Isaac Bigio,
Analista Internacional
Mientras cientos de millones de trabajadores en todo el mundo celebran cada Primero de Mayo su día internacional, en esta fecha del 2008 es cuando el actual Primer Ministro del Reino Unido se convirtió en el primer británico en sobrepasar el millón de votos.
Hace doce años atrás Boris Johnson logró algo que ningún conservador ha podido conquistar: llegar a la alcaldía de Londres. Él lo hizo, además, derrotando a Ken Livingstone, quien había sido electo como Líder del Gran Consejo de Londres para el periodo de 1981-86 y quien luego en el 2000-2008 fue electo y reelecto como el primer alcalde que haya tenido la capital británica.
EL “ROJO” KEN
Cuando Margaret Thatcher era Primera Ministra (1979-90), ella consideraba que uno de sus grandes dolores de cabeza era tener a la izquierda laborista controlando al Gran Consejo de Londres. Este último estaba ubicado en el palacio donde ahora hay varios museos, el acuario y el “London Eye”. En los momentos de mayor confrontación, mientras Thatcher dominaba al palacio de Westminster al otro lado de la orilla del Támesis en el del City Hall había carteles denunciando la cantidad de desempleados que su gobierno producía.
Livingstone representaba la cara opuesta del thatcherismo. El “Rojo Ken”, como así le denominaban, apoyaba a las huelgas como la de los mineros que duró un año de 1984 a 1985 y se oponía a todas sus privatizaciones y medidas monetaristas. Thatcher le acusó de ser un amigo de los terroristas pues Livingstone pedía la libertad de Nelson Mandela y el retiro de las tropas británicas de Irlanda del Norte.
Temiendo que los conservadores no pudiesen reemplazar electoralmente a los socialistas del gobierno municipal de Londres, Thatcher decidió desmantelar al Gran Consejo de Londres en 1986. Así durante 14 años la mayor ciudad europea se convirtió en la única capital del oeste de su continente en no elegir a sus propias autoridades.
A los 3 años de haber sido electo en el gobierno, Tony Blair “devolvió” el autogobierno a Londres creando por primera vez el puesto de alcalde de Londres, así como también restauraría el parlamento de Escocia y crearía las asambleas de Gales e Irlanda del Norte.
Blair pensaba que sus fuerzas iban a arrasar en Londres, tal y cual el laborismo lograría imponerse masivamente en las elecciones de Gales y Escocia, pero sufrió un revés. Cuando él quiso desconocer la elección interna de Livingstone por las bases laboristas, el “rojo” se abrió y decidió candidatear como un independiente con los colores morados. Livingstone ganó ampliamente triplicando la votación del candidato oficialista laborista Frank Dobsson e imponiéndose en la segunda vuelta con el 57.9% de los votos, el porcentaje más alto de sufragios que cualquier persona haya sacado en la historia de Londres.
Luego Livingstone fue readmitido por Blair al laborismo y en el 2004 volvió a ganar las elecciones municipales como el candidato oficial del partido en el gobierno. El “rojo” volvió a competir con el conservador Steven Norris a quien derrotó por 11 puntos de distancia en la segunda vuelta, mientras que 4 años antes lo había hecho por una diferencia de casi 16 puntos.
En el 2008 Livinsgtone confiaba en que iba a ser reelecto. Él tenía a su favor haber conseguido que Londres fuese acreditada para ser la sede de las Olimpiadas del 2012, había hecho muchas concesiones a las minorías étnicas de la capital y tenía un plan de subsidios al transporte público. Paradójicamente, la antigua capital del mayor ultramarino de la historia lucía en todos sus paraderos de bus la bandera de la república bolivariana que se proclamaba como el principal rival del imperialismo. Londres llegó a asociarse con la Alianza Bolivariana de Nuestra América (ALBA), la cual le proporcionó petróleo a bajo precio. Cuando Hugo Chávez visitó a la capital inglesa él solo quiso verse con Livingstone, Corbyn y otros izquierdistas del laborismo pero con ningún ministro del gobierno de dicho partido.
