Rolando Alvarenga
@DiarioCoLatino
Tan ahuachapaneca como Los Ausoles y Alfredo Espino, la artista de las Bellas Artes, Martita Regalado (fallecida el 25 de enero de 2015, a los 98 años de edad en esta capital), fue durante varias décadas una especie de Embajadora Cultural de Ahuachapán para todo el país. Trayectoria que alternó con su profesión de Maestra Clase B del Ministerio de Educación, laborando en los Niveles de Primaria y Plan Básico, preparando la parte artística en las tradicionales celebraciones escolares.
Gracias a su talento y formando parte de los staffs artísticos de las diferentes generaciones, “Doña Martita” se presentó en los principales escenarios salvadoreños. Sus actuaciones estelares las cumplió en las décadas sesenta-setenta en el Teatro Nacional de San Salvador participando con buen suceso en las célebres “Noches de Arte”, que siempre y en horarios nocturnos abarrotaban este escenario.
Sobre las tablas tenía una impresionante facilidad para ejecutar todo tipo de movimientos corporales y todo tipo de gestos faciales. Siempre fue muy profesional y responsable al cumplir sus presentaciones.
En lo personal, y por eso escribo con propiedad y en primera persona, estando interno en el Hogar del Niño de San Jacinto, de esta capital, tuve junto a un grupo de chicos y chicas, el privilegio de ser su alumno de teatro, entre 1966 y 1969. Puedo dar fe de que antes de recibir sus clases, la mayoría eramos muy tímidos, reservados y acomplejados, pero desde que recibimos sus clases teatrales nuestras vidas fueron experimentando un cambio radical en nuestra personalidad hasta llegar a un cambio radical.
Es que como artista de pura sangre, su filosofía del arte era que: “llorando, cantando, bailando, tristes o riendo, todo los días somos artistas de la vida”.
Con el orgullo ahuachapaneco sobre su pecho, doña Martita se entregó con buen suceso a transmitir cultura artística y académica a nivel nacional y entre 1967 y 1997 se fue a trabajar a los Estados Unidos y después regresó a la patria querida para disfrutar de un retiro digno consentida por sus hijos Mario y Ricardo.
En una patriótica iniciativa y bajo el impulso del Comité “En Vida Hermano, en Vida”, el Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (CONCULTURA) y el Comité Olímpico de El Salvador le tributaron un público homenaje con diploma incluido. Ceremonia privada solo para personalidades del mundo artístico-cultural salvadoreño que la estremeció de pies a cabeza, haciendo un gran esfuerzo por contener las lágrimas y las emociones encontradas.
Y en cumplimento a lo que un día dijera Juan Manuel Serrat: “murió el poeta lejos del hogar y hoy le cubre la tierra de un país vecino”, desde el 2015, los restos mortales de doña Martita Regalado descansan en paz en el Cementerio Jardín de Antiguo Cuscatlán. Sin resignarse a que un día partió a la gloria celestial, le sobreviven su hijos Ricardo y Mario, herederos de algunas pinceladas en el difícil arte de la actuación pública.
HISTÓRICOS AHUACHAPANECOS
Finalmente, y a propósito de personajes históricos que en los diferentes campos pusieron muy en alto los colores ahuachapanecos, viene al caso recordar los nombres del ex Presidente Interino de El Salvador (1982-1984), Alvaro Magaña, el Presidente de la República, Francisco Menéndez y el fundador de la Primera Escuela de Derecho de Ahuachapán Isidro Menéndez.
En el deporte resaltaron el fútbol, la familia Salaverría Lagos, patrocinando al “tanque fronterizo”; Rodolfo Cea Torrento, Oliverio “el hombre de hielo” Gómez, en el boxeo, Marco Aurelio Pinto, en el baloncesto, Salvador Gomar Cáceres, Gladys Alvarenga, Marielos Aguirre, Nájera Najarro, en el atletismo, Sandra Torrento y en el periodismo, Guillermo Peñate Zambrano, Humberto Peñate Orantes y el todavía activo, JC Piedrasanta.
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