Sergio Inestrosa
Ayer, hoy y mañana continuarán
matando a la gente en Ucrania, El Salvador,
Sudán, Siria, Brazil, Libia, Afganistán,
Somalia, Venezuela, Yemen, Congo, Iraq,
México, Colombia…
En todas partes, están matando gente
de muchas formas,
están matando mujeres, líderes comunitarios,
ambientalistas, obreros, estudiantes,
indígenas, campesinos, indigentes, periodistas.
Los asesinos, hay que admitirlo,
hacen bien su trabajo, son profesionales de la muerte
Y liquidan a quienes estorban los planes
de sus jefes, de los poderosos a quienes sirven
a cambio de un sueldo.
Ahora mismo, la vida de aquellos que se oponen
a los poderosos,
de aquellos que alzan la voz contra las injusticias,
corre mucho peligro.
Señores poderosos, dueños del gran capital,
culpables de la miseria de tantos;
señores gobernantes al servicio de las empresas,
a ustedes me dirijo para demandarles
que respeten el sagrado derecho de vivir con dignidad.
A usted joven soldado, que sigue órdenes injustas
como las de matar en nombre del gobernante en turno.
A usted señor que asesina mujeres por rabia,
por despecho, por un mísero sueldo.
A usted señor de traje, corbata y pistola bajo el saco,
guarura a sueldo.
A ustedes señores traficantes de personas,
de drogas, de órganos.
A ustedes, traficantes de sueños
que se aprovechan de la pobreza de las mujeres
para prostituirlas en las grandes capitales.
A todos ustedes me dirijo
para informarles que la vida es sagrada;
para exigirles que respeten la vida de los demás
para que llegado el momento,
podamos respetar la vida de ustedes.