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¿A QUIÉN SIRVE LA PRENSA?

Luis Arnoldo Colato Hernández
Educador

La función de la prensa es la de informar. Empero tal tarea siempre ha estado sujeta a variables como la economía, sensacionalismo, falsedades, objetividad, subjetividad, veracidad, etcétera.

Así, por ejemplo, los conflictos entre las naciones, cuando elevan su tono en la medida en que las partes son incapaces de encontrar un punto a partir del cual mediar entre sí, imponen a la información un carácter partidario, sometiéndola a una creciente alienación a la par que deja de ser objetiva, pues nacionalismos, racismo, política y economía, procuran a la vez imponer una narrativa afín a los intereses propios, como extensión del conflicto mismo, mientras se discrimina la opuesta.

Tales escenarios, que debieran por definición ser excepcionales, se extrapolan a todo quehacer humano, por lo que la información, debemos entenderlo, simplemente fluye atendiendo intereses particulares, con la intencionalidad de manipular la opinión pública.

Si lo consideramos, entenderemos que la casi totalidad de información circulante, ha dejado de ser en buena medida objetiva.

Si por ejemplo tomamos la información que consumimos acá, descubriremos que esta se ve ampliamente dominada por la narrativa del oficialismo, que ha cooptado las fuentes de emisión mediante una inyección sin precedentes de recursos económicos, con el solo propósito de alienar a la población en favor del régimen y del statu quo que representa.

La filosofía tras esto es la misma que acuñará Joseph Goebbels para la Alemania nazi, con un principio tan simple como humano: “…repite una mentira 100 veces y será verdad…”.

Porque las personas simplemente aceptamos la versión dominante, la de la mayoría.

Así, en nuestro medio, las granjas de troles hacen esa tarea por los medios a su disposición, entiéndase, prensa, radio, televisión, red, etcétera, imponiéndonos la narrativa oficial, la del gobierno de facto que padecemos, lo que supone una crasa violación a la libre expresión y al derecho a la información, que el estado salvadoreño reconoce a favor de la ciudadanía.

Tal hecho ha derivado en una serie de señalamientos que, por este vejamen, se le ha hecho al régimen en diferentes momentos, que ha llegando incluso a permear las negociaciones que, por un rescate financiero, adelanta ahora mismo con el FMI, el cual reclama como condición previa, el retorno a la legalidad para continuar.

Para entender el valor de la verdad examinemos lo sucedido en el decenio de los 70´s en los EEUU, cuando quién entonces fungió en la presidencia de aquel país, Richard Nixon, supuso que podía, arguyendo que de la seguridad estatal se trataba, mentir y actuar al margen de la ley “porque era el presidente”, lo que derivó en una serie de audiencias ante la suprema corte que finalmente impuso el reconocimiento al principio de que nadie está por encima de la ley, y es la prensa la garante de que la verdad se conozca [SCEEUU/sep1974].

 

Aquel día en que la moralidad se impuso está ahora muy lejos, pero debemos seguir abanderando que la prensa, en cualquiera de sus formas, debe responder a la verdad.

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