Luis Arnoldo Colato Hernández
Ecuador
El señor Trump anunció el jueves 1º del mes en curso, que EU abandona el Acuerdo de París, siendo de inmediato cuestionado por personajes como Obama, Al Gore, Chuck Schumer, varias decenas de alcaldes norteamericanos, Elon Musk, múltiples líderes del mundo, las jefaturas de las grandes corporaciones del globo, etcétera, al unísono condenando la medida unilateral tomada y dadas las implicaciones que ello tendrá; la razón, el efecto directo de la medida en el ya afectado entorno y por las emisiones de la industria pesada norteamericana, siendo los EU el mayor productor de CO2 del planeta.
La razón argüida por Trump es: “…el cambio climático es un cuento y una trampa china, que frena a la industria y a la economía americanas…”, negando el cambio climático como fenómeno real que tiene efectos concretos en la vida, la salud o las especies en general, la economía y las estructuras sociales establecidas; pero además enfrentándose al consenso que la comunidad científica tiene en torno a los riesgos de no hacer nada al respecto, por la degradación de la biodiversidad.
Ya la medida se veía venir cuando finalizando la semana anterior, la canciller Merkel denunció que el G7 se enfrentó, “…todos contra uno…”, al describir como procuraron sensibilizar a Trump sobre la importancia de que EU se mantenga dentro del acuerdo, a lo que replicó su interés de abandono que ahora concreta.
El efecto inmediato sin embargo, es de carácter político, con la concreción del aislacionismo estadounidense así como la radicalización del proteccionismo económico que se veía venir desde el arribo del señor Trump a la casa blanca, es decir, el triunfo del ala dura del gobierno, representada por Sthepen Bannon y Scott Pruitt, que se impone a los moderados Rex Tillerson y Willbur Ross. Es decir, la meta propuesta de reducción de gases de invernadero por la anterior administración como compromiso de los EU con la recuperación del ambiente global, de reducir hasta un 28% de las emisiones de gases de invernadero para el 2025 no se cumplirá, lo que se hubiese traducido en contener el aumento de temperatura global en los 2.2°C para finales de siglo – habiendo alcanzado los 1.1°C ya, con una población de 7,000,000,000 de habitantes ahora y la perspectiva de alcanzar los 15,000,000,000 para el 2050 con el consecuente agotamiento de recursos-; pero en cambio la industria altamente contaminante será desbloqueada, eliminando los controles y agudizando la crisis, en aras del interés nacional, al lanzar además el más equivocado de los mensajes a la comunidad internacional, teniendo el efecto que ya supuso el abandono al protocolo de Kioto en el 2001, pero devastando aún más la ecología del planeta, por lo que debemos concluir que tal medida no es sobre las arrogantes y mezquinas conductas de Trump, sino además de como toda la población del planeta se verá afectada por ésta y como su nivel de vida se deteriorará cada vez más conforme los espacios se reduzcan y el clima responda consecuentemente.