El señor fiscal general de la República Douglas Meléndez se ha colado en la agenda mediática de la Embajada de los Estados Unidos, y la derecha política y empresarial del país, para descalificar al Gobierno del Presidente Salvador Sánchez Cerén, por haber entablado relaciones diplomáticas con la República Popular China.
Seguramente, con la información brindada por la Embajada de Estados Unidos, el fiscal general se subió a una lancha, acompañado de varios medios televisivos, y llegó hasta la isla Perico, en el Golfo de Fonseca, para averiguar si era cierto que le estaban vendiendo la isla a un empresario Chino.
Por supuesto, que antes de ir a gastar viáticos a La Unión, el señor fiscal debió averiguar si en efecto toda o parte de la isla era propiedad del Gobierno, lo cual no era necesario, ni perder tiempo en viajar hasta la isla, pues, siendo que es toda una autoridad en el país, solo debió mandar un oficio para que la entidad respectiva le informara cuál era el estado legal de la isla.
Y, luego, a partir de la información exigir al Gobierno del Presidente Sánchez Cerén, o los responsables de la entidad correspondiente, informara si la parte que le corresponde al Estado de El Salvador estaba siendo vendida o no.
Una vez obtenida la información, ordenar lo pertinente, según lo demanden las leyes salvadoreñas.
El señor fiscal, lamentablemente, como ya hemos dicho, se subió a una lancha para ir a investigar “in situ” si la isla era de alguien, de quién, y si se estaba vendiendo.
Obviamente, ninguna de las más de 50 familias que residen en el lugar –beneficiadas desde hace un par de años con proyectos de la Embajada de los Estados Unidos, a través de USAID-, le iban a informar nada, pues, esos negocios si existen se hacen en otros lugares y a otros niveles.
Por supuesto, que los asesores del señor fiscal no lo saben, y si lo saben, lo mandaron a formar parte de un show que solo le interesa a la Embajada de los Estados Unidos.
A partir de esa visita, de la que solo obtuvo especulaciones que fueron repetidas por él ante los medios, ha llegado a una gran conclusión: “investigar cómo y por qué se entablan relaciones diplomáticas con China Popular”.
Creemos, señor fiscal, que no es necesario investigar mucho, solo es cuestión de leer el artículo 168, inciso quinto, de la Constitución, en la que se establecen las atribuciones y obligaciones del Presidente de la República, entre ellas, dirigir la diplomacia.