Yanuario Gómez
@DiarioCoLatino
“A quemarropa el amor” es un documental del director español
Vicente Holgado, en el que plasma una muestra de la vida del escritor y poeta salvadoreño Carlos Ernesto García, exiliado en Barcelona, España, en la década de los ochenta a causa del conflicto armado que vivía el país.
En la producción cinematográfica titulada como uno de los mejores poemas del escritor salvadoreño, el director español entrelaza imágenes de parajes que marcaron la infancia de García en su natal Santa Tecla y estampas de Barcelona, España, su actual lugar de residencia mientras él narra como el asesinato de su familia a manos de la extinta Guardia Nacional cambió su existencia.
“Un auto con hombres fuertemente armados llegó a casa, llamaron a la puerta, mi madre respondió, preguntó a quien buscaban y ellos dijeron mi nombre, mi padre me indica que salga por la puerta de atrás, llego a la habitación de mi hermana y veo en ella una mirada de terror, fue la última vez que nos vimos”, relata García en el documental.
El escritor salvadoreño relata como luego de salir de su casa y aproximarse a la verja del vecino escuchó como se producían los primeros disparos que segaron la vida de sus seres queridos, y con ellos moría una parte de su existencia.
Esa noche de junio luego de los impactos de bala fue inundada por una suave lluvia, seguida de un silencio sepulcral que le comunicaba a aquel joven que al amanecer del siguiente día, su vida sería totalmente distinta.
El documental muestra al poeta bajo una luz tenue mientras narra como esa noche luego del fatídico suceso decide regresar al Liceo Salvadoreño, una institución educativa marista donde experimenta el rechazo de los demás, quienes lo denuncian a las autoridades y se ve forzado a escapar para meses después viajar a Barcelona.
“Desde la ventanilla del tren comienzan a aparecer aquellas construcciones, arquitectura nueva que te cautiva, se me ha quedado grabado el blanco de las casas y el azul del mar, una especie de bienvenida a lo que sería una nueva vida que ya lleva cerca de 40 años”, recuerda García.
García cuenta que estando radicado en Barcelona pasan los días, y comienza a vivir momentos delicados desde el punto de vista emotivo con la celebración de fiestas entrañables para la familia que al ver la alegría de los demás y recordar a sus parientes asesinados le sumía en una profunda soledad.
El poeta cuenta como encontrándose radicado en Europa es invitado a formar parte de la coordinación europea de Radio Venceremos, la voz oficial del FMLN, una emisora guerrillera que operaba en el departamento de Morazán la cual era considerada por los Estados Unidos y el ejército salvadoreño como un objetivo militar.
“Nosotros ocuparíamos el lugar de esas ondas, a través de las universidades, sindicatos y cualquier tipo de organización, para difundir esa revolución aquí en Europa”, recuerda García.
Luego de la firma de los Acuerdos de Paz en 1992, el escritor recuerda como muchos de los salvadoreños exiliados por la causa del conflicto armado toman la decisión de regresar al país para reunirse con sus familias, pero él decide quedarse debido a que no tenía un lazo familiar al cual volver.
Tomada la decisión de permanecer en el viejo continente, García retoma la literatura fundamentalmente en lo referente a la poesía, participa en eventos literarios y se proyecta en el mundo literario de Cataluña.
Después de varias transiciones entre paisajes de la ciudad de Barcelona e imágenes del escritor salvadoreño narrando los hechos que cambiaron su vida y forma de ser, aparecen personajes del mundo del arte europeo, que con su residencia en la ciudad tuvieron la oportunidad de conocer la historia del salvadoreño.
Estos artistas coinciden en que Carlos Ernesto García junta su vida política y poética en su obra, ya que recoge la tragedia propia y de miles de centroamericanos con un componente social y de critica a ciertos pasajes de la historia y la sensibilidad de la poesía.
Esta identificación con la historia de muchos centroamericanos le valió para que artistas de la región retomen varias de sus obras para adaptarlas en obras de teatro, música, danza, escultura y pintura.
En el ámbito nacional, Mauricio González director de teatro adaptó el poema “Ausencia”, el cual trata de la pérdida de un ser querido.
“El teatro brinda esa posibilidad de tomar esas letras y poder escenificarlas en un lenguaje corporal, metafórico y no solamente la parte recital, sino encontrar algo escondido que una palabra o frase pueda dar”, dijo González.
En uno de sus poemas denominado “Yo no tengo casa”, el escritor salvadoreño muestra esa faceta de furia mientras relata como alguien le avisa que la casa en que vivió durante su infancia se encuentra en ruinas: “a mi que me importa, que se derrumbe, para mi esa casa desapareció hace muchos años y con ella lo que más quería, mi familia”, externó.
Cada una de las obras de García, que dicho sea de paso han sido traducidas a varios idiomas, contiene un componente de critica social, denuncia, del dolor de llorar a sus seres queridos, la soledad del exilio y el refugio que significa la poesía para alguien que perdió lo que más amaba.
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