Por: Iván Escobar
Colaborador
El lunes 10 de octubre se cumplen 36 años del devastador terremoto de 1986, que dejó grandes daños materiales y muertes en la capital salvadoreña, así como afectación en gran parte de los municipios del área metropolitana. Como todos los años, desde la tragedia, este 10 de octubre, un grupo de socorristas Veteranos de la Cruz Verde Salvadoreña, así como personal activo de la institución de socorro, participarán en un homenaje a las víctimas del sismo, principalmente del edificio Rubén Darío, símbolo de la tragedia, confirmó Guadalupe Solano.
Solano es hija de Luis Guillermo Solano “Piocha”, veterano fotógrafo que captó con su lente, momentos de la tragedia, y particularmente el desplome del edificio Darío, y los primeros rescates en la zona de tragedia, por lo cual remarcó que nuevamente estarán este 10 de octubre homenajeando a las víctimas. “Piocha” falleció en noviembre de 2018, después de una larga trayectoria profesional en el mundo de la imagen.
A las 11: 50 de la mañana, del viernes 10 de octubre, un fuerte terremoto de magnitud 7.5 en la escala de Richter, sacudió la ciudad capital. El sismo provocó la destrucción de gran parte de los edificios de la ciudad, casas particulares, y otras estructuras, dejando como saldo fatal 1,500 fallecidos, y cientos de lesionados y desaparecidos.
En aquel tiempo, El Salvador estaba en medio del conflicto armado, el cual debido al sismo entró en receso, a partir de una tregua entre ambas partes. Los salvadoreños con este sismo sumaban una nueva tragedia y el desafío de salir adelante como nación.
La ciudad colapsó, y los daños a la fecha siguen presentes 36 años después, lo cual se refleja en viejas edificaciones que están de pie, pero inhabitables, así como antiguas viviendas muy afectadas, principalmente de la zona sur de la ciudad. El homenaje tendrá lugar en el centro comercial Rubén Darío, lugar en donde estaba ubicado el Edificio Darío, sobre la calle del mismo nombre. Los organizadores de esta actividad que se da cada año, se reunirán previamente para estar a las 11:50 de la mañana, hora de la tragedia compartiendo y recordando anécdotas de aquel triste día, y, sobre todo, para reiterar la necesidad de estar preparados ante cualquier eventualidad que se presente, precisó Solano, quien ya prepara la ofrenda floral y la fotografía dedicada a su padre. “Con mi papá, cada año veníamos, en 2018 fue la última vez que le acompañé, hoy sigo con los compañeros la tradición”, concluyó Guadalupe.
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