@RosmeriAlfaro
Este próximo 6 de marzo se celebra el día nacional de la Reforma Agraria. Con motivo de la celebración la Confederación de Federaciones de la Reforma Agraria Salvadoreña (CONFRAS), patient recordó la lucha de campesinos y campesinas que lucharon para que se creara dicha reforma.
En El Salvador, prescription la reforma agraria tuvo una importancia histórica, viagra sale pues de ella se derivaron acontecimientos que marcaron un cambio económico, social y productivo en el país.
“Muchos hombres y mujeres campesinos tuvieron que entregar su vida para que nosotros hoy estemos produciendo alimentos… cualquiera puede decir que eso no dice nada pero para nosotros, miembros de las cooperativas eso significa vida, implica alimentación y soberanía.
Para nosotros, poseer esta tierra que nos ayuda a producir alimentos para el pueblo salvadoreño, es un éxito de la reforma agraria salvadoreña”, expresó Abel Lara, Presidente de CONFRAS.
La Reforma Agraria se desarrolló en tres fases. Un 6 de marzo en 1980, la “Junta Revolucionaria de Gobierno” aplicó el Decreto 154, conocido como la primera fase de ésta. Todas las propiedades que excedían a 500 hectáreas fueron sujetas a expropiación. 207 mil 853 hectáreas fueron transferidas a 31 mil 250 familias campesinas sin tierras.
La segunda fase de la reforma fue más compleja y se expropiaron los excedentes de propiedades mayores de 100 hectáreas en tierras de buena calidad y de 150 en tierras de menos calidad.
“Esta fase no se cumplió ya que hubo un reacomodo de la derecha en la Asamblea Legislativa y los partidos de derecha tenían la mayoría, y tenían el avance de la reforma agraria, por lo tanto se siguió exigiendo las tierras, es entonces cuando se da una tercera fase”,
indicó Lara.
El 28 de abril de 1980, se llevó a cabo la tercera fase con la aplicación del Decreto 207. Y 138 mil 797 manzanas fueron adjudicadas y se creó la Financiera Nacional de Tierras Agrícolas (FINATA), destinada para la compra de parcelas que fueron asignadas a 37 mil 900 familias campesinas que arrendaban esas propiedades de tierra.
De acuerdo con el Presidente de CONFRAS, en esta fase hubo un error de diagnóstico, pues los pequeños arrendatarios, beneficiados con la fase tres, en su mayoría rentaban tierras de pequeños y medianos propietarios.
“Cuando se aplicó el decreto se descubrió que ya no se les estaba quitando tierras a los terratenientes, sino a los agricultores”, manifestó.
“Cumplida la primera y la tercera fase, el país tuvo muchos cambios en la parte económica productiva y social, porque los grandes monopolios de este país se dedicaban a tres cultivos principales: la caña, café y algodón, esto no garantizaba la seguridad alimentaria del pueblo salvadoreño por lo que el país estaba importando más del 80% de lo necesario para su alimentación”, agregó.
Según declaraciones de Lara, fue en esa nueva estructura cuando la economía del país empezó a producir maíz, arroz y frijol, como productos básicos de la canasta básica salvadoreña.
“Desde ahí se empezó a ser un país productivo en todas las escalas y además, la vida de los campesinos que vivían en extrema pobreza dio un giro porque hoy podían producir sus propios alimentos”, expresó.
“A 36 años de su ejecución, la reforma requiere de nuevas políticas para su recuperación”, afirmaron representantes de la confederación.
CONFRAS indicó que mantendrá la lucha campesina por la justa distribución de la tierra, ya que están seguros que con el proyecto impulsado por el Gobierno se garantizará que el proceso de distribución y de productividad de la tierra sea profundizado.
“En ese sentido, nuestra apuesta es que el gobierno del FMLN retome el proceso de reforma agraria con una visión integral, con una perspectiva encaminada hacia la construcción de la soberanía alimentaria y nutricional que garantice una sana alimentación y mejore las condiciones de vida de mujeres y hombres productores de la tierra”, concluyeron.