César Ramírez
@caralvasalvador
El 9 de febrero de 2020 aconteció el primer antecedente antidemocrático e inconstitucional contra el sistema institucional de la nación, la profundidad de ese evento develó la tendencia autoritaria de la actual administración.
El 9F fue el primer paso del camino equivocado de un gobierno sin capacidad de diálogo, la forma de solucionar los problemas entre los sectores no gubernamentales, académicos, sociales, fuerzas productivas etc. para encontrar soluciones ya no existe, pero el 9F fue el detonante que iniciaba la pérdida de concertación, unidad, solidaridad, gobernanza, racionalidad, etc. esa es la historia viva que nos acompaña, el uso del Ejército como primer recurso para invadir la Asamblea Legislativa en lugar del diálogo era el verdadero rostro de la Administración Bukele, posteriormente ya conocemos la imposición de los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, el retiro de jueces por decreto obligatorio, destitución de jueces que aplican la Constitución en contra de los designios de acusados injustamente, prisioneros políticos, despidos con escarnio público por Twitter, abuso en tiempos de Pandemia por las Fuerzas de Seguridad al enviar a ciudadanos a centros de contención por comprar pan, la imposición de Bitcoin en contra del clamor de académicos y economistas internacionales etc.
Ese triste día los medios de comunicación masiva del mundo observaron con estupor la llegada del presidente Nayib Bukele acompañado de la Fuerza Armada y PNC para tomarse la Asamblea Legislativa, se creó una imagen inolvidable en la Comunidad Jurídica de la nación y el resto del mundo, acción considerada increíble dentro de nuestra creciente democracia por los Acuerdos de Paz de 1992, pero poco tiempo después esos acuerdos fueron calificados de “farsa”, eso es el fondo del 9F: destruir la Historia, desmantelar las Instituciones como el acceso a información pública, acusar a las ONG de fachadas de partidos políticos etc.
El 9F es una acción absolutamente ilegal -pero nuestras autoridades niegan ese delito- es comprensible si su lealtad no corresponde al canon Constitucional, no obstante ahí pueden leer el repudio mundial en las Naciones Unidas, el Congreso Norteamericano, HRW, Unión Europea, Congresistas latinoamericanos, personalidades, etc., el 9F en su segundo aniversario sigue impune; pero al negar los motivos de la guerra civil, nos obligamos a defender las instituciones democráticas, pero si el papel de la Fuerza Armada y Policía Nacional Civil se orienta al siglo pasado, las respuestas generacionales serán las mismas, así la primavera salvadoreña se impondrá de nuevo a la oscuridad.
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