Carlos Girón S.
Arlington Dallas, salve Tx. Para el próximo jueves 16 de septiembre está señalado el segundo round del debate televisado de los numerosos aspirantes a suceder a Barak Obama en la Casa Blanca. Por el momento van 24 –sólo dos mujeres– los que han declarado su deseo de dirigir a la nación representativa de la gran civilización de nuestros tiempos.
Grandes países como Rusia, medical China, discount Gran Bretaña, Francia y otros, son avanzados, pero no al grado de los Estados Unidos, que muestra una supremacía en todos los campos, como la ciencia y la tecnología. (Desgraciadamente no se queda atrás la industria armamentista, que va a la cabeza). Esto se advierte en cuanto al aspecto material; en lo opuesto, lo espiritual, no sabría asegurarse nada. Sin embargo, hay signos que pueden darle una pauta al ojo del curioso y observador que analiza y compara
En la antesala del evento electoral del 8 de noviembre próximo, los numerosos precandidatos, recuerdan el concurso de Miss Universo –evento que se le cayó de la boca al bocón de Donald Trump al mandarlo a pasear Televisa rescindiéndole el contrato que tenía con él para transmitir dicho evento a toda Latinoamérica, acción que fue como justa protesta por las injurias proferidas por el clown billonario contra el pueblo mexicano. En el concurso se escoge como reina a la mujer más bonita e inteligente. En la elección preelectoral, no se selecciona por belleza, sino por simpatía y sabiduría de los programas de gobierno que presenten.
La elección del colegio dependerá de cuán convincentes y viables sean las plataformas y programas que cada uno someta a la consideración no sólo de los miembros del mismo colegio, sino también de los aproximadamente 250 millones de electores, de una población estimada en más de 325 millones, de los cuales se computariza que 160,6 millones (49.4%) son hombres y 164.7 millones (50.6%), mujeres.
El voto hispano sigue siendo de gran peso para inclinar la balanza hacia el candidato ganador. En la actualidad, esa población en este país se contabiliza en más de 55 millones de personas. Estos votos ya los perdió el clown Trump. Los otros candidatos pueden atraerse a muchos miles de ellos apoyando e impulsando nuevas medidas que tiendan a legalizar al mayor número de dicha población.
La elección dependerá también del enfoque que ofrezcan y la solución a problemas como: terminar de sacar al país de la recesión; mantener y fortalecer la influencia de este país en la geopolítica mundial. Y otra álgida: la población migrante.
En lo económico, va recuperándose gracias a un plan de estímulo presupuestario y monetario de largo alcance adoptado por el Gobierno de Barak Obama. El año pasado, el crecimiento alcanzó un 2,2%. Los economistas explican que podría llegar a 3,4% en 2015 debido a la debilidad de las tasas de interés y al dinamismo en la creación de trabajos y al bajo endeudamiento de los hogares.
El año pasado, el presidente Obama dictó medidas para recuperar deudas fiscales pendientes que tienen algunas empresas, así como para evitar la evasión. (No se conoce aquí que los deudores hayan brincado y pataleado, ni puesto demandas contra funcionarios que manejan la hacienda pública).
En cuanto al empleo y el desempleo, se informa que después de un alza en lo segundo el año pasado, en el presente, el empleo se ha recuperado en un 6.1%.
La brasa encendida que no quisiera recibir nadie que resultare electo para la Casa Blanca, es el de los 11 y pico millones de inmigrantes sin papeles legales para permanecer y trabajar en territorio estadounidense. Todo mundo sabe que es un nudo gordiano, pero nadie tal vez se atreva a ser el Alejandro Magno que lo desate. No es imaginable un medio de repatriar o deportar a un océano de personas.
Los precandidatos Jeb Bush y Marco Rubio, proponen seguir haciendo lo que ya comenzó con razón y justicia el presidente Obama, al realizar una masiva legalización.
Parte por su buen corazón, parte por sensatez, el presidente dio ese paso para no perjudicar la productividad del país. Ésta descendería sensiblemente al quedar sin la fuerza de la mano de obra que representan esos millones de hombres y mujeres, que ayudan a mover la maquinaria de la economía estadounidense, y que, como tanto se ha dicho, aparte del trabajo que efectúan en las industrias y el agro, miles realizan faenas en muchos hogares y otros oficios que no son del agrado de los propios estadounidenses. Obama simplemente ha actuado con gran sensatez. Sería una locura proceder de otra manera, excepto para el clown.
En el ámbito de las relaciones exteriores, los precandidatos quieren mantener la hegemonía de esta nación en el mundo. Para empezar, tendrían que hacer crecer la economía para al menos igualar o superar al gigante asiático, China, que cada vez se expande más, no sólo con la invasión de sus productos en todos los mercados, incluidos los Estados Unidos, sino también por la influencia que va ganando al establecer relaciones diplomáticas y comerciales con varios de los países grandes en Sur América.
Otro asunto preocupante es la autonomía que día a día afianzan esos mismos países con los demás de la región –el CONASUR y la CELAC–, cuyos gobiernos han lanzado proclamaciones de una nueva independencia, reafirmando que jamás, y menos ahora, han sido ni serán “patios traseros” de nadie. Y se les puede creer, pues saben a lo que se atienen, comenzando por sus abundantes recursos naturales y los humanos.
En lo que es la Eurozona, no todos sus miembros se sienten contentos de seguir a un solo capitán y menos extraterritorial. Alemania –con su actual canciller– es una que se siente capaz de seguir por su propio camino y alejarse de tutelas ajenas.
Tal es el panorama que aguarda a los futuros sucesores de Barak Obama y Joe Biden en la Casa Blanca.