos”. Y ALER (Asociación Latinoamericana de Educación y Comunicación Popular) también se pronunció por la “equidad de derechos para las mujeres en todos los ámbitos de la vida”.
Asimismo, ALER demandó “garantía del derecho a una vida libre de violencia, así como la eficacia institucional en la prevención y justicia en denuncias de agresiones y feminicidios”.
“Denunciamos la mercantilización de la vida, la explotación y precarización laboral de las mujeres”, expresó la coordinadora latinoamericana de medios. Al mismo tiempo propugnó por “propuestas creativas ante la avanzada neoliberal y privatista que se impulsa en el continente con estrategias que atentan contra la soberanía y la autodeterminación de los pueblos y comunidades, especialmente desde los proyectos extractivistas de los bienes naturales”.
En este espacio editorial nos sumamos a las demandas sobre los derechos de las mujeres.