BORIS ALCALDE
Los tories en Londres habían sacado el 27.1% en la primera vuelta del 2000 y el 29.1% en el 2004. Para Ken fue una sorpresa ver que Boris Johnson, al que menospreció, terminó sacando en los comicios municipales del primero de mayo del 2008 el 43.2% en la primera vuelta y el 53.2% en la segunda. El advenedizo conservador logró quitarle electores a Livingstone quien retrocedió al 37% en la primera ronda y al 46.8% en la segunda.
Luego en el 2012 Ken quiso desbancar a su Némesis pero esta vez Boris le ganó ajustadamente por un margen de 3 puntos en la segunda vuelta. Los laboristas en dicha elección ganaron ampliamente a nivel de la Asamblea de Londres pero Johnson como candidato a alcalde superó ampliamente los votos que su Partido Conservador tuvo para los asambleístas.
Para el 2016 Johnson sabía que no podría volver a retener a la alcaldía y que debía prepararse para ser Primer Ministro. Durante toda su carrera política siempre se caracterizó por tener un gran olfato político.
Su pragmatismo le hizo pegarse a la izquierda de su partido para ganar dos veces la alcaldía de Londres. Johnson llegó a tornarse en un campeón del medio ambiente introduciendo masivamente el uso de las bicicletas, postulando la amnistía a inmigrantes indocumentados y adoptando varias políticas sociales del laborismo.
Él ha sido el primer y único alcalde de Londres que se ha reunido varias veces con la comunidad iberoamericana o que ha visitado al Pueblito Paisa. Sus llamados a defender este último centro social, cultural y comercial y reconocer a los latinos y luso-hispanos en todos los formularios era parte de sus intentos de arrebatarle al laborismo bases sociales dentro de las minorías étnicas.
Cuando estuvimos con él en diversos eventos para los iberoamericanos no lo hicimos apuntalando sus políticas sino buscando que él cumpliese sus promesas en sentido de garantizar un barrio latino y el reconocimiento de la minoría de habla lusa e hispana en todos los formularios y con un mes de historia a nivel oficial.
BORIS HACIA EL PREMIERATO
Mientras para ganar Londres hay que pegarse a las minorías étnicas y a los inmigrantes, para ganar al Reino Unido él pensaba que debía pegarse a la mayoría de los ingleses blancos que querían romper con la Unión Europea. Repentinamente Johnson se convirtió en el vocero del Brexit quitándole esa bandera a Nigel Farage con el cual nunca quería aparecer a su lado, pues buscaba robarle su electorado.
Su conversión al euro-escepticismo sorprendió a varios de sus familiares y amistades pro-europeas pues él nunca había mostrado esa hostilidad a la UE cuando fue candidato a la alcaldía de Londres o cuando apoyó al tory más pro-UE que hay, Kenneth Clarke, para ser Líder del Partido frente a un rival tan anti-europeo como siempre ha sido Ian Duncan Smith.
Johnson es una persona que solo candidatea cuando sabe que va a ganar. Por eso, cuando su mano derecha Michael Gove le atacó públicamente, desistió de competir en las internas conservadoras tras que él fue el responsable de que el NO a la UE ganase con 17,4 millones de votos, la votación más alta en la historia británica. Desde entonces él se estuvo preparando para encabezar el ala dura pro-Brexit para cuando Theresa May se desgaste.
El 12 de diciembre él logró algo que parecía poco probable en las semanas previas. Johnson había sido duramente criticado por haber suspendido el parlamento (algo que la corte consideró unánimemente como inconstitucional) y por haber sacado de su bancada a más de 20 parlamentarios haciendo que los conservadores pierdan toda forma de mayoría. Él astutamente tendió a Jeremy Corbyn una trampa demandándole que acepte el adelantamiento de elecciones generales, a lo cual él accedió.
BORIS REELECTO
Corbyn, al igual que Livingstone, pensaban que sus propuestas de reformas sociales en favor de los más pobres y trabajadores les bastarían para ganar los comicios. Nuevamente Johnson demostró el mayor organizador de victorias electorales que hoy tiene el Reino Unido.
