Samuel Amaya
@SamuelAmaya98
En la cripta de catedral metropolitana de San Salvador se desarrolló la misa dominical presidida por el padre Guillermo Palacios, en esta jornada hablaron sobre la parábola de la mujer adúltera, el perdón de Cristo y la injusticia por solo llevar ante Jesús a la mujer y no al hombre quien también fue pecador.
El padre habló que Jesús tuvo frente a frente a una adúltera, humillada porque había sido sorprendida en adulterio. Y pidieron para ella, sentencia de lapidación. Y aquel Jesús que después de echar en cara, sin decir palabra, el pecado de los propios jueces le pregunta a la mujer: “Nadie te ha condenado?” “Nadie, Señor. Pues yo tampoco te condeno; pero no peques más.”
Sin embargo, Guillermo Palacios hizo mención de que en ese momento llevaron ante los ojos de Jesús solo a la mujer y no al hombre, que de igual forma era pecador. “había una injusticia desde entonces”, detalló.
En el Deuteronomio señala que toda mujer sorprendida en adulterio debía morir y cuando quedaba un espacio para discutir cómo debe ser esa muerte, discutían los fariseos y los letrados: “¿por lapidación, por estrangulación?” y a esto se refiere la pregunta: “Esta mujer ha sido sorprendida en adulterio, nuestra ley dice que debe morir, ¿Tú qué dices? Según la discusión actual, ¿cómo debemos matarla?”. A Jesús no le importan esos detalles legalistas. Con un disimulo superior a esa mala voluntad de los que le ponían una trampa se puso a escribir en la tierra, ellos insisten y Jesús da la gran respuesta: “El que de ustedes esté sin pecado, que tire la primera piedra”.
Los más viejos se fueron yendo del lugar porque tenían más pecados incluso que la mujer adúltera. Sobre el tema, Monseñor Oscar Arnulfo Romero, en vida, afirmó que a Jesús no le importan los legalismos contra la mujer adúltera y con sabiduría pidió que quien estuviera sin pecado tirase la primera piedra, por ello la feligresía católica presentó unas piedras simbolizando que se necesitan defensores como Jesús, que no permita a seres sin conciencia, lapidar los derechos y la dignidad de la mujer.
La mujer adúltera ante todo el escarmiento creyó en Dios y fue perdonada.
La feligresía presentó también, un retrato de Romero, simbolizando al auténtico acompañante de Jesús que aceptó su martirio enfrentando a las fuerzas opresoras y que pidió en nombre de Dios no reprimieran al pueblo, que respetarán los derechos de Dios y que no se obedecieran leyes inmorales.