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En el editorial del miércoles pasado enumeramos algunas de las críticas bien intencionadas, que algunos sectores y personalidades han hecho al Plan Control Territorial que se puso en marcha a partir del 20 de junio, en su primera fase. Las críticas obedecían a que en el plan anunciado y puesto en marcha, no contemplaba el tema de la prevención.
No obstante, el martes pasado, el presidente anunció la fase II del plan, en un principio daba la impresión que era una profundización de la primera fase, ya que el presidente Bukele ordenó “peinar” Residencial la Gloria, donde fue asesinado un agente policial y donde arrancaría la fase dos del plan. Para quienes vivimos la guerra civil “peinar” era un término utilizado para la Fuerza Armada, para buscar centímetro a centímetro un territorio para “limpiarlo” de guerrilleros.
No obstante, la Fase II de lo que trata fundamentalmente es de acciones del Estado enfocados en la prevención, y eso explica la solicitud del mandatario de 91 millones de dólares.
Creemos que el presidente Bukele y su equipo de seguridad debería analizar el Plan El Salvador Seguro, que creó el Consejo de Seguridad Ciudadana y Convivencia (CSCC), pues allí contempla no solo aspectos estrictamente con la represión contra los grupos criminales, sino también la parte preventiva y cómo financiarla.
En este sentido, recomendamos también que analice el espíritu de la Ley de Contribuciones Especial, aplicada a las llamadas telefónicas y grandes contribuyentes, porque es un mecanismo que ya está funcionando para captar recursos para la seguridad, tanto para la parte represiva como la parte preventiva.
Lo importante, en todo caso, es que el Plan de Seguridad del presidente Bukele contempla el elemento preventivo, lo cual restará cualquier otra crítica que no esté relacionado al estricto cumplimiento de los procedimientos legales. El Salvador se merece una oportunidad, y esa debe ser la apuesta.
