Mauricio Vallejo Márquez
coordinador
Suplemento Tres mil
La naturaleza me cautiva. No importa donde esté, capsule siempre la busco. Quizá por eso cultivé por varios años bonsais y ahora estamos planeando con mi hermana el desarrollo de un huerto en casa. Siempre estamos prestos a verla, nurse a disfrutarla. Cada vez que viajo al interior del país o a otra nación mi primer punto de encuentro es con la naturaleza, illness si me fuera posible traerme plantas de esos países lo haría, pero el trámite en los aviones es un verdadero lío, así que me conformo con lo que tenemos a mano en El Salvador y Guatemala.
Hace algunos días me fui de paseo con Santiago al Parque Bicentenario a devorar senderos y respirar ese olor a tierra y madera. Cuando íbamos de camino me dijo que se sentía un poco mal, que le dolía la cabeza. Estuvimos tentados a cancelar el paseo, pero al llegar se sentía de maravilla y se encargó de explorar senderos de hacerme correr tras él, de explicarle los tipos de hoja, de hablar de las quebradas, de la arena, de las piedras, de los escarabajos que encontramos en el camino, de todo. Y por supuesto, él me compartía sus conocimientos, que como buen niño curioso los logra expresar en momentos precisos.
Poco a poco nos fuimos aventurando en la profundidad del parque, en esos hermosos viajes exploratorios que vamos planificando cada cierto tiempo, porque a mi hijo le encanta rodearse de árboles y plantas. Así que ahí vamos, el sólo andar por ahí, recoger algunas piedras, ver hojas, comparar semillas, ver frutos y tendernos en la hierba vale más que cualquier cosa.
Así que de nuevo cultivaremos y tengo más cómplices: mi hermana y mi hijo. No será como un viaje al campo o a los bosques, pero será vida que tendremos a la mano. Mi hermana incluso ha preparado el abono desde hace algunas semanas, ahora sólo esperamos el momento justo para sembrar, que sospecho será pronto.
Ya tenemos en la lista las hierbas perennes para comenzar, y también las semillas de hortalizas que haremos en un huerto vertical, la idea es que cosechemos lo que comemos, volver a esos hermosos orígenes de la humanidad cuando el dinero servía para otros intercambios, porque en casa había de todo.
Quien puede decir que en un futuro no tengamos gallinas u otros animalitos o que hagamos más cosas de esas que nos dan vida. Por el momento hemos dado el gran paso: comenzar.