Licda. Norma Guevara de Ramirios
@guevara_tuiter
Como las familias y las empresas, cialis sale la mayor parte de gobiernos gastan en tiempo presente en cuestiones que se pagarán en el futuro, lo que hace incurrir en endeudamiento. En las familias la mayoría de veces así se llega a ser propietario de la casa, de la refrigeradora, de los muebles, del televisor y otros enseres. En el Estado es casi imposible tener excedentes para construir una carretera, ampliar aeropuertos, renovar las edificaciones escolares u hospitalarias; casi siempre estas y otras obras se realizan con préstamos de mediano y largo plazo. El pago de las deudas tiene que ser considerado en los presupuestos de cada año y su acumulación reduce la capacidad de gasto.
La deuda del sector público es uno de los problemas más serios y más antiguos. Para evitar el endeudamiento o para disminuir el antiguo, es importante alcanzar niveles de tributación que permitan pagar la deuda y hacer frente a nuevas necesidades. En nuestro país los niveles de tributación han sido bajos y la calidad de tributación ha sido regresiva, es decir que se origina su mayor parte en tributos indirectos; por eso los últimos cinco años se hicieron pequeños esfuerzos por aumentar el pago de impuestos directos, reducir el déficit fiscal que se encontró en junio de 2009, pero se está muy lejos de haberlo resuelto.
Las reformas que se estudian en la Asamblea si llegaran a ser aprobadas servirían para hacer frente a las inversiones necesarias y al pago de la deuda; no tienen ni el propósito, ni tendrían el efecto de afectar el ciclo productivo de las empresas. Una revista a la deuda explica porque se necesitan las dos cosas que hoy se discuten: Bonos para resolver problemas de liquidez y los impuestos para aumentar los niveles de tributación existentes y que están por debajo de lo que otras sociedades vecinas pagan.
El Ministro de Hacienda, Carlos Cáceres ha dejado claro el origen del endeudamiento existente. En el quinquenio de 1991 a 1994, pese a la ayuda directa que en el conflicto recibió el país, el endeudamiento fue alto comparado a su anterior, el del ex Presidente Duarte. En el quinquenio siguiente (1994 – 1999) Calderón Sol incrementó la deuda en un 21%, sin embargo esa deuda esconde una cifra que es la deuda más dramática, que no se origina en préstamos sino en otras obligaciones de ley como es la deuda de pensiones originada en la obligación de pagar el complemento de las pensiones, sin que el gobierno perciba un centavo de las cotizaciones pagadas por los trabajadores y esa deuda que crece geométricamente, representa en 2014 el 11.7% del PIB.
En el quinquenio de Francisco Flores (1999 – 2004) el incremento de la deuda fue de 78%, con el agravante de que muchos préstamos para obras importantes desaparecieron sin explicación como ocurrió con la supuesta construcción del Hospital de Maternidad, otros hospitales y carreteras; es decir que hoy estamos pagando esa deuda sin que el país haya recibido los supuestos beneficios que esos dineros debían dar. En el quinquenio del ex Presidente Antonio Saca la deuda se aumentó en 49% y en el quinquenio del ex Presidente Mauricio Funes, el crecimiento de la deuda fue de un 33%. Una alta proporción de la deuda del último quinquenio (2009 – 2014) es originada en la deuda de pensiones, mientras que los críticos del endeudamiento aprovechan su capacidad de ocupar decenas de páginas cada semana atribuyendo al último mandatario la causa del endeudamiento.
Como es de esperar el pago de la deuda acumulada llegó a alcanzar un déficit fiscal del 6.3% en 2004, al final del mandato de Funes se redujo al 4%, pero ese déficit es el que crea acumulativamente el problema de liquidez que busca ser resuelto convirtiendo parte de la deuda de corto plazo en deuda de bonos, para eso el pedido de autorizar al gobierno a emitir 800 millones de bonos y con ello pagar deuda de letras del tesoro (LETES).
El otro pedido de autorizar otra emisión de 356 millones de dólares es para pagar los certificados emitidos en 2009, pagar un fideicomiso que fue gastado en educación y seguridad por otro gobierno de Arena, es pagar una deuda con otra deuda y mantenerla siempre solo pagando los intereses.
Ni diputados, ni reales analistas financieros y economistas ignoran esta realidad, debieran por eso apoyar además de la emisión de bonos, la reforma fiscal que es el punto por el cual se puede reducir efectivamente la proporción de deuda y además ayudar con ambiente positivo al crecimiento de la economía. Esperamos que la racionalidad venga y desplace la “ganancia falsa” de mentir y ocultar la realidad y sus orígenes.
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