El hombre que inclinó la balanza por el NO en el referendo europeo del 2016 decidió concentrarse en un solo punto. Para él los comicios debían ser en torno al Brexit. Corbyn pensaba que Johnson iba a ser “pan comido” como lo fue Theresa May en las elecciones generales del 2017, en las cuales él hizo que el laborismo salte del 30% al 40% de los votos concentrándose en demandar el fin a la austeridad y relegando el Brexit al segundo plano.
En las elecciones euro-parlamentarias de mayo 2019 se había demostrado que la opinión pública se estaba centrando en la cuestión europea. Corbyn había adoptado una posición intermedia sosteniendo que él iba a negociar una nueva salida pero manteniendo varias cosas de la UE, pero eso les hizo pasar del primer lugar en las encuestas al tercero en las urnas, todo un desastre.
Mientras Corbyn pensaba que él iba a ir sobrepasando gradualmente a Johnson, tal y cual él lo había hecho previamente con May, Johnson no cometió el error de la anterior primera ministra de eludir debates y decidió que todas sus intervenciones empezaran y acabaran diciendo que el Brexit es la salida y que solo él lo va a lograr.
Si para ser electo alcalde de Londres Johnson se acercó a las minorías étnicas y a los inmigrantes, para ser Primer Ministro él debió buscar quitarle votos al laborismo en sus bastiones más hostiles a la inmigración y a la UE. Gracias a su pragmatismo él acabó desbancando a los parlamentarios del solido norte laborista de Inglaterra.
En algún momento Johnson estuvo cerca de la lona pero sus rivales se equivocaron y lo menospreciaron. Si después que la corte obligase a Johnson a restablecer el parlamento este hubiese llamado a un referéndum es probable que la mayoría hubiese revertido la decisión de romper con la UE. Jo Swinson, la lideresa de los liberales demócratas que creía que su partido iba a dar una gran sorpresa pues había duplicado su bancada captando disidentes de los tories y laboristas, terminó perdiendo su bancada y su jefatura partidaria por pensar que ella podría polarizar al país entre su persona y Johnson.
Johnson tuvo la astucia de convertir a las elecciones generales en un nuevo referéndum en el cual el Brexit podía ganar con menos del 50%, pues a él le bastaba superar el 40% y una cifra significativa por encima de los laboristas para conseguir una mayoría parlamentaria absoluta para imponer sus planes.
En diciembre Johnson logró algo que parecía imposible. Él venció las elecciones generales incrementando la mayoría parlamentaria absoluta conservadora, unificando al partido en torno a él y sacando de la escena a los líderes de los otros 3 grandes partidos rivales: Nigel Farage, Jeremy Corbyn y Jo Swinson.
Hoy Johnson celebra los doce años de su primer gran triunfo electoral teniendo que enfrentar a las dos mayores crisis que haya tenido su país en la postguerra. Una la humanitaria que consiste en derrotar a la pandemia. Otra la sociopolítica que consiste en garantizar que para fines del 2020 se logre un pacto de ruptura definitiva con la UE.
Un consuelo para él es que en esta fecha tanto su persona como su novia se han librado del coronavirus y que ambos acaban de ser padres de un nuevo bebé.
Johnson es una figura que va a dar mucho que hablar en los siguientes años y un constante error que tienen sus rivales es menospreciar su increíble pragmatismo y sentido de supervivencia y oportunidad. Así como no entender que lo que sus rivales le tildan de ser “payasadas” son hábiles intentos de conectarse con la población.
Por el momento Johnson ha evitado ser arrinconado debido a la gran cantidad de muertos producidos por haber dictaminado que el Reino Unido sea uno de los últimos países europeos en decretar la cuarentena. Esto, en parte, se debe a una corriente de simpatía hacia su persona (especialmente tras haber estado un mes con el coronavirus) y a la inercia de su triunfo electoral.
Hoy él debe emplear todos sus talentos para evitar que la pandemia se extienda, de paso a futuras políticas de austeridad, y que tanto esto como el Brexit generen un desmembramiento del Reino Unido.