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A la militancia del FMLN

El FMLN realizó el domingo pasado sus elecciones internas para elegir a su nueva dirección nacional, departamental y local, lo que sin duda, algún desgaste político les habrá ocasionado, tanto en el grupo ganador de las elecciones como de los perdedores.

Pero en un partido democrático, revolucionario y socialista, después de tanto avatares en su historia, el resultado de una elección interna, no debe ser en modo alguno motivo de ruptura, sino todo lo contrario, apostarle a la unidad primero, luego comenzar a desarrollarse.

Y es que todos los militantes del FMLN, y quienes han sido sus candidatos para conducir el partido, deben tener presente que afuera, luego de haberlos sacado del Gobierno, la consigna es “destruirlos”, destruir  al partido, por eso la saña en los despidos, que desgraciadamente algunos efemelenista aplauden.

Hay suficientes acciones como para no dudar de esa idea, de ahí que la militancia debe llenarse de sabiduría, teniendo claro que la UNIDAD es de vital importancia en este momento, porque luego viene el desarrollo, es decir, volver a conquistar con la palabra y la praxis a ese pueblo que lo abandonó el 3 de febrero.

Y si Antonio Gramsci estuviera vivo, seguro les escribiría una carta pidiéndoles por la unidad, como lo hizo al Comité Central de la URSS en 1926, cuando se afloraba la primera gran división del Partido Comunista de la URSS, tras la muerte de Lenin, aquí algunos fragmentos de esa carta, que no pierde vigencia:

Carta al Comité Central del Partido Comunista Soviético (Octubre de 1926)

“Queridos camaradas:

Los comunistas italianos y todos los trabajadores conscientes de nuestro país, han seguido siempre con la mayor atención vuestras discusiones. En vísperas de cada congreso y de cada conferencia del P.C.R. hemos estado siempre seguros de que a pesar de la aspereza de las polémicas, la unidad del Partido no se hallaba en peligro; aún más, estábamos seguros de que al alcanzar una superior homogeneidad ideológica y orgánica, a través de tales discusiones, el Partido estaría mejor preparado y dotado para superar las múltiples dificultades inherentes al ejercicio del poder en un Estado obrero. Hoy, en vísperas de vuestra XV Conferencia no tenemos la misma seguridad que en el pasado; nos sentimos irresistiblemente angustiados; nos parece que la actual postura del bloque de las oposiciones y la dureza de las polémicas en el P.C. de la URSS exigen la intervención de los partidos hermanos. Es precisamente esta profunda convicción la que nos impulsa a dirigiros esta carta. Podría suceder que el aislamiento en que nuestro Partido se ve forzado a vivir, nos haya llevado a exagerar los peligros que se refieren a la situación interna del Partido Comunista de la URSS; en todo caso no son exagerados nuestros juicios sobre las repercusiones internacionales de esta situación y como internacionalistas, queremos cumplir con nuestro deber.

La situación interna de nuestro partido hermano de la URSS, nos parece diferente y mucho más grave que en las precedentes discusiones, porque hoy vemos producirse y verificarse una escisión en el grupo central leninista, que ha sido siempre el núcleo dirigente del Partido y de la Internacional. Una escisión de este género, independientemente de los resultados numéricos en las votaciones del Congreso, puede tener las más graves repercusiones, no solo si la minoría de oposición no acepta con la máxima lealtad los principios fundamentales de la disciplina revolucionaria del Partido, pero también si sobrepasa, en el curso de su lucha, ciertos límites que son superiores a toda la democracia formal.

Una de las más preciosas enseñanzas de Lenin, ha sido la de que debemos estudiar mucho los juicios de nuestros enemigos de clase. Pues bien, queridos camaradas, lo cierto es que los periódicos y los hombres de Estado más notables de la burguesía internacional, contemplan atentamente este carácter orgánico del conflicto existente en el núcleo fundamental del Partido Comunista de la URSS, cuentan con la escisión de nuestro partido hermano y están convencidos de que la misma llevará a la disgregación y a la lenta agonía de la dictadura proletaria, que esa escisión determinará esa catástrofe de la revolución que no lograron las invasiones y las insurrecciones de los guardias blancos. La misma fría circunspección con que hoy la prensa burguesa trata de analizar los acontecimientos rusos, el hecho de que procure evitar, en lo que le es posible, la violenta demagogia que le caracterizaba en el pasado, son síntomas que deben hacer reflexionar a los camaradas rusos, hacerles más conscientes de su responsabilidad. Hay aún otro motivo por el que la burguesía internacional cuenta con la posible escisión, o con la agravación de la crisis interna del Partido Comunista de la URSS. El Estado obrero existe en Rusia desde hace nueve años. Es cierto que solo una pequeña minoría de las clases trabajadoras e incluso de los mismos partidos comunistas en los otros países, está en condiciones de reconstituir en su conjunto todo el desarrollo de la revolución y de encontrar, incluso en los detalles que constituyen la vida cotidiana del Estado de los Soviets, la continuidad del hilo rojo que conduce hasta la perspectiva general de la construcción del socialismo”.

“No solo las masas trabajadoras en general, sino la misma masa de nuestros partidos ven y quieren ver en la República de los Soviets, y en el Partido que está en el gobierno, una única unidad de combate que actúa en la perspectiva general del socialismo. Solo en cuanto las masas occidentales europeas ven a Rusia y al partido ruso desde este punto de vista, aceptan voluntariamente y como un hecho históricamente necesario, que el Partido Comunista de la URSS sea el partido dirigente de la Internacional, solo por eso hoy la República de los Soviets y el Partido Comunista de la URSS, constituyen un formidable elemento de organización y de propulsión revolucionaria.

“Los partidos burgueses y socialdemócratas, por la misma razón, explotan las polémicas internas y los conflictos existentes en el Partido Comunista de la URSS; quieren luchar contra la influencia de la revolución rusa, contra la unidad revolucionaria que en todo el mundo se está forjando en torno al Partido Comunista de la URSS”.

“(…) Pues bien, la agudeza de la actual crisis y la amenaza de escisión, abierta o latente que entraña, paraliza este proceso de desarrollo y de reestructuración de nuestros partidos, cristaliza las desviaciones de derecha e izquierda, retarda una vez más el éxito de la unidad orgánica del Partido mundial de los trabajadores. Y es particularmente sobre este aspecto que consideramos nuestro deber de internacionalistas, llamar la atención de los camaradas más responsables del Partido Comunista de la URSS. Camaradas, en estos nueve años de historia mundial habéis sido el elemento organizador y propulsor de las fuerzas revolucionarias de todos los países; la misión que habéis desempeñado no tiene precedentes en toda la historia del género humano, que puedan comparársele por su amplitud y profundidad. Pero hoy estáis destruyendo vuestra propia obra, estáis degradando y corréis el riesgo de anular el papel dirigente que el Partido Comunista de la URSS, había conquistado bajo el impulso de Lenin…”.